Artistas del nuevo milenio: desafíos y sueños de jóvenes cantantes de ópera en Uruguay

Este género musical, a veces olvidado por el público joven, trata temas transversales a todo tiempo y espacio, y da lugar al crecimiento personal.

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Fabián Milkewitz cantando ópera.
Foto: Cortesía Fabián Milkewitz.

Como medio de expresión, la ópera es única, y de eso dan fe jóvenes que se dedican a este género musical. Cuando Iarón Behar (24) tenía cuatro años, uno de sus pasatiempos favoritos era escuchar arias, piezas musicales compuestas para ser interpretadas por una sola voz. “Mis abuelos habían traído un VHS con arias animadas y quedé fascinado con eso; lo miraba sin parar”, contó. Hoy integra la pequeña comunidad de cantantes de ópera juveniles que mantienen vivo este género musical en Uruguay.

Sus padres siempre fueron fieles oyentes de la música clásica. Tenían un piano en la casa —donde Iarón se la pasaba jugando— y solían asistir a espectáculos de ópera en el Teatro Solís de Montevideo. “Una noche, cuando tenía siete u ocho años, ellos fueron y yo vi toda la ópera transmitida por la tele. A las siguientes, empezaron a llevarme”, relató. A esa edad también comenzó a estudiar piano.

Su pasión por la ópera creció con él. A los 16 años empezó a tomar clases con una cantante de ópera —prima de la madre de un compañero del liceo—, quien luego lo introdujo a la Escuela Nacional de Arte Lírico (ENAL) del Sodre.

Sofía Rasmussen (25) también lleva el amor por la música en la sangre. Con padres aficionados por el teatro musical y, en particular, una mamá que toca el piano, el arte siempre estuvo presente en su vida. Canta desde los dos años, y a los 23 decidió ingresar a la ENAL para mejorar su técnica.

“Sabía que si podía aprender y ejecutar el canto lírico, podría cantar el género que quisiera de forma correcta”, señaló.

Poco a poco, se sumergió en el mundo de la ópera, y terminó enamorándose del género. Además, desde pequeña disfruta de aprender idiomas, y encontró en este arte un lugar donde podía combinar canto y lenguas. Suele cantar en italiano, francés y alemán, pero también ha hecho obras en español y en portugués.

Otro joven cantante de ópera es Fabián Milkewitz (25). Siempre le gustó cantar y actuar, pero se introdujo en este arte clásico a los 16, cuando comenzó a investigar sobre obras y artistas del género.

“Me di cuenta lo mucho que me gustaba que mezclara tantas facetas: lo histórico, lo dramático y lo cómico, lo visual y lo auditivo; es realmente muy completo y muy complejo”, sostuvo. A los 18 ingresó a la ENAL y ya tenía su propio blog donde contaba sobre cantantes de ópera uruguayos que habían alcanzado el éxito.

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Iarón Behar.
Foto: Cortesía Iarón Behar.

Aprender a expresarse a través de la ópera.

Cantar ópera es un desafío para el cuerpo y la mente. Requiere mucho entrenamiento: “Uno no está acostumbrado a proyectar la voz por tanto tiempo a un volumen tan alto; tiene que pasar por encima de una orquesta y a veces de un coro, y tiene que escucharse”, resaltó Iarón.

En la misma línea, Fabián señaló: “Cantamos sin micrófono, entonces tenemos que proyectar la voz de una manera muy especial”. Pero no se trata solo de la técnica vocal, sino también de la interpretación. En este sentido, afirmó que su objetivo no es ser un “robot técnico”, sino que se queda satisfecho cuando una persona del público le dice: ‘me llegó lo que hiciste’.

Sofía está de acuerdo. “Uno de los mayores desafíos, más allá de la técnica que implica mucha práctica y constancia, es interpretar correctamente a un personaje. Lo escénico es tan importante como el canto”, aseguró.

En cuanto a lo mental, lo primero es mantener la motivación cuando las limitaciones vocales juegan en contra. “Uno tiene aspiraciones de querer cantar ciertas cosas y hay que saber decir ‘esto lo pruebo, pero vemos’ y, si no enriquece tanto el crecimiento, dejarlo de lado”, comentó Iarón.

