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Alberto Peña, el ángel de la cirugía pediátrica: su técnica cumple 40 años y salvó a más de 2.630 niños

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Alberto Peña. Foto: Hospital Británico

SALUD

El mexicano cumple hoy 82 años; cambió el abordaje de las malformaciones anorrectales. Familias uruguayas que lo conocen hablan sobre su calidez humana

El número lo recuerda con exactitud: 2.638. “Hasta la semana pasada”, apuntó. Una niña de Israel viajará hasta Estados Unidos en los próximos días para ser la paciente 2.639. Alberto Peña, que hoy cumple 82 años, será su cirujano. Al igual que lo fue con Leoncito y Paulina. Y, aunque no operó a Alejo, recuerda pormenorizadamente su caso puesto que brindó su asesoramiento. Peña recuerda cada niño y a cada padre.

No solo cumple años hoy, sino que también lo hace su técnica quirúrgica revolucionaria, la que ha permitido que en los últimos 40 años, niños como León, Paulina y Alejo, entre miles en todo el mundo, superen malformaciones congénitas anorrectales, diversas patologías que aparecen en un nacimiento cada 5.000 pero que tienen muy poca visibilidad.

“La cirugía pediátrica es la más curativa de todas las especialidades médicas. Cuando los cirujanos pediátricos operamos a un bebé y hacemos una buena operación y le damos una buena calidad de vida, ese paciente va a conservarla por los siguientes 80 años. Cuando cometemos un error en el manejo de un bebé, vamos a dejarle, desafortunadamente, una secuela que va durar 80 años. Cuando los pacientes se recuperan, tenemos una satisfacción mucho mayor que otro cirujano”, dijo Peña, director del Centro Internacional de Cuidado Urogenital y Colorrectal, desde Colorado, Estados Unidos.

Peña es reconocido en el mundo por sus credenciales académicas y científicas pero para Jujy Fabini, mamá de León; Cecilia Besiño, mamá de Alejo; y Paulina Bozzolasco, su primera paciente uruguaya, el médico es su “ángel”. Así lo describió Besiño: “En momentos de desesperación, siempre te contesta; siempre con amabilidad y sensibilidad”.

Alberto Peña
En agosto de 1980, hace exactamente 40 años, Peña se prometió cambiar en solitario décadas de adiestramiento médico.

Puede detectarse en las ecografías.

Jujy Fabini y Cecilia Besiño no supieron de la malformación de sus hijos hasta su nacimiento. A la primera se lo indicaron inmediatamente después del parto. A la madre de Alejo, nacido en 2018, se la diagnosticaron al día siguiente, luego de horas de vómitos y de una cirugía de exploración. “Me dijeron que tenía un 50% de probabilidades de vivir”, relató Cecilia. Ningún defecto había salido en las ecografías.

No obstante, el médico sostuvo que las malformaciones anorrectales pueden diagnosticarse después de la semana 20 de gestación. Lo que se necesita es que el ecografista esté entrenado para detectarla.
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Médico revolucionario.

Hacia 1980, Peña había comenzado a sentirse bastante incómodo con la forma en la que le habían enseñado a operar a sus pacientes. Las intervenciones, a su juicio, se realizaban “a ciegas”. No se tenía el conocimiento suficiente sobre la anatomía normal ni menos sobre la anormal. “Entrábamos por el abdomen tratando de llegar hasta abajo pero no se veía bien; se hacía un orificio por abajo, donde debería estar el ano, pero tampoco. Las reparaciones se llevaban a cabo ciegamente”, dijo a El País. Por consiguiente, en ocasiones se producían daños irreversibles a las estructuras genitourinarias vecinas, causando secuelas graves permanentes.

La mortalidad era baja (y lo sigue siendo) pero a Peña le “molestaba” el después: incontinencia urinaria y fecal, impotencia sexual, depresión y, en ocasiones, el suicidio. “Las personas con malformaciones anorrectales son discriminadas, no les dan trabajo, no las aceptan en las escuelas, no se casan. La sociedad sabe muy poco de esto porque no es ‘elegante’; a los pacientes no les gusta compartir esto y hace que se sientan aislados”, expresó.

Y precisó: “Increíblemente esto sucedía cuando ya el hombre había caminado sobre la Luna y se iniciaba la manipulación del material genética”.

En agosto de 1980, hace exactamente 40 años, Peña se prometió cambiar en solitario décadas de adiestramiento médico.

jujy león alberto peña
León es el tercer hijo de la periodista Jujy Fabini. Nació con el ano imperforado. Peña lo operó en Montevideo con éxito.

Lo que empezó a hacer es una incisión “en medio de las dos nalguitas” del niño (hasta la base del escroto en los varones o hasta el vestíbulo de los genitales en las niñas) para acceder directamente a la malformación. Además, sumó un electroestimulador para identificar el músculo puborectal que se creía fundamental para el control del esfínter pero que el médico demostró que no existe en el cuerpo humano.

