Redacción El País
"Me dicen Tato y soy de Montevideo, Uruguay. Sufro bullying por fachero", dijo Santiago Algorta al presentarse en el reality más famoso del Río de la Plata. Meses después, ese joven de 29 años que entró con una frase provocadora, carisma y un físico trabajado se convirtió en el ganador de Gran Hermano Argentina 2025, el segundo uruguayo en lograrlo de forma consecutiva, tras la consagración de Bautista Mascia en 2024.
Desde su ingreso a la casa más famosa de la televisión, Tato captó la atención del público con su presencia, seguridad y estilo directo, sin vueltas. En el video de presentación, reconocía que le gustaba gustar, que durante mucho tiempo lidió con inseguridades cuando no lograba atraer la atención de una chica, pero que hoy se acepta como es. “Aprendí a confiar en mí”, decía.
Creador de contenido y rostro habitual en TikTok —donde acumulaba más de 50.000 seguidores al entrar el reality y donde ahora supera los 200 mil—, Tato se dedicaba principalmente a exhibir su cuerpo, compartir rutinas de entrenamiento y promover el deporte como estilo de vida.
Hincha fanático de Peñarol, lo que volvió a quedar claro con su eufórico festejo tras consagrarse campeón de Gran Hermano, Tato trabajó durante años en Fábricas Nacionales de Cerveza, pero fue la televisión la que lo proyectó a otra escala. Apenas apareció en el reality, su cuenta de Instagram explotó: hoy tiene más de medio millón de followers y cuentas de fans dedicadas a compartir su día a día dentro de la casa.
Durante el juego, Algorta construyó alianzas fuertes —especialmente con Luz Tito, quien llegó a la final y se quedó con el tercer puesto—, mostró una faceta sensible, defendió su lugar con estrategias y terminó convirtiéndose en el favorito del público, por amplio margen: ganó con el 62,8 por ciento de los votos frente a su gran rival del ciclo, el cordobés Ulises Apóstolo.