Redacción El País
Cada vez más personas tienen problemas para conciliar el sueño. Según la Sociedad Española del Sueño, uno de cada tres adultos padece algún tipo de trastorno del sueño, siendo el insomnio el más frecuente. Pero también se registran otros desórdenes como la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas o las alteraciones del ritmo circadiano.
Frente a este panorama, se tiende a pensar que la única solución está en las pastillas o en limitar el uso de pantallas antes de acostarse. Sin embargo, la médica española Alba García Aragón, especialista en Medicina del Sueño, plantea una alternativa distinta: cuando el problema es el ruido, no hay necesidad de medicarse.
El ruido, un enemigo silencioso
Según esta experta, muchas personas recurren demasiado rápido a los fármacos cuando en realidad lo que les impide dormir es un factor ambiental. Y entre todos los factores externos que afectan el descanso, el ruido se destaca como uno de los más comunes y a menudo ignorados.
“El ambiente en el que dormimos importa más de lo que creemos. A veces basta con hacer pequeños ajustes para notar una gran diferencia en la calidad del sueño”, sugiere la especialista en uno de sus habituales contenidos en redes sociales.
Qué tapones elegir y por qué
La solución que propone Alba García es tan sencilla como efectiva: usar tapones para los oídos. Pero no cualquier tipo, ya que no todos ofrecen la misma protección ni comodidad.
- Tapones de espuma: Son los más comunes y económicos. Sin embargo, su eficacia es limitada. No se ajustan bien, pueden soltarse durante la noche y no sellan del todo el canal auditivo.
- Tapones reutilizables de silicona: Duran más que los de espuma, pero requieren una higiene rigurosa para evitar infecciones o molestias. Además, muchas personas los encuentran incómodos por su rigidez.
- Tapones de cera moldeable: Son los preferidos de la especialista. Se adaptan a la forma del oído, no generan presión y bloquean eficazmente el ruido. Además, son ideales para quienes tienen un sueño liviano o viven en zonas ruidosas. Eso sí, conviene renovarlos cada tres a cinco días y colocarlos con cuidado para no introducirlos demasiado.
Una ayuda pasiva y sin efectos secundarios
Es importante aclarar que los tapones no inducen el sueño por sí solos, pero sí eliminan un obstáculo clave: el ruido. Y esto permite que el cuerpo entre en un estado de descanso sin la necesidad de apelar a soluciones químicas.
Esto no implica descartar por completo el uso de medicamentos, que pueden ser útiles en ciertos contextos clínicos y siempre bajo control médico. Pero sí invita a revisar qué factores externos están afectando el descanso antes de recurrir a ellos.
Dormir bien no siempre requiere una receta médica. A veces, basta con identificar lo que nos perturba y actuar en consecuencia con herramientas simples, al alcance de todos.
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