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El Oscar votó con el corazón y "CODA", una historia optimista ganó como mejor película

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CODA

Resumen

"El poder del perro", se llevó un solo premio de la Academia en una ceremonia marcada por un incidente pugilístico entre dos estrellas

Y una noche volvió el Oscar. Y lo hizo como si no hubiera pasado nada: con los mismos lujos, la grandilocuencia acostumbrada y las polémicas de siempre. Y hasta con una cachetada en vivo de Will Smith a Chris Rock por un chiste mal ubicado. Esas cosas sí que no suelen pasar.

Igual de sorpresivo, aunque mucho menos violento, fue que CODA sea la mejor película del año, un premio que, de antemano, parecía destinado a El poder del perro, que llegó con la mayor cantidad de nominaciones (12) y se llevó solo el Oscar a mejor dirección para Jane Campion.

Lo de CODA es una exageración: es una remake de una película francesa, La familia Belier, sobre la que todo el mundo coincide que es mejor que esta. Representa, en todo caso, un estado de ánimo que necesita el cine tras sortear una pandemia y con una guerra en curso. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográfica, o sea el cine de Hollywood, prefirió una película buena onda sobre la posibilidad de sortear los obstáculos que otros nihilismos que andaban en la vuelta y que eran objetivamente mejores.

Hizo lo mismo en 2018 cuando en plenos conflictos raciales premió la bonhomía de fábula de Green Book, aquella con Viggo Mortensen y Mahershala Ali.

CODA (un acrónimo en inglés que significa “hijo de adultos sordos”) sigue a una muchacha que quiere ser cantante aunque su familia de pescadores es pobre y sordomuda. Es una película menor, lejos de las bondades que uno espera de este premio.

Finalmente CODA, que es de Apple TV pero en Uruguay se la ve por Amazon Prime Video, ganó los tres premios a los que aspiraba: además del más importante de la noche, se hizo del de guion adaptado y mejor actor secundario para el intérprete sordomudo, Troy Kotsur, un favorito de todas las pencas.

Todo lo demás iba a ir, decíamos los críticos entusiastas, para El poder del perro, por lo que lo suyo fue una derrota por goleada. El entusiasmo, en todo caso, estaba justificado más allá de que algunos la han señalado como algo lenta sin ver que ahí, justamente, en el avance sin prisa pero sin pausa de la historia, está parte de su encanto.

Fue, en todo caso, una derrota fuerte para Netflix que aspiraba, con expectativa fundada, a conseguir el esquivo reconocimiento del Oscar a mejor película. El poder del perro, una obra importante dirigida por una directora importante y muy cuidada en todos sus detalles artísticos, era una posibilidad cierta de conseguir esa certificación de prestigio.

Capaz que es peor porque Apple TV, la plataforma de streaming que es de sus principales rivales en el negocio en Estados Unidos, lo consiguió con CODA en su primer intento. Es la primera vez que un film del streaming consigue esta estatuilla.

Antes de la primera hora de ceremonia ya estaba confirmado que Duna iba a ser la película que se iba a llevar más Oscar: ya tenía los seis arrasando en los rubros técnicos (diseño de producción, banda sonora, edición, sonido, fotografía y efectos visuales). Cinco de ellos fueron entregados en una preceremonia que, aunque parecía que no iba a ser así, formó parte de la transmisión que, este año, duró tres horas y media.

Duna venía con 10 nominaciones entre las que no estaban, irónicamente, la del director Denis Villeneuve, el hombre que contrató y dio las indicaciones a todos esos premiados.

A diferencia de otros años, los premios quedaron muy repartidos. Kenneth Branagh ganó, sorpresivamente, como mejor guion original por Belfast, reconociéndole méritos que parecían más claros en Licorice Pizza de Paul Thomas Anderson, quien volvió a no llevarse nada.

Will Smith ganó el único Oscar deRey Richard: una familia ganadoray en un discurso confuso se refirió a defender a su familia, quizás haciendo mención al cachetazo que le acababa de dar a Rock. También se esperaba que Ariana DeBose ganara como actriz de reparto por su Anita (el mismo papel que le dio ese premio en 1962 a Rita Moreno) en Amor sin barreras.

Inesperado, quizás, fue el premio a mejor actriz para Jessica Chastain por su evangelista en Los ojos de Tammy Faye (que no se vio en Uruguay; llegará a Star+), que también se llevó el premio a mejor maquillaje.

La película internacional (Drive My Car) y la animación (Encanto) estaban dentro de lo previsible. La mejor canción fue la de Billie Eilish y su hermano Finneas O’Connell, para la última película de James Bond, Sin tiempo para morir. El agente con licencia para matar fue homenajeado con un clip que celebró sus 60 años de vida.

También hubo un homenaje a los 50 años de El Padrino con Francis Coppola, Al Pacino y Robert De Niro en escena; a los 15 años de Juno y los 25 de Tiempos violentos, con Uma Thurman y John Travolta tirando unos pasos.

La ceremonia, verdaderamente, se vio como en los viejos tiempos. Las tres conductoras —Regina Hall, Amy Schumer y Wanda Sykes— tuvieron apariciones esporádicas pero graciosas. Hubo un verdadero desfile de estrellas y un escenario de esos lujosos.

Pero de lo que más se va a hablar será de la bofetada de Will Smith y de que, una vez más, la Academia votó más con la razón del corazón que por méritos artísticos. Esas cosas pasan.

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