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Odontología se volvió una de las profesiones médicas más riesgosas por el COVID-19

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SALUD

Los odontólogos debieron extremar las medidas de seguridad al trabajar en directo contacto con la saliva, uno de los principales medios de contagio del nuevo coronavirus.

"A nivel de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la odontología está considerada como la profesión de mayor riesgo en esta pandemia debido al íntimo contacto de los profesionales con la boca del paciente”, señaló Enrique Laxague, presidente de la Asociación Odontológica Uruguaya (AOU).

Está claro que una de las especialidades médicas más afectadas por la llegada de la COVID-19 ha sido la de los odontólogos ya que su trabajo los obliga a estar en contacto directo con la saliva de los pacientes, una de las principales fuentes de contagio de esta enfermedad.

“La odontología en marzo entró en crisis, no solo por el riesgo de contaminación por la transmisión del virus, sino también por una dificultad económica importante, sobre todo en aquellos que ejercen la profesión liberal, o sea que su medio de ingreso es solamente el consultorio privado”, manifestó Laxague.

En los dos primeros meses luego de la declaración de la emergencia sanitaria (13 de marzo de 2020) se optó por cerrar los consultorios dado que era poco lo que se sabía del virus. Era necesario conocer más para poder volver a funcionar.

Laxague indicó, además, que hubo que luchar contra el aprovechamiento de la situación que hicieron varias empresas proveedoras de insumos de seguridad sanitaria, subiendo los precios hasta cuatro veces su valor normal. “Antes de la pandemia una caja de tapabocas de repente te salía $ 200; ahora por menos de mil pesos no la conseguís”, se quejó el profesional.

Recalcó que uno de los grandes problemas que existe a nivel de la sociedad y, sobre todo de los médicos y los directores de los servicios de salud y de las emergencias, es que no entienden que la odontología es una especialidad quirúrgica.
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“Si se la debe comparar con algo es con la forma en que se actúa en un block quirúrgico, para lo cual la Facultad de Odontología nos prepara para tener la máxima bioseguridad. No se asimila el peligro del odontólogo en la atención, se exige atención igual que los médicos y no es así. Esa es la gran dificultad que estamos teniendo en estos momentos, pero poco a poco se va solucionando”, apuntó Laxague.

Solicitan vacunación para toda la odontología

La Asociación Odontológica Uruguaya (AOU) y la Federación Odontológica del Interior (FODI) presentaron una nota al ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, solicitándole que toda la odontología fuera tenida en cuenta en la primera fase de vacunación contra la COVID-19 “por ser el grupo de mayor riesgo dentro de la salud”, señaló Enrique Laxague, presidente de AOU. El profesional indicó que ya están incluidos en esa primera fase los odontólogos que trabajan en carácter de dependencia en órganos públicos y privados que asisten a mutualistas y hospitales de Salud Pública. El pedido abarca a todos los involucrados en el trabajo odontológico, incluso los administrativos. Se está a la espera de la respuesta del ministro.

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El aspirador de saliva pasó a ser fundamental para todos los procedimientos.

Medidas que se debieron adoptar.

Si bien los odontólogos han pasado por situaciones sanitarias similares, como cuando se enfrentaron a enfermedades como la hepatitis o el sida, en el caso del nuevo coronavirus se trata de un virus mucho más contaminante que obligó a extremar más las medidas de seguridad.
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“Los profesionales se han preparado todos”, remarcó Laxague y agregó que eso se ha dado tanto en el nivel público como en el privado. Mencionó, por ejemplo, que la Facultad de Odontología invirtió unos US$ 150 mil en la compra de equipamientos ultramodernos para que los estudiantes puedan brindar la mejor atención con la máxima seguridad.

Además, se invirtió en la compra de tapabocas, máscaras de acrílico, sobretúnicas y guantes. “En el ámbito privado, el que ha podido se ha comprado la instrumentación de purificación de aire”, acotó el odontólogo.

Se aconseja no utilizar los spray. En pandemia aumentó mucho el uso del aspirador de la saliva ya que no se permite que salive el paciente.

Vale destacar que los asistentes del profesional y los higienistas bucales deben cumplir las mismas medidas de seguridad que los odontólogos.

Entre paciente y paciente debe existir un intervalo de no menos de media hora para permitir la completa higiene y desinfección del consultorio. Lo deseable es que no haya pacientes en la sala de espera o que haya uno solo, por lo que se pide puntualidad y concurrir lo más cerca posible del horario fijado para la atención.

En caso de coincidir pacientes en la sala de espera, se pide mantener el distanciamiento físico y usar tapaboca y alcohol en gel. Lo mismo para el personal administrativo que trabaja en ese espacio.

Previo a la consulta al paciente se le toma la fiebre y se le realiza un cuestionario en el que, entre otras cosas, se le pregunta si ha mantenido contacto con personas con COVID-19. “Se le hace firmar una declaración y se le pide un teléfono para ubicarlo en caso de que suceda algo”, detalló.

En cuanto a las medidas de seguridad, antes solo se le colocaba un babero, ahora se recurre a una capa que cubra la mayor parte del cuerpo posible. En algunos casos se está indicando un buche antiséptico para bajar la posibilidad de que haya un virus en la boca.

En Uruguay 50% va al dentista solo si hay dolor

"El cuidado bucal es más deficitario en los grupos sociales de menor poder adquisitivo, “primero por un tema económico, más allá de que ASSE tiene excelentes consultorios en todo el país, y segundo por falta de educación”, comentó Laxague sobre el comportamiento de los uruguayos en materia de salud bucal. “Con una educación media se preocupan más”, agregó, aunque admitió que, en general, un 50% va al dentista cuando hay dolor. Laxague aconseja que desde que nace, hasta los 5 o 6 años, el niño concurra al odontólogo cada seis meses. “Hay que insistir en la higiene, en la prevención, en la no ingesta de azúcares y harinas. Si se come algo fuera de horas, cepillarse enseguida”, señaló. Después de los 20 años, una revisión anual o cada dos años en una boca sana estaría bien. “Si no recibió caries a esa altura ya va a ser difícil que reciba porque ha hecho un mantenimiento de higiene correcto. Lo que vienen son otros problemas, como apretar los dientes”, agregó.

Más miedo y más gastos.

Si bien los protocolos aseguran la máxima seguridad, Laxague contó que ha costado que el paciente vuelva a la consulta. “Está costando todavía”, afirmó y agregó que están los pacientes que tiene miedo de volver y están los que exigen hacerlo sin entender a veces el riesgo que puede existir para ellos mismos.

Después está la delicada situación económica en la que se encuentran algunos profesionales debido a lo que debieron invertir para poder trabajar en la nueva normalidad. “La erogación económica que ha tenido que hacer cada odontólogo ha sido altamente costosa”, apuntó Laxague.

Si bien se ha solicitado que el gobierno regule los precios de los insumos de seguridad, no se ha logrado. El presidente de AOU también lamentó que no se hayan tomado más medidas para ayudar económicamente a los profesionales que viven del consultorio privado. “Solo se consiguió un pequeño préstamo de $ 11 mil por un par de meses, que realmente no alcanza”, señaló.

A pesar de todo esto, a nivel privado se están realizando todos los tratamientos, ya que en los primeros meses de la pandemia solo se atendían urgencias.

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Los consultorios se desinfectan completamente entre paciente y paciente. Foto: Pixabay

MSP elaboró un protocolo odontológico

El Ministerio de Salud Pública (MSP) elaboró un “protocolo básico y accesible” para la atención odontológica en pandemia. El mismo, disponible en www.gub.uy, establece entre otras cosas:
-Realizar un cuestionario al paciente sobre posibles contactos con enfermos COVID.
-Los pacientes deben concurrir a la consulta con mascarilla facial, limpiarse el calzado en la alfombra sanitaria antes de entrar, realizar higiene de manos antes de ingresar a la consulta con alcohol en gel.
-Al profesional se le exige lavado de manos antes y después de la consulta y uso de métodos de protección de barrera (ropa de trabajo, sobretúnica descartable, guantes, mascarilla, gafas protectoras, máscara tipo pantalla protectora de acrílico o acetato, gorro descartable).
-Uso del dique de goma e instrumental rotatorio con sistema anti retorno.
-Limpieza y desinfección de superficies de trabajo.
-Se recomienda: programar la consulta de tal forma que no haya necesidad de utilizar la sala de espera; retirar todos los elementos accesorios de la sala de espera (revistas, juguetes, etc.); atención de un paciente por hora (dependiendo del tipo de consulta a
realizar) y posterior desinfección y aireado de consultorio; realizar una meticulosa preparación de la mesa de trabajo antes de cada paciente, sin materiales o instrumentos innecesarios y utilizar sanitización por luz UV o desinfección ambiental, de ser posible.
“El odontólogo, el higienista en odontología y la asistente dental son profesionales de la salud cuya proximidad con la cara del paciente constituye un riesgo que debe ser controlado, sin perjuicio de la atención eficaz del paciente”, destaca el documento.

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