Lo segundo es regular la autocrítica. “La mente a veces se pone en medio de la interpretación y, como dijo la artista Joyce DiDonato en una masterclass hace unos días, es muy difícil transmitir algo o conmover a alguien si la cabeza está maquinando”, subrayó. También es importante aprender a gestionar las emociones, porque éstas se traducen automáticamente en el canto.

“Cuando a uno le pasa algo triste o complicado, lo primero que se afecta es la voz, se te cierra la garganta”, indicó el joven.

Para Sofía, otro punto clave es vencer la timidez. Desde pequeña siempre fue muy introvertida, y recién se animó a subir su primer cover a YouTube cuando tenía 20 años. “Mostrar mi arte a otras personas me ha costado bastante”, reconoció.

Fabián también siente una energía arrolladora cuando sube al escenario, pero no la llama ‘miedo’ ni ‘nerviosismo’, sino adrenalina: “Una vez dije que era una especie de maldición esa adrenalina porque a veces era demasiado, pero una persona una vez me contestó que ojalá nunca se me vaya, porque es lo lindo que tiene lo que hacemos”, relató.

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Sofía Rasmussen con Agustín Pennino.
Foto: Shaz Igorra.

Sueños de cantantes.

Para los jóvenes artistas, cantar es un mimo al alma. “Hay música que hace pensar ‘no vale la pena componer nada porque lo mejor ya fue escrito’, pero igual es algo que se recrea, se recrea y se recrea”, destacó Iarón. Además, expuso que en la ópera “se crea un diálogo con el público, y conocés otra gente, lo que es muy enriquecedor”.

Su objetivo es crecer y desarrollar la voz a tal punto que pueda sentirse seguro del instrumento que tiene para “maniobrarlo a su gusto”. Sueña con audicionar y formar parte de algún espectáculo, en especial Un Ballo in Maschera del compositor italiano Giuseppe Verdi.

“Con este género puedo expresar ciertas emociones que quizás con otros géneros no”, comentó Sofía. Y agregó: “Es una forma de mostrar otra parte de mí que no se ve a simple vista y me hace sentir más libre”. En el futuro, se ve cantando como solista en teatros alrededor del mundo.

Por su parte, Fabián sostuvo que, cuando uno encarna un personaje, también aprende sobre sí mismo. “Venimos a este mundo para transmitir algo de nuestra historia y, aunque no sea Fabián cantando ahí, sino otro nombre con otra historia, seguro le pasó algo similar en algún momento. Cuando uno lo encuentra, es muy disfrutable sacarlo fuera”, expresó.

Quiere ser mejor cada día y cantar la máxima cantidad de roles posibles, pero sobre todo estar contento con lo hace y seguro de lo que tiene para transmitir, no tan expectante de lo que cada persona del público espera. Uno de los personajes que le gustaría interpretar es Barón Scarpia, de Tosca (del compositor Giacomo Puccini). Al respecto, comentó: “En general me gusta interpretar a los villanos porque te hacen reflexionar más sobre el bien y el mal y a veces son personajes con sentimientos más complejos”.

Juventud y ópera en Uruguay.

La ópera no suele asociarse con ambientes juveniles y eso se nota. “Somos muy poquitos y nos conocemos entre todos”, contó Fabián. Para Iarón, esto tiene que ver con la baja densidad poblacional en comparación a otros países; para Sofía, con que también “hay muchísimos más géneros de música a disposición en cualquier plataforma, y la ópera queda de lado entre tantas opciones”.

Fabián, por su parte, cree que lo que falta es información. “Si la gente conociera más, podría disfrutarlo mucho porque abarca sentimientos transversales a todo tiempo y lugar, como el amor o la muerte. Además, hay personajes de todas las edades y contextos”, sostuvo.

No obstante, la cosa está cambiando. “Antes no había mucha posibilidad de crecer, pero cada vez hay más oportunidades gracias al interés de la gente y las autoridades que lo promueven”, indicó Iarón. En efecto, Sofía contó que hace poco el Sodre abrió audiciones para la ópera Aída y varios estudiantes de la ENAL quedaron en la Producción. “Poder audicionar y tener una experiencia profesional es un gran incentivo para los jóvenes”, afirmó. También mencionó a Ópera Jóven, un colectivo musical que promueve la participación de jóvenes cantantes y músicos en espectáculos artísticos.

Finalmente, Sofía resaltó: “Está en nosotros rescatarla, cantarla y seguirla poniendo en vida”.

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