Santiago “Tato” Algorta decidió postularse para Gran Hermano y arrastró a su familia a la aventura. Su hermano Ignacio, que trabaja como director comercial en una empresa de tecnología, cuenta que no miraba el programa, pero en estos meses se volvió experto. Es que la familia entera incorporó al instante a su rutina campañas en redes sociales, subastas para recaudación de dinero para votos y viajes a Buenos Aires. El esfuerzo valió la pena y el uruguayo es uno de los favoritos para ganar la final el próximo martes. “No le tenía fe, no le veía perfil televisivo”, confiesa el hermano a días de la definición.
Para votar desde Uruguay en la definición de Gran Hermano, la vía es el SMS al 7020 con las palabras "VOTO TATO".
-¿Cómo se organiza la familia de Santiago en estos últimos días antes de la final de Gran Hermano?
-Estamos mezclando lo que es el concepto de dinámicas, que es mover a la gente de las redes y de los grupos para que voten. También armamos distintas movidas para que la gente se cope en apoyar a Tato. Hicimos una subasta el otro día, por ejemplo.
-¿Cómo fue?
-La organizó su amigo Augusto. Hicimos una prueba hace un tiempo y funcionó muy bien. Ponemos cenas, camisetas que nos regaló Peñarol y algunas que usó Tato en la casa.
-¿Qué tanto trabajo lleva tener a un hermano adentro de la casa de Gran Hermano?
-Bastante, hay todo un equipo atrás. Augusto y su hermana Vir manejan las redes, las dinámicas de voto y organizan las subastas. Con la familia manejamos más la parte económica. Se usan cuentas de la familia para que la gente mande la plata que es la que se usa para los votos. Mi viejo y yo nos encargamos especialmente de eso. Yo también arreglo las actividades con Peñarol, y mi madre y mi hermana coordinan con la producción cuando nos pide cosas.
-¿Y en términos económicos cuánto cuesta mantener a un familiar en el programa?
-Es incalculable. Para empezar hay muchas idas a Buenos Aires. Cada vez que Tato estuvo en placa mis padres fueron y eso incluye pasajes y hospedaje. Después las movidas para las subastas y las actividades tienen gastos en comidas, transporte, etc.
-Hace unos días lo visitaste junto a tu otro hermano y tu padre en la casa de Gran Hermano para sorprenderlo, ¿cómo fue ese momento?
-Ver a toda la gente laburando a full para que todo funcione es increíble. Nosotros esperamos en un comedor y después nos llamaron para meternos en el SUM, que es mucho más grande que como se ve en la tele. Es muy loca la experiencia de ver que la puerta se abre y aparece Tato. El rato con él fue tremendo, se pasó volando. Lo vimos cansado pero con muchas ganas de ganar. Lo está dando todo. Nos dio tranquilidad verlo bien. Hubo una mezcla entre la emoción de ver a un hermano que no veo hace tiempo con la experiencia de estar en un lugar increíble como la casa de Gran Hermano con todo el mundo mirándote. Quería aprovechar el tiempo al máximo y por momentos me olvidaba que estaban las cámaras.
-¿Qué tan seguro estás de que va a ganar?
-Las encuestas y redes nunca son un reflejo de lo que pasa con el voto del público. Y todo lo que se filtra es mentira. Nosotros tenemos la sensación de que Tato es uno de los favoritos, pero creo que va a estar parejo. Él tiene mucho apoyo en redes, pero en las placas le ha ido igual que a Luz y a Ulises. Lo que se ve al momento de votos siempre es más parejo que lo que se ve en las encuestas de Twitter.
-¿Hay alguna promesa hecha por si llega a ganar?
-Hay muchos compromisos con gente que nos ayudó (risas).
-¿Y festejos previstos?
-No. Seguro armemos algo en Buenos Aires y algo en Montevideo, pero todavía queda mucho que hacer para que gane. No nos gusta esa cosa triunfalista de organizar un festejo cuando todavía no se ganó nada.

-¿Le juega a favor o en contra ser uruguayo?
-Tiene las dos caras de la moneda. Seguramente en algunas personas de Argentina juegue en contra, pero a su vez hay mucha gente de Uruguay que lo apoya por ser uruguayo, cosa que con los participantes argentinos no se da allá.
-¿Siempre le tuviste fe para llegar hasta esta instancia?
-No. Al principio le veía poco perfil televisivo hasta que empezó a hacer jugadas que generaron revuelo. Definió los grupos iniciales de la casa y evaluamos que o lo eliminaban al principio o llegaba hasta la final. Pero antes del programa le tenía poca fe. Es contador, tranquilo, no arma quilombo, no tiene un perfil artístico ni es un showman como los otros.
-¿Pero es frío y calculador como se mostró en la casa?
-Eso sí y es en lo que más le tenía fe, pero lo que más importa en el programa es cómo te ven los de afuera. Yo pensaba que al público no le iba a gustar un perfil así tan estratégico. Tuvo huevo para muchas jugadas clave, fue hábil y así ganó fuerza. Pero a mí me sorprendió el apoyo de la gente en base a su juego.
-Teniendo en cuenta su perfil bajo, ¿siempre viste con buenos ojos su iniciativa de entrar en Gran Hermano?
-Sí. Cuando me lo dijo me impactó bastante, pero enseguida me puse a pensar en lo que había que hacer: cómo se iba a organizar con las redes, con su laburo, con el alquiler del departamento. Él me dijo que sabía que arrastraba a la familia, pero enseguida tuvo un apoyo total.
-Más allá del apoyo, ¿en algún punto te daba pudor semejante exposición para alguien de tu familia?
-Al principio sí, pero apenas entró el panel lo asesinó y en redes también lo mataban así que enseguida se nos formó una coraza. Me incomodaba ver que putearan a mi hermano, pero después uno se acostumbra.
-¿Cómo viste la participación de Selva Pérez, que por ser uruguaya uno hubiera pensado que se acercaría a Tato y eso no pasó?
-Son personalidades muy distintas. Tato se juntó con aquellos que sentía una conexión personal. Con Selva tuvo menos feeling, pero seguro afuera de la casa se van a llevar bárbaro. No me gustó su juego, pero seguro a nivel personal es una genia.
-¿Por qué creés que ella no despertó tanto apoyo entre el público uruguayo?
-Ese lugar camisetero ya lo había ganado Tato antes de que ella entre a la casa. Además está esa cosa folclórica del uruguayo que le gusta más lo tranquilo. Selva al ser tan histriónica capaz que no generó tanta identificación.
-Uno de los temas más polémicos en torno a Tato fue el de la alimentación, ¿cómo lo vieron ustedes desde afuera?
-Él no está diagnosticado con celiaquía, pero tiene la recomendación médica de no consumir gluten por una enfermedad autoinmune. La producción estuvo muy pendiente de eso. Y después que los participantes lo usen a su favor de alguna forma era normal. Decían “qué ganas de comer algo rico y a éste le dan esto”. Lo que pasaba era que era imposible que la porción que le daban sin gluten a él siempre fuera proporcional a lo que le correspondía a cada uno de los demás. A veces le tocaba más, pero también había veces que les llevaban alfajores, por ejemplo, y él no podía comer. Entonces a veces le jugaba a favor y a veces en otra.
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