Hay lugares donde entra más aire a los pulmones, todo se ve con mayor nitidez y el suelo desprende una energía potentísima, como si la tierra estuviera enchufada a una fuente de vida inagotable. ¿La mejor parte? No hay que irse muy lejos para llegar a estos santuarios: en Uruguay, hay más de uno en Maldonado, Rocha y Lavalleja.
Un viejo conocido está en la península sudeste: el balneario de Punta del Este. Para Alicia Barbitta, directora de Bike Tours Uruguay, siempre hay sitio para vivir nuevas experiencias en este clásico del turismo interno. Desde diciembre de 2010 organiza paseos en bici para conocer la ciudad de forma recreativa, deportiva y sustentable.
Alicia ama andar en bicicleta. “Es bueno para la salud física y mental; cada día me enamoro más”, aseguró. Incluso con vientos fuertes, es un as para pasear en dos ruedas, y su propuesta permite recorrer grandes distancias sin contaminar el medioambiente. Algunos de los puntos que visita son un reloj solar hecho por la artista Agó Páez Vilaro; Punta de la Salina, el punto más al Sur de la península; una Rosa de los Vientos a gran escala; y la escultura de La mano, en la playa Brava.
En estos y otros sitios, Alicia se detiene y rememora datos históricos y curiosidades que hacen al espíritu del balneario. El reloj, por ejemplo, permite saber qué hora es con tan solo pararse en el mes y la semana en la que uno está y observar hacia dónde se dirige su sombra. Es una gran oportunidad para conectar con el Sol, los movimientos de La Tierra y los ciclos del Universo.
También es única —e incluso mística— la experiencia de ubicarse justo en el centro de la Rosa de los Vientos. Alicia invita a hablar y dejarse sorprender: la voz se escucha con un eco extraño, como robótica y encapsulada, y el efecto desaparece con tan solo moverse un centímetro del centro.
Las salidas se hacen todo el año, pero siempre con reserva previa. Son para grupos chicos y grandes, adultos y familias con niños, e incluso para personas mayores o con alguna discapacidad, porque cuentan con bicicletas accesibles. Según el director general de Turismo de la Intendencia Departamental de Maldonado, Martín Laventure, Punta del Este “es una ciudad ideal para recorrerla en bicicleta”. Y agregó: “Más allá de los paseos, ojalá en algún momento sea el medio de transporte más usado en la península. Hay que seguir invirtiendo en ese sentido porque tenemos las condiciones para eso, y ayuda a la sustentabilidad y al bienestar físico”.
Tiempo de caballos.
Un poco más al Este, esperan Paola Perelli y sus amados caballos. Es fundadora de Lares Uruguay, donde ofrecen paseos en kayak, picnics a orillas de la Laguna Anastasio y cabalgatas, entre otros servicios. La estancia es un manto verde infinito, y la experiencia de cabalgar en un espacio tan amplio, a cielo abierto, hace que el pecho y la sonrisa se expandan.
“El solo hecho de compartir espacio con los caballos es súper terapéutico porque son animales y viven en el presente, algo que nosotros no sabemos hacer”, sostuvo Paola. Para los caballos, solo importa lo que pasa aquí y ahora, y lo único que esperan de la vida es comer pasto y estar tranquilos.
“Todo es más simple para ellos, y eso permite llevar nuestro estado de ánimo a lo simple”, añadió. Los paisajes majestuosos también ayudan a llevar la mente al momento presente, sin esfuerzo. Uno quiere quedarse allí, en ese instante, para siempre.
Paola no tiene hijos; para ella, sus hijos son los caballos. “Son lo más importante en las cabalgatas y me gusta pensar que van a disfrutar tanto como nosotros”, señaló. Por eso, hace hincapié en relacionarnos con ellos con amor y respeto: “Para el caballo siempre es un desafío tener a alguien montado arriba, porque son animales de presa y nosotros somos predadores”.
Ceniza, Margarita y Miel son tres yeguas que conviven en la estancia. “Son muy mansitas, pero cada una tiene su espacio”, resaltó Paola. Según dijo, el espacio natural de un caballo suele ser el tamaño de otro caballo, “así que si vamos en fila y hay uno delante nuestro, lo ideal es dejar espacio como para otro caballo en el medio”.
Con esos cuidados en mente, la experiencia es mágica. La naturaleza toma a uno de la mano y lo conduce a un abrazo con lo simple: al igual que los caballos, para pasar un buen rato solo necesitamos agua, pasto y silencio.
Caminata entre las flores.
Otro destino clave en la costa Este de Uruguay es la Laguna Garzón, ubicada entre los departamentos de Maldonado y Rocha. Allí vive Ignacio Cerisola, director de Paraíso Garzón, una propuesta que incluye alojamiento y servicios como vuelos en parapente, paseos en bote, senderismo, avistamiento de aves y cabalgatas.
Los bungalows miran hacia el bosque psamófilo, una comunidad de vegetales única debido a la particular asociación de especies que están adaptadas a suelos arenosos y ambientes salinos. Cuentan con cocina, baño y habitaciones amplias, y en el exterior hay una tina de agua caliente eco-sustentable, con calefactor a leña.
El espacio refleja a la perfección la personalidad de Nacho: acogedor y relajado, pero con mucho estilo. Antes trabajaba full-time en el mundo financiero; sin embargo, se dejó seducir por el encanto y la biodiversidad de la laguna.
“Mi señora dice que me distraigo. Y claro, si pasa un ciervo, me lo quedo mirando un rato. Esto es Rocha”, comentó.
Uno de los paseos que ofrece es la caminata por el Sendero Escondido, una entrada poco conocida hacia el bosque psamófilo. “Dentro del bosque hay un microclima espectacular, tanto en invierno como en verano”, contó. Es cierto: aunque afuera abunde el viento, el sendero es pura calma, quietud, silencio.
La caminata es corta, de unos veinte minutos, y no tiene mayores dificultades. Nacho guía el recorrido con pasión y curiosidad. “Me cuelgo viendo flores”, advirtió, y así sucedió. Su favorita: la flor del árbol nativo ‘Palo de Fierro’, con pétalos de color blanco y estambres fucsias y rojos, largos y vistosos. El turismo aventura también es contemplación, que es, a su vez, aprendizaje. Y, como dijo Nacho, “Cuando aprendés de la naturaleza, la conservás diferente”.
Hallar la paz en las estrellas.
Ana Amorín, fundadora de Laguna Garzón Ecoturismo, y Victoria Marinari, ambas guías de naturaleza y especialistas en astroturismo, realizan actividades ecoturísticas en el entorno de la Laguna Garzón. Abordan temas como avistamiento de aves, interpretación de flora, fauna y funga nativa y, por supuesto, astroturismo.
Para Ana, el lugar es perfecto, porque es un “planetario natural”. La calidad del cielo nocturno es altísima; las estrellas brillan en lo alto sin estorbos.
Según Victoria, las experiencias que ofrecen son integrales: “No es solamente tirar data. Hay momentos de silencio, de contemplación, de compartir historias, y también más técnicos y otros donde hablamos de conservación, porque nuestro perfil es conservacionista”. En estos años, han visto cómo la gente valora la invitación a hacer silencio, recostarse y contemplar. Victoria resaltó: “Los pueblos que vivían acá hace milenios, capaz que no sabían que una estrella es una bola de gases, pero conectaban con los ciclos de la naturaleza. Nosotros no tenemos esa conexión, estamos enchufados a otras cosas”.
El cielo no nos rodea; estamos inmersos en él. Observarlo y entenderlo puede enseñarnos mucho sobre nosotros mismos. ¿Sabía, por ejemplo, que las estrellas nacen del polvo de estrellas muertas? Puede ser, tal vez, un guiño del Universo para mostrarnos que, de todo lo que muere, nace algo nuevo.
*El recorrido continuará el próximo domingo con más propuestas para disfrutar en Rocha y Lavalleja.