Qué dice la psicología sobre ignorar a alguien por mirar el celular y cómo afecta los vínculos

Se conoce como 'phubbing' y puede ser muy molesto para la otra persona; sin embargo, expertos en comportamiento humano brindan consejos para evitar que esto dañe las relaciones.

Phubbing, celular
Hombre ignora a su pareja por usar el celular.
Foto: Freepik.

Redacción El País
El phubbing —ignorar a otra persona por mirar el celular— se volvió tan cotidiano que ya forma parte del paisaje social: parejas en un bar sin mirarse, padres revisando notificaciones mientras sus hijos hablan, amigos interrumpidos por un mensaje “rápido”. Aunque parezca un gesto menor, la psicología advierte que este hábito puede deteriorar profundamente los vínculos afectivos.

En los últimos años, dos académicas del Reino Unido analizaron por qué ocurre este fenómeno, cómo repercute en las relaciones más importantes y qué estrategias pueden aplicarse para reducirlo sin caer en prohibiciones extremas.

El comportamiento suele aparecer de manera casi automática: revisar mensajes, mirar quién escribió, deslizar notificaciones o “buscar algo un segundo”. Estas conductas suelen realizarse sin plena conciencia de que interrumpen la interacción con la otra persona.

La inercia digital, el diseño adictivo de las aplicaciones y la costumbre de estar siempre disponibles generan pequeñas desconexiones que, acumuladas, pueden impactar en la calidad del vínculo.

Adolescente con el celular
Adolescente con el celular
Freepik

Cuando el celular compite con la pareja

Claire Hart, profesora asociada de Psicología en la Universidad de Southampton, lideró un estudio con 196 personas para explorar la relación entre el phubbing y la satisfacción en pareja.

Su conclusión fue clara: cuanto más siente alguien que su compañero lo deja de lado por el teléfono, peor tiende a ser la calidad del vínculo. Aunque la reacción puede variar según la personalidad, la sensación de ser ignorado suele generar frustración, enojo o inseguridad.

Según Hart, esto incluso puede desencadenar una dinámica de “represalias”: si uno toma el celular, el otro también lo hace. El resultado es una interacción empobrecida, en la que ambos miembros terminan sintiéndose menos valorados.

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Pareja discute por el celular.
Foto: Freepik.

Impacto en la familia y la autoestima de los hijos

El fenómeno también afecta a los vínculos familiares. Investigaciones muestran que el uso excesivo del teléfono por parte de los padres puede debilitar la conexión emocional con los niños.

En los más pequeños, estas interrupciones generan desregulación —como malestar o berrinches—, mientras que en los mayores puede dañar la autoestima: interpretar la falta de atención como desinterés o desvalorización.

Kaitlyn Regehr, profesora asociada del University College London, propone una técnica sencilla: verbalizar en voz alta por qué se está tomando el teléfono.

Decir frases como “Voy a revisar un mensaje del trabajo, vuelvo en un minuto” funciona como un puente. Por un lado, evita que la otra persona se sienta ignorada; por otro, ayuda a quien usa el dispositivo a mantenerse responsable, reduciendo la tentación de seguir navegando sin fin.

Los especialistas coinciden en que no se trata de demonizar el teléfono, sino de recuperar la conciencia del momento compartido. Establecer “espacios libres de pantallas”, usar el celular de manera explícita y no automática o acordar momentos de desconexión son medidas simples, pero profundamente transformadoras.

En base a El Tiempo/GDA

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