La increíble historia de demandas, versiones e intentos fallidos detrás de "The Pitt", una de las series del año

"The Pitt", el drama médico que acaba de consagrarse en los premios Emmy, ¿es en verdad una secuela de "ER" disfrazada de nueva serie? El drama digno de un guion que hay tras la elogiada ficción.

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Noah Wyle en la serie "The Pitt".
Foto: Difusión

En febrero de 2020, el actor Noah Wyle decidió que había llegado el momento de traer de vuelta a su personaje televisivo más exitoso: el doctor John Carter, del drama hospitalario ER. Le escribió un mail a John Wells, quien había sido showrunner de ER, y describió su idea como “una miniserie limitada de 12 episodios, donde volvemos a mirar al tipo que nos mostró el mundo por primera vez”, y agregó: “Más oscura y cruda. Envejecida. Pero todavía él”.

De esa semilla surgió The Pitt, el drama de HBO Max que acaba de ganar tres premios Emmy y transcurre en Pittsburgh —no en Chicago, como ER—. En vez de Carter, Wyle interpreta a Michael Robinavitch, el dr. Robby.

La visión original de Wyle estuvo a punto de concretarse. Pero las negociaciones sobre una secuela de ER se frustraron por desacuerdos entre Warner Bros. Television y los herederos de Michael Crichton, el autor que escribió el guion del piloto. Las tratativas con su viuda, Sherri Crichton, fueron tan lejos que Warner llegó a redactar un comunicado de prensa anunciando el regreso de ER.

“Noah Wyle volverá a interpretar su papel icónico”, decía el texto obtenido por The New York Times, en un “encargo directo de serie para la secuela de ER”, con Sherri Crichton como productora ejecutiva. Pero el comunicado, como la secuela, nunca vio la luz.

Desde entonces, Sherri Crichton demandó a Warner Bros., Wyle, Wells y al creador y showrunner R. Scott Gemmill en un tribunal estatal de California, afirmando que The Pitt es el reboot de ER disfrazado de burdo camuflaje. “Estoy defendiendo a Michael Crichton y su legado porque él no puede defenderse solo”, dijo en respuestas escritas al Times.

El equipo detrás de The Pitt sostiene que no solo cambiaron la locación y el nombre del protagonista, sino todo: desde la iluminación hasta la música y el ritmo narrativo. “Cuando creé The Pitt, me propuse que fuera diferente de ER (y de cualquier otro drama médico que conozca) en la mayor cantidad de aspectos posible”, declaró Gemmill ante el tribunal.

“Mi objetivo era hacer algo completamente nuevo”, explicó.

La demanda quizá habría quedado como una nota al pie en la historia de la televisión si The Pitt se hubiera desvanecido. Pero entre sus nominaciones al Emmy y el anuncio de una segunda temporada, el caso adquiere magnitud. Y en una cultura contemporánea saturada de remakes, la pregunta sobre quién controla los derechos de reboots, secuelas y spin-offs cobra relevancia.

Los documentos judiciales ocultan un drama digno de un guion: un actor de mediana edad que busca revivir sus días de gloria y una viuda decidida a mantener viva la memoria —y la lucrativa propiedad intelectual— de su esposo. ER se emitió durante 15 años, sobreviviendo a Michael Crichton. Wyle se quedó 11 temporadas en el papel más importante de su carrera.

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Noah Wyle en "ER".

El polémico trasfondo detrás de una de las series del año

Michael Crichton tenía cuatro exesposas y una hija adolescente cuando empezó a salir con Sherri Alexander. Se casaron en 2005; tres años después, Michael murió a los 66 años mientras recibía tratamiento contra el cáncer. Sherri, entonces de 44, estaba embarazada de seis meses. Michael no había actualizado su testamento, que no mencionaba al niño por nacer. Ella hizo una demanda para que su hijo fuera reconocido “heredero omitido”.

Los abogados de la hija de Michael pidieron al tribunal que apartara a la viuda como coadministradora del patrimonio debido al conflicto de interés entre las necesidades de su hijo y las del fideicomiso. Sherri, además, reclamó 7 millones de dólares a los que decía tener derecho según el prenupcial que estipulaba que recibiría un millón al año durante nueve años, por parte de su marido.

Los detalles del fideicomiso y la división de bienes siguen siendo privados, pero Sherri Crichton se convirtió en directora ejecutiva de CrichtonSun, una productora de cine y televisión que también gestiona el archivo de Michael Crichton.

