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El australiano cautivó a los uruguayos en una noche que se cerró bajo lluvia, en Montevideo
Nick Cave llevó el rock a otro nivel en el Teatro de Verano, con un concierto memorable que lo tuvo todo: canciones profundas, una banda perfecta, histrionismo teatral, oscuridad y esperanza, rabia, una conexión con el público de esa que pocas veces se ve, la tormenta u2014y después la lluviau2014 como marco. Tuvo distorsión, micrófonos volando por el aire, y sobre todo, la presencia magnética del más fabuloso de los australianos.
Los Buenos Muchachos en formato reducido y experimental, abrieron la noche sobre las 20.50 con un set que se hizo corto, y que reversionó algunas de las canciones de la banda. No faltó "Nico Cuevas", obvio, un guiño al artista que vendría después y a quien los músicos uruguayos vieron desde el público. En el Ramón Collazo no cabía un alfiler.
Después, cerca de las 22.00, Nick Cave y sus Bad Seeds dieron una cátedra de arte, de rock, de perfección que quedará grabada a fuego en los miles que lo vieron, en los que tocaron sus manos, en los que bailaron con él sobre el escenario. En todos los que alguna vez dirán que estuvieron el día que Nick Cave dejó todo en Montevideo.
La crónica completa del recital, mañana en la edición impresa y digital.
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