Dos estrellas de Hollywood se unen en un drama romántico sobre sanación, perdón y segundas oportunidades

Margot Robbie y Colin Farrell se encuentran en un rincón de sus almas para emprender un profundo recorrido emocional en El gran viaje de tu vida, una aventura que “se inclina hacia la esperanza, la sanación, el perdón y esas ideas preciosas, no demasiado elevadas, sino bastante prácticas”, explica el actor a EFE.

La trama, que se estrenó ayer en Uruguay como un faro que ilumina la complejidad de las relaciones humanas, empuja a “reflexionar sobre el pasado e intentar reconciliarse con lo que uno puede o ve de sí mismo”, agrega el actor.

Farrell y Robbie se presentan como David y Sarah, dos extraños que se encuentran en la boda de un amigo en común que, tras una serie de sucesos fantásticos, se embarcan en un viaje en el que reviven momentos clave de sus pasados, confrontando miedos y arrepentimientos para poder sanar.

Para cargar las pesadas mochilas emocionales de sus personajes, ambos actores forjaron su conexión a través de sus propias vivencias personales.

“Fue fácil hacerlo hablando de cosas que realmente habíamos vivido. Sin darnos cuenta, empezábamos a entender mejor a nuestros personajes y esa fue una forma encantadora de hacerlo”, cuenta Robbie en una entrevista con EFE.

El ejercicio lo trasladaron a un auto, el escenario más repetitivo y simbólico de la película, para hilvanar los complejos sentimientos de Sarah y David junto al director de la obra, el surcoreano nacionalizado estadounidense Kogonada.

“Mientras conducíamos, hablábamos de temas graciosos y tontos o profundos. Dábamos vueltas en auto y continuábamos esas conversaciones” hasta entrelazar las escenas, añade la actriz de Barbie.

Para Farrell, el proyecto supuso un cambio radical en su carrera, ya que venía de rodar El Pingüino, la serie de HBO Max en la que su personaje es “bastante oscuro, bastante intenso y muy extremo”, dice.

Pese a las diferencias extremas entre David y el supervillano de la Ciudad Gótica, el actor encuentra paralelismos. “Esto era mucho más tierno y seguía abordando las mismas preguntas que se plantean en El Pingüino sobre el pasado, las cosas que has hecho y las esperanzas que tienes para el futuro, y las relaciones que funcionan y las que no”, ahonda.

A un guión “simplemente hermoso” que enamoró tanto a Farrell como a Robbie, se sumó la necesidad de Kogonada porque la película hiciera justicia a la historia creada por Seth Reiss y “transmitiera muchos sentimientos diferentes”, dice.

“A veces es muy divertida y a veces tonta; a veces muy seria y triste. Ese fue el desafío: cómo crear un mundo que te permita experimentar todo tipo de emociones, pero que al final se sienta significativo y romántico, y que te sientas involucrado, que sientas que te importan los personajes”, reflexiona el director.

“Esta película me ha cambiado la vida. Es un viaje realmente desafiante, en el mejor sentido, creo que es lo más grande que he hecho”.

A su juicio, la película es un recordatorio de que “se trata de estar presente al final del día y abierto a estas experiencias significativas que lo definen”. Es, dice, “un comienzo feliz”.

(Mikaela Viqueira, EFE)