Redacción El País
Aunque la atención de los televidentes estuvo centrada en Gran Hermano y qué pasaba con el uruguayo que otra vez había logrado colarse en la final, la pantalla uruguaya tuvo otras emociones para todos los gustos. Muchas de ellas llegaron de la mano de Masterchef, que tuvo su jornada más emotiva en lo que va de la temporada que acaba de comenzar.
Este martes, el programa de cocina que se volvió emblema del canal uruguayo ofreció varias historias de vida conmovedoras, e hizo llorar a los protagonistas más de una vez. Pero la más especial de todas fue la historia que abrió la velada, que dejó a Sergio Puglia sin poder respirar.
El primer participante presentado este 24 de junio fue Daniel Guastavino, un hombre de 63 años que trabaja en el ambulatorio de Cámara del Palacio Legislativo, y que ya sorprendió con su atuendo, con estampados hippies. "A mí me caracteriza el color", aseguró.
El Guasta, como lo apodan, preparó milanesas de pollo y bondiola empanadas en panko, acompañadas de papas a la crema y una criolla. Y como es costumbre, mientras se entregaba a la tarea fue contando su historia de vida, persuadido por las preguntas de los jurados Sergio Puglia, Ximena Torres y Laurent Lainé, que cuando quisieron saber si estaba casado o tenía hijos, se llevaron una sorpresa.
"Estoy casado hace 13 años con José Luis, hace 37 que estamos juntos. Estamos criando cinco nietos desde que eran bebés. Ahora ya hay dos en Facultad", relató.
Ximena Torres no pudo evitar preguntarle cómo había terminado criando a sus cinco nietos. Entonces Guastavino contó: "Mi hija no pudo hacerse cargo... Y fui yo. Belén y Daniel vinieron juntos, después pasaron algunas cositas con mi hija, después apareció Luna (que tenía 9 meses cuando llegó a la casa del abuelo) y después vino Gonzalo y le dije al Pelado: 'Otro más, ¿te parece? Estamos viejos'".
Finalmente, decidieron criar a ese niño, pero la aventura no terminaba ahí: "Después quedaba Tatiana, que habíamos peleado en el Juzgado para tenerla y nos entregaron la tenencia. Son niños muy agradecidos".
Eso quedó claro minutos después, cuando el conductor Eduardo "Colo" Gianarelli irrumpió en la cocina con José Luis y cuatro de los nietos de la pareja, que le llevaron un cartel a su "tata" y le dedicaron unas palabras sentidas. Uno de ellos dijo que haber sido criado de esta manera fue lo mejor que le pasó, tan bueno que no lo podría haber imaginado ni en sus mejores sueños.
Para ese momento, Puglia ya estaba desarmado emocionalmente y sin poder contener el llanto.
"Son un ejemplo de vida y de compromiso, pero además las milanesas estaban fantásticas, fritas en el punto exacto. Y la criollita era maravillosa", le dijo entre lágrimas.
El jurado le dio la bienvenida a Masterchef de manera unánime, aunque Lainé señaló que hay mucho por mejorar. El propio participante reconoció que no sabe "un caramelo" de cocina gourmet, y mucho menos del emplatado. Pero está dispuesto a aprender.
Su audición se completó con una ronda de abrazos entre todos los presentes en el estudio. Para cuando los chefs volvieron a quedar solos, Puglia, que no podía parar de llorar, se sinceró, falto de aire por la conmoción que le había generado la situación: "Pasan las temporadas y tenés historias como estas... Es imponente. Y te voy a decir una cosa, esas milanesas están geniales". Cerró comiendo, comprobando que la cocina es amor.
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