Gestionar la impulsividad: técnicas para transformar decisiones apresuradas en respuestas conscientes

La impulsividad puede afectar vínculos, decisiones y emociones. Con técnicas simples como el “semáforo” y la respiración profunda, es posible frenar, reflexionar y transformar esta característica en una aliada.

Pareja discusión enojado
Pareja peleada.
Foto: Freepik.

Hoy quiero conversar sobre cómo gestionar la impulsividad, una característica de personalidad que se trabaja cada vez con mayor frecuencia en el consultorio.

Si bien es propia de algunos trastornos psiquiátricos, gente que no padece ninguno puede definirse como una persona impulsiva.

Para que puedas identificar estos rasgos y ver si realmente sos una persona impulsiva, se trata de alguien que está en lo que yo llamo “modo hacer”: todo el tiempo hace, toma decisiones, habla, opina sin parar a reflexionar, sin un pienso antes.

Evidentemente este actuar es algo que nos genera complicaciones o en principio no es favorable o funcional a nuestros objetivos.

Discusión pareja
Pareja discutiendo.
Foto: Freepik.

Problemas.

Esto tiene repercusiones en todas las áreas. Una persona impulsiva tiene un impacto negativo a nivel laboral, ya sea con su jefe o sus pares, académico, social, profesional. Necesitamos identificar esta característica y aprender a gestionarla.

Las impulsivas son aquellas personas que rápidamente contestan, toman una decisión, dan una respuesta importante sin trabajo previo de análisis, de reflexión y obviamente que todas sus decisiones, opiniones, al no estar elaboradas seguramente no sean el mejor camino.

Esto va a extrapolarse a las emociones. La persona impulsiva es aquella que muestra enojo, ira, emociones negativas sumamente exacerbadas. Lo podemos ver todo el tiempo en el tránsito: ante una maniobra que no es de su agrado insulta sin esta instancia de reflexión.

Una pausa para la reflexión.

¿Por qué tiene que estar esta instancia de pienso? Porque es el paso del tiempo el que nos ayuda a evaluar, a hacer un análisis, diferenciando aspectos positivos y aspectos negativos, ventajas y desventajas. ¿Qué es lo que pasa si yo hablo, si opino, si digo que sí o si digo que no?

Lo mismo pasa a la inversa. ¿Qué ocurre si yo no opino, no digo nada, no tomo una decisión en este momento y me doy esa estructura de demora, ese tiempo para la reflexión?

Si ya te identificaste como una persona impulsiva, para trabajar y gestionar esta característica a tu favor y que te sea funcional y adaptativa a tu vida en general, una de las herramientas es tomarse un tiempo antes de tomar una decisión importante, una decisión trascendental en tu vida.

Incluso es útil escribirlo, plasmarlo. Sacarlo desde el cerebro y llevarlo a lo concreto, hacer una tabla de ventajas y desventajas, consecuencias positivas y negativas de esa decisión que tengo que tomar o de ese proyecto que puedo emprender o no. Es imprescindible hacer ese análisis previo a dar una respuesta, siempre que la decisión pueda dilatarse en el tiempo.

La técnica del semáforo.

Cuando se trata de situaciones cotidianas en el tránsito o en una reunión laboral, en algo que no estamos de acuerdo y tenemos que evaluar si expresarnos o no hay una técnica muy eficaz que se llama la técnica del semáforo. Así como tenemos en él las tres luces antes de cruzar la calle, también veremos la roja, amarilla y verde antes de hablar, de dar una respuesta, de expresar nuestra ira o enojo a través de un insulto que puede herir a otra persona.

La roja indicaría que hay que parar, la amarilla pensar y la verde actuar. Esto parece complicado, pero lo podemos hacer en fracción de segundos si tenemos claras las luces del semáforo: parar, pensar y actuar. Ese actuar muchas veces, quiere decir “me callo y no digo nada”.

Otra técnica sumamente eficaz para modelar y autorregular esta impulsividad es la respiración profunda. Esta se puede alternar con el semáforo: al poner luz amarilla y detenerte se pueden hacer unas respiraciones profundas que te ayuden a equilibrar. Harán que tu cerebro baje los niveles de cortisol, de ansiedad, de estrés y que puedas pensar con claridad.

Porque esto es lo que ocurre también con la persona que es impulsiva: se siente invadida por sus emociones, básicamente las negativas, y no le permiten pensar claramente ni tomar decisiones en este sentido.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

salud mental

Te puede interesar