“La razón por la que los pacientes tenían incontinencia fecal era porque los cirujanos colocábamos el recto en algún lugar pero no en el sitio donde está el esfínter; logré colocarlo en su centro, donde hay más contracción, para que el paciente se beneficiara de la operación. Los resultados fueron espectacularmente diferentes”, explicó.

Al verlo en retrospectiva, Peña aseguró que lo más difícil de ese 1980 no fue diseñar y aplicar una técnica quirúrgica diferente a la tradicional, sino lo que vino después: “Convencer a las vacas sagradas”. Fue criticado por algunos de los popes de la disciplina del momento y tuvo que hacerse escuchar en un terreno dominado por médicos del primer mundo. “Pocos cirujanos reconocieron que estaban equivocados pero, poco a poco, los convencimos”, dijo.

Dos años después, Peña ya practicaba técnicas más complejas con esa base. Hizo la primera operación en la historia para reparar una compleja malformación femenina llamada cloaca: las pacientes nacen con un solo orificio perineal en el mismo lugar de la uretra normal, es decir, no tienen orificio vaginal ni rectal visible. Esta fue la intervención de Paulina Bozzolasco en 2009 cuando ella tenía 2 años. “Cuando fui por segunda vez a Uruguay volví a ver a Paulina y me encontré con que es una niña muy linda que quiere ser cirujana pediátrica”, comentó emocionado.

paulina alberto peña
Paulina Bozzolasco fue la primera paciente de Peña en Uruguay; fue operada a los 2 años. Hoy tiene 13

La paciente que sueña ser como su médico.

Paulina, del otro lado del teléfono, quiebra su voz. Y, aunque llora, dice con total convicción: “Quiero ser cirujana pediátrica como Alberto Peña”.

Paulina Bozzolasco, hoy de 13 años, fue la primera paciente uruguaya que el mexicano trató en el país. La operó cuando ella tenía 2 años y, desde entonces, ha estado en contacto para conocer su evolución. “Es un ángel para mí. Me trata como si fuese alguien de la familia. Es humano. Y yo quiero dar esa seguridad a las familias, que se sientan bien conmigo y yo pueda salvarles la vida a los niños. Es lo que siempre he soñado desde chica”, relata a El País.

A Peña le llena de orgullo que muchos de sus 2.638 pacientes operados hasta la semana pasada han decidido, con los años, compartir la profesión y continúen su trabajo.

Antes de que fuese operada por Peña, Paulina permanecía casi siempre internada. A los 13 años cuenta sus cirugías de memoria: fue sometida a 14. La primera fue al otro día de su nacimiento por una malformación anorrectal: nació sin recto y sin vagina. La que cambió el curso de su vida fue la de Peña a los 2 años. No obstante, la última fue a los 10 años. “Le dije a mi cirujano que no quería usar más pañales; no quería vivir más así”, cuenta. Había dos opciones: o la colocación de una sonda de por vida o una sustancia inyectable en la uretra. Paulina optó por lo último y hoy puede tener una vida que considera normal. “Gracias a Peña estoy viva”, afirma.

Ahora, el abordaje que se conoce como sagital posterior es universalmente aceptado como tratamiento de las malformaciones anorrectales. Peña se ha encargado de operar sin costo a los pacientes de cualquier país que se lo soliciten y ha enseñado su técnica a cirujanos de todo el mundo.

“Mis primeros pacientes ya son adultos. Recibo cartas, tarjetas, manifestaciones de afecto que me hacen sentir muy honrado. Me jubilaré el próximo 8 de febrero de 2021 pero seguiré contestándoles porque siento la responsabilidad de saber cómo están”, expresó.

¿Qué hará después? Leer: hasta ahora no ha tenido tiempo ni de leer a Shakespeare ni a Cervantes: “Quiero tener la tranquilidad de estar leyendo sin que me llamen de la sala de operaciones, pero voy a seguir dando consejos”.

alejo alberto peña
A sus 2 años y cuatro meses de vida, Alejo ya ha tenido nueve operaciones. Peña asesoró su intervención en Buenos Aires. Falta una cirugía de reconstrucción.

Lo que en realidad hace temblar el mundo.

Durante toda su trayectoria, a Alberto Peña le ha sorprendido una cosa por sobre todas las demás: “Es lo que yo llamo el poder de las madres”. Y afirmó: “Son capaces de hacer temblar el mundo”.

Peña ha atendido a niños cuyas madres escaparon de la Unión Soviética o de Cuba para volar a Estados Unidos para que él operara a sus hijos. Jujy Fabini, Cecilia Besiño y los padres de Paulina Bozzolasco también movieron cielo y tierra para que él pudiera operar o asesorar. “Las madres son capaces de todo”, dijo a El País. A los padres recomendó que formen asociaciones entre pares.

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