Alejandro De Barbieri y Carolina Anastasiadis sobre el dolor y el amor: ¿cuál es la clave para sufrir menos?

Dicen que la vida es como andar en bicicleta. Sin embargo, cuando uno pedalea sabe que es natural caer, lastimarse y sentir dolor —en los primeros intentos y también después, porque suceden cosas que exceden nuestro control— y en la vida uno avanza con la esperanza de que eso puede evitarse. Igual nos caemos —como en la bicicleta— y sufrimos porque no aceptamos el dolor; porque alguna vez creímos que podíamos elegir no sentirlo.

“Sufrimos por no querer sufrir”, sostuvo el psicólogo y escritor Alejandro De Barbieri. En la misma línea, la comunicadora y experta en disciplina positiva y apego Carolina Anastasiadis señaló que el dolor es inherente a la vida y que, cuando no lo integramos como tal, agregamos una cuota de sufrimiento. Ambos presentarán la conferencia ‘Del dolor al amor’, un encuentro donde la psicología, la filosofía, la vida cotidiana y los sentidos nos invitarán a ver la vida de otra manera: menos analgésica, más real y con más amor.

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Los últimos meses del año se prestan para hacer un balance y repasar lo que amamos y dolimos. Para De Barbieri y Anastasiadis, lo interesante está en aceptar que ambas cuestiones son caras de la misma moneda y que no pueden separarse. “Nacemos y sabemos que vamos a morir, lo cual duele. Y amamos para olvidarnos un poco de eso”, expresó la comunicadora. Así, del dolor surge el amor, pero también viceversa, puntualizó el psicólogo: “Todo duelo quiere decir que nos involucramos, que amamos”.

No se trata solamente del amor de pareja; pasa lo mismo con amistades, familiares, etcétera. Anastasiadis —que es madre de dos niñas— lo explicó así: “Amo a mis hijas y desde que las tuve soy más feliz, pero con ellas también llegó una dosis de dolor, inevitable. Nada es solo amor o solo dolor. La vida se teje desde ambos lugares”.

Ahora bien, una cosa es entenderlo a nivel intelectual y otra aceptarlo e integrarlo en el ser: “La clave está en no pelearse con la realidad sino mirar al dolor de frente, sostenerlo, hacerle un lugar dentro nuestro y dejar que sane con una mirada amorosa”. De Barbieri agregó que la idea es dejar de luchar, aceptar que somos limitados y entregarse a lo que cada dolor nos viene a enseñar.

Hay una línea entre aceptar el dolor como parte de la vida e identificarnos con él. Esa línea separa lo saludable de lo patológico: “Quizás uno perdió a su pareja, a sus papás o a su hijo, pero no es el viudo, el separado o el huérfano. El problema está cuando comienza a leer todo su mundo desde esa realidad”, indicó el psicólogo.

Por eso, de nuevo, del dolor al amor. La paz está en ese vaivén. Cuando uno queda atrapado en el dolor —remarcó el especialista— es porque todavía no pudo amar y “lo que sana es el amor”. Por su parte, Anastasiadis añadió que la mirada amorosa se trata justamente de ver lo que uno perdió, pero también lo que uno tiene y por lo que está agradecido.

“Cuando uno está muy apegado a algo y lo pierde, se le va la vida. Pero cuando está con el corazón más grande y puede depositarlo en varias cosas que le hacen bien, la pérdida obviamente generará dolor, pero no se le irá la vida en eso”, resaltó. De Barbieri estuvo de acuerdo: “El dolor nos hace ver a qué estamos apegados y es importante crecer en el desapego”.

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No es la primera vez que Anastasiadis y De Barbieri comparten escenario. Anteriormente presentaron ‘Aprendiendo a ser: 5 conexiones para vivir con entusiasmo’, una charla sobre los vínculos con sentido, el sentido, lo imperativo de hacerse tiempo para ser sin hacer y lo trascendental de la gratitud en ese bienestar.

Esta vez, los profesionales vuelven a encontrarse con otra propuesta que invita a mirar hacia adentro. La charla ‘Del dolor al amor’ será el miércoles 26 de noviembre a las 20 horas en Magnolio Sala de Montevideo (Doctor Pablo de María 1015) y está dirigida a todo público, “a cualquier humano que ame y que duela”. Los expertos invitaron a ir “con los sentidos alerta” porque habrá sorpresas. Las entradas están a la venta en RedTickets.