Brad Pitt es una de las figuras más influyentes de Hollywood desde hace casi cuatro décadas y hoy suena fuerte por su protagónico junto a Javier Bradem en F1, la película. Más allá de su talento, se destaca por su instinto para elegir proyectos. Sin embargo, hubo una película que lo marcó para mal: la detestó tanto que decidió cambiar por completo su forma de encarar su carrera. Y, aunque fue un éxito mundial, le dejó un sabor amargo que nunca olvidó.
Fue una de las caras de grandes producciones como Se7en: los siete pecados capitales, La gran estafa y sus secuelas, Troya, Sr. y Sra. Smith, Bastardos sin gloria y Érase una vez en Hollywood. Pero romper con la taquilla, muchas veces, no alcanza; aun cuando muchos aseguran que ese papel le permitió el reconocimiento que esperaba desde hacía años.
En una entrevista de 2009 con The New York Times, el actor reveló cuál fue la película que se arrepiente de haber protagonizado y contó por qué lo hizo: “Tuve que hacer Troya, supongo que ahora ya se puede contar, porque rechacé hacer otra película y tenía que hacer algo para el estudio (...) Fue doloroso, pero me di cuenta que la forma en la que las cosas se contaban en esa película no eran como debería ser”.
Troya se filmó en el 2004 y fue dirigida por Wolfgang Petersen. Al parecer, le hizo perder a Brad Pitt la oportunidad de filmar con los hermanos Coen (dúo de directores, guionistas y productores reconocidos) Hacia el mar blanco lo que lo enojó en aquel momento, aunque ese film finalmente no se hizo por falta de presupuesto.
“Eso me estaba volviendo loco. Me había convertido en un niño mimado por David Fincher (director de El club de la pelea). Y allí no había ni rastro de Wolfgang Petersen”, relató. Por último, destacó que la película lo marcó y lo llevó a tomar una determinación que fue trascendental en su carrera: “Ahí tomé la decisión de invertir mi tiempo solo en historias de calidad. Fue algo que se notó en mi carrera la siguiente década".
La taquillera "Troya" tampoco conformó a Bloom
Cabe destacar Troya fue una de las películas más caras de su época. Contó con un presupuesto estimado en 175 millones de dólares. La producción se esforzó por recrear las escenas de batalla a gran escala, por lo que utilizó miles de extras y efectos especiales. Recaudó más de 497 millones de dólares en todo el mundo, convirtiéndose en un éxito de taquilla.
Brad Pitt interpretó a Aquiles, el invencible guerrero griego, y Eric Bana fue su noble antagonista, Héctor, príncipe de Troya. Junto a ellos, Orlando Bloom le dio vida a Paris, el joven troyano cuyo amor por Helena desencadena la guerra, mientras que Diