El drama que se convirtió en un ícono LGBT y devolvió la fe a su director, regresa al cine por sus 20 años

La película "Secreto en la montaña", protagonizada por Heath Ledger y Jake Gyllenhaal y dirigida por Ang Lee tendrá funciones en Movie Montevideo para celebrar los 20 años de su estreno.

Imagen promocional de "Secreto en la montaña"

"Desearía saber cómo dejarte”, dice un frustrado Jack Twist (Jake Gyllenhaal) a su amante secreto Ennis Del Mar (Heath Ledger) en una escena ahora emblemática de Secreto en la montaña, el celebrado drama de temática gay de Ang Lee basado en el cuento de 1997 de Annie Proulx.

La película se estrenó originalmente en diciembre de 2005, pero regresó a los cines con motivo de una reedición por su vigésimo aniversario. Hoy y el miércoles 17 (las dos veces a las 21.00) se exhibe en Movie Montevideo.

La dolorosa frase de Jack llegó a sintetizar el amor condenado entre dos hombres rudos para quienes los majestuosos paisajes de Wyoming se convirtieron en un refugio romántico sagrado: el único lugar donde podían expresar libremente el deseo y la ternura el uno por el otro.

Pero esa línea, y la noción de dos hombres que encarnan un arquetipo de la masculinidad estadounidense enamorándose, fue tanto parodiada como convertida en meme en la cultura pop -a menudo reducida a “la película de cowboys gay”- incluso mientras el film recibía elogios de la crítica y nominaciones al Oscar (ocho, incluida mejor película, que perdió con Vidas cruzadas). Llegando en un punto de inflexión político en Estados Unidos, Secreto en la montaña tocó una fibra que iba mucho más allá de los círculos cinéfilos.

Imagen de la película "Secreto en la montaña".
Imagen de la película "Secreto en la montaña".
Foto: Difusión.

Para el crítico de cine y autor Alonso Duralde, quien escribió una historia del cine queer titulado Hollywood Pride, la película fue un momento decisivo para la representación en Hollywood. Fue distribuida por Focus Features, la filial independiente de Universal Pictures, con un director venerado y estrellas emergentes, lo cual significaba que potencialmente podía tener mayor alcance e impacto.

“El matrimonio gay se estaba debatiendo estado por estado, y para mí se sentía como: ‘Esta es una película que la gente heterosexual va a ver, y van a llorar al final porque dos chicos gays no pudieron estar juntos porque la sociedad lo impidió’”, recordó Duralde, quien trabajaba para la publicación LGBTQ+ The Advocate en el momento del estreno.

Pero Diana Ossana, una de las productoras y guionistas de la película que ganó el Oscar al mejor guion adaptado junto a Larry McMurtry, dijo que la industria no estaba ansiosa por hacer la película.

“Recibía llamadas de gente de todo Hollywood diciéndome lo hermoso que era el guion, pero me frustraba un poco tanto elogio, solo porque nadie se comprometía”, dijo.

Comentó que al principio, los agentes de los actores les decían a sus clientes que aceptar esos roles sería un suicidio profesional. Incluso después de que Lee se sumó al proyecto (Gus Van Sant y Joel Schumacher habían considerado dirigirla), las dificultades de casting persistieron hasta que firmaron Gyllenhaal y Ledger.

“Yo aprecié que esos actores asumieran esos papeles”, dijo Lee. “Cuando entrevisté a algunos actores, pensaba: ‘Soy un buen director y esta es una buena historia. Deberían lanzarse a hacerla.’ Pero uno veía la vacilación en muchos de ellos; en cambio, ellos no dudaron, así que les doy crédito por eso”.

En una entrevista con Howard Stern en 2015, Gyllenhaal dijo que se interesó porque Lee la dirigía, y más importante aún, porque “el guion me conmovió”.

Durante una conferencia de prensa en el Festival de Berlín de 2006, Ledger respondió a quienes tenían posturas homofóbicas diciendo: “Creo que es una vergüenza increíble que la gente se esfuerce tanto en expresar su repugnancia o sus opiniones negativas acerca de la forma en que dos personas desean amarse mutuamente”.

Para Lee, que ganó el Oscar a mejor dirección por Secreto en la montaña y llegó al proyecto después de Hulk, la producción reavivó su impulso creativo. “La película fue muy nutritiva para mí. Quería dejar de hacer cine. Estaba tan cansado justo antes de eso”, dijo Lee. “Esa película me hizo sentir que existe un dios del cine que me ama y quería que siguiera contribuyendo al cine”.

Lee opinó que hacer una película como esa hoy sería difícil, no por sus temas, sino porque “los estudios se han vuelto más sofisticados en cómo ejercer el control, y la audiencia se ha vuelto más cínica”.

El director dijo que no había anticipado que Secreto en la montaña se convirtiera en un fenómeno cultural. “Una vez que llegó a los shoppings, la reacción adversa me preocupó, pero solo un rato”, dijo Lee. “Cuando la gente vio la película, muchos simplemente se derritieron. Eso es algo maravilloso. Les ayudó a ver los problemas, a tener empatía y a ser más abiertos de mente”.

¿Y qué pasa con el Oscar a mejor película? “¡Basta!”, dijo Lee, riendo a carcajadas cuando le sugerí que Secreto en la montaña debería haber ganado. Luego agregó: “Yo también lo creo, pero no guardo rencor”.

Ossana dijo que sabía que las posibilidades eran escasas de llevarse el gran premio. Cree que la homofobia impidió el triunfo. “La gente quiere negarlo, pero ¿qué otra cosa podría haber sido? Hasta ese momento habíamos ganado todo”, afirmó.

Duralde recordó que leyendas de Hollywood como Ernest Borgnine y Tony Curtis declararon públicamente que no verían Secreto en la montaña. “Absolutamente creo que ese bloque de votantes impidió que la película ganara el Oscar a mejor película”, dijo.

Pero la película sí tuvo un impacto emocional significativo en el público general. Una vez que se estrenó ampliamente a principios de 2006, Ossana viajó a varios estados, incluidos Misuri, Dakota del Sur y Colorado, para presenciar de primera mano las reacciones del público.

“Las salas estaban todas llenas porque todo el mundo tenía curiosidad por esta película. Y cuando aparecía la escena sexual entre los chicos, se veía que algunas personas se levantaban y se iban, pero no demasiadas”, recordó Ossana. “Al final de la película nadie se iba. Simplemente se quedaban clavados en sus asientos hasta que se encendían las luces, y había gente llorando”.

“Secreto en la montaña demostró que una narrativa sobre personajes queer podía resonar con espectadores de todo el espectro”, señaló Duralde, “y que las historias queer pueden contarse de un modo honesto y directo y aun así ser aceptables para una audiencia mainstream”.

Carlos Aguilar, The New York Times

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