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El uruguayo que atesora envoltorios de miles de alfajores y viajó para mostrar su colección

Alejo Machado fue el único coleccionista uruguayo invitado al Mundial del Alfajor 2023 y conquistó en Buenos Aires con su gran exhibición.

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Alejo Machado en el Campeonato Mundial del Alfajor 2023.
Foto: Alejo Machado.

En la casa de Alejo Machado hay casi dos mil envoltorios de alfajores. Los más añejos tienen unos 20 años y todos están en perfecto estado porque él mismo se encarga de abrirlos con cuidado, lavarlos, secarlos, prensarlos, clasificarlos y guardarlos. Tanta dedicación ha tenido su recompensa: en junio de este año, fue invitado a exponer su colección en la Feria Internacional del Alfajor en Fray Bentos, y más recientemente en el Mundial del Alfajor que se celebró en Buenos Aires.

El primer impulso lo tuvo de niño, con nueve o diez años. Le gustaba mucho comer alfajores —consecuencia de su amor al chocolate— y le llamaban la atención los colores de los envoltorios, así que comenzó a guardarlos en una pequeña caja. Sus favoritos eran unos que se llamaban Fiesta; había de nieve y de chocolate, y venían en un papel metalizado y brilloso. Hoy en día no existen más.

Pronto, la incipiente colección pasó al olvido. Tenía 12 cuando volvió a encontrarse con aquella cajita con envoltorios de alfajores y decidió desecharla. ‘Esto era de cuando era chico, no lo voy a guardar’, pensó.

La colección toma forma.

El bichito de coleccionar envoltorios volvió a picarlo cuando menos se lo esperaba. Corría el año 2005 o 2006, él rondaba los 25 años de edad, y se había juntado con una amiga a pasar el rato. “Estábamos hablando de temas random, y de repente me dijo que de chica guardaba los envoltorios de los alfajores”, contó Alejo. ¡Era una cosa de no creer! Él le comentó que también tenía ese hobby, pero que había tirado todo. Ella, que aún conservaba las reliquias de su infancia, le ofreció regalárselas. Así, el coleccionista volvió al ruedo.

Poco a poco, comenzó a comprar alfajores y avisar a sus amigos para que también ellos le guardaran los envoltorios. “Con el tiempo se transformó en algo sobre lo que siempre estaba pendiente. Empecé a ordenarlos y sistematizarlos, y de ahí no paré más”, relató.

Para él, el coleccionismo va mucho más allá de los objetos en sí mismos: “Quien colecciona dedica tiempo a esta actividad porque le divierte el proceso de acercarse a las cosas que le gustan”, explicó. En su caso, es un proceso laborioso, pero disfrutable: “Hay que abrir el alfajor de cierta forma para que no se rompa el envoltorio, y luego limpiarlo y secarlo porque sino los restos de comida se echan a perder y eso afecta al paquete”.

Si bien se encarga de su colección todos los días, su cata ocurre los fines de semana. Entre viernes y domingo prueba entre 15 y 20 alfajores, pero no en su totalidad, sino una pequeña porción de cada uno. En general, realiza degustaciones con amigos y familiares, y entre todos comparten puntos de vista sobre estos pequeños manjares.

La mayoría de los envoltorios de su colección provienen de Uruguay y Argentina, pero también hay algunos que llegaron desde Chile y Perú, e incluso cinco o seis de Turquía. “Allá está muy desarrollado el tema de la pastelería y los dulces en general, y hacen una golosina que es como los alfajores de acá”, contó.

En 2021, creó la cuenta de Instagram @alfajoresquesecoleccionan para interactuar con otras personas que les interese la iniciativa. Empezó subiendo fotos de los envoltorios, luego también de los alfajores, y pronto la cantidad de seguidores comenzó a crecer.

“La gente me escribe y me pregunta si me acuerdo de tal o cual marca. Creo que existe una fuerte conexión emocional entre las golosinas y la niñez. Son experiencias placenteras que quedan como un recuerdo agradable, porque en general están vinculadas a cosas lindas”, detalló.

Alfajores
Alfajores.
Foto: Freepik.

El coleccionista en lugares.

La dirección del Campeonato Mundial del Alfajor® contactó a Alejo a través de su cuenta de Instagram y lo invitó a participar de la Feria Internacional del Alfajor que tendría lugar en junio, en Fray Bentos.

Él —que, de hecho, tenía planeado asistir como visitante— no podía creerlo. Fue una experiencia única: “La gente se re copó; hacían fila para mirar los envoltorios”, recordó.

El evento duró tres días, y en las últimas horas, cuando fue a despedirse de los organizadores, uno le dijo: ‘Espero que estés en el Mundial’. ¡Cómo desaprovechar esa propuesta! Pasó los siguientes dos meses preparando todo lo necesario, y en agosto partió rumbo a Buenos Aires junto a sus dos hermanos y sus respectivas parejas.

Expuso su colección junto a otros dos coleccionistas de envoltorios, ambos argentinos, y entre los tres sumaban unos 7.000 paquetes de alfajores.

“Venía gente constantemente y lo que más me gustó fue el contacto con los uruguayos que estaban allá”, relató. Y añadió: “No es que venían y decían ‘hola, soy uruguayo’, sino que miraban, comentaban algo así como ‘yo comía este alfajor cuando estaba en Uruguay’, y ahí se generaba la charla”.

Para Alejo, compartir la colección es una forma de conectar con la gente y sus historias. “Muchos ven una envoltura y eso les trae un recuerdo de su infancia, entonces empiezan a contarte cosas de cuando eran chicos”, señaló. También es una manera distinta de conectar con los barrios y las localidades. “A veces voy a lugares en el interior o en Montevideo que de repente no visito mucho y encuentro marcas de alfajores que desconozco, y eso me encanta”, dijo.

Si bien no sabe con exactitud la cantidad de envoltorios que tiene, aseguró que son casi dos mil. “Es un número que sube todo el tiempo”, indicó, y adelantó que visitará la Expo Prado 2023 para conocer nuevas marcas. “Mi objetivo siempre es que la colección y la conexión con la gente sigan creciendo”, subrayó.

Alejo Machado
Alejo Machado.
Foto: Alejo Machado.

Métodos: así ordena, cuida y muestra la colección.

Para mantener un orden, Alejo clasifica su colección por marca y tipo de envoltorio. “No es lo mismo un packaging tradicional, que tiene un volumen, que un envoltorio de nylon de un emprendimiento artesanal que cuando lo abrís y lo limpiás queda chatito”, explicó. Además, están los envoltorios de papel, que son sus preferidos.

Por mucho tiempo los tuvo separados en bolsas y cajas, pero ante la oportunidad de participar en la Feria Internacional del Alfajor tuvo que buscar una manera de exponerlos de un modo más accesible y seguro. Finalmente, acabó poniendo cada envoltorio en una bolsa de polietileno y esas bolsas las dispuso en carpetas foliadas, lo que permitió que la gente pudiera verlos y sacarles fotos, sin tocarlos directamente.

“Tengo siete carpetas de Uruguay y otro tanto de Argentina, y aún quedan montones de cajas que no llegué a incorporar”, señaló el coleccionista.

Preservar la colección y compartirla lleva tiempo y dedicación, pero para Alejo es un placer. “La gente se ríe cuando paso las fotos en mi celular y aparecen alfajores, alfajores y alfajores. No tendré fotos mías, pero tengo como cuatro mil fotos de alfajores”, afirmó.

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