Lejos de limitarse a cobrar regalías y residuales, asumió un rol activo en el cuidado de su legado. Se publicaron de manera póstuma dos novelas y el año pasado Michael Crichton volvió liderar las ventas con Eruption, un manuscrito inconcluso que terminó otro best seller, James Patterson.

En 2016, HBO estrenó una nueva versión de Westworld, una serie basada en la película de 1973 que Michael había escrito y dirigido. Sherri quería que su esposo recibiera el crédito de creador. No sucedió.

Y en 2022 recibió una llamada de Wells, que le avisaba que Deadline estaba por difundir una nota sobre un reboot de ER. “Me quedé impactada. Aunque el desarrollo claramente había comenzado mucho antes, nadie me había dicho nada”, declaró al tribunal.

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Una escena del drama médico "The Pitt".
Foto: Max

Sherri llamó de inmediato a su agente literario y a su abogado. Revisaron los contratos antiguos y encontraron lo que consideraban una cláusula inusual y poderosa. Decía: “Cualquier publicación relacionada con ER quedarán congelados, siendo necesario el acuerdo mutuo entre Crichton, Amblin y Warner Bros. para avanzar”.

Según su interpretación, esa cláusula les otorgaba poder de veto sobre cualquier reboot. No dieron el consentimiento.

Wyle envió mensajes a Sherri en un intento de conseguir su aprobación. “Me han explicado las complejidades de tu situación y me horrorizaron los ejemplos de falta de respeto hacia ti, Michael y el patrimonio en otras propiedades”, le escribió en 2023. “Admiro, respeto y respaldo tu lucha por proteger su legado y autoría”.

Y Wells le describió a la viuda el programa que planeaban: “Un turno de 12 horas. Una hora por episodio que se extiende a un turno de 14. El guion original de Michael (nuestro piloto) era un día en la vida de la sala de emergencias y Mark Greene (Anthony Edwards). Treinta años después, iba a ser un turno de 14 horas para John Carter (Noah Wyle), ahora médico de planta en la sala de emergencias”. Es el mismo enfoque en tiempo real que se cuenta en The Pitt.

Los mensajes presentados en el caso son crudos y cargados de emoción, y no sugieren que el equipo que trabajaba en el reboot pensara que terminarían en una demanda.

Brett Paul, presidente de Warner Bros. Television, declaró que los representantes de Sherri Crichton habían “exigido muchos millones de dólares”.

Los representantes de Sherri afirman que ella no recibe ningún dinero de los derechos de ER. “No verá un dólar de esta demanda”, dijo Robert Klieger, su abogado. “Cualquier compensación irá íntegramente a los hijos de Michael”.

Tras meses de negociación, Wells ofreció una garantía personal de 5 millones de dólares al patrimonio si Michael Crichton no recibía el crédito de “creado por”. Pero, según la demanda, Warner envió un nuevo acuerdo en 2023, exigiendo que esa versión “final y definitiva” se firmara esa misma noche. Sherri no aceptó.

Tras otra breve ronda de negociaciones, el proyecto quedó muerto. Sin embargo, aunque el reboot de ER desapareció, un programa similar avanzaba sin la participación del patrimonio Crichton. Y en marzo de 2024 se anunció The Pitt.

El entorno de Crichton se sintió traicionado, y el 27 de agosto de 2024, antes de que la serie saliera al aire, presentó una demanda en el Tribunal Superior de Los Ángeles por incumplimiento de contrato. La denuncia afirmaba: “Esta vez, sin embargo, WBTV no busca enterrar a Crichton en los créditos finales, sino borrarlo por completo de una de sus creaciones emblemáticas”.

El 4 de noviembre, los demandados pidieron al tribunal desestimar la causa, sosteniendo que The Pitt no es una obra derivada de ER. Subrayaron que la nueva serie trata del mundo posterior al COVID, recordándole al juez que aborda hechos ocurridos después de la muerte de Michael Crichton.

Si el caso llega a juicio, podría convertirse en un espectáculo inusual, con la posibilidad de que se tomen declaraciones a Wyle y los productores de la serie, y la divulgación pública de correos y mensajes privados. “Esto mancha el legado, y no debería haber pasado”, dijo Wyle a Variety este año. “esto pudo haber sido una sociedad. Y cuando no lo fue, no tenía por qué volverse tan agrio”.

Nicholas Kulish, The New York Times. Esta es una versión reducida de la nota original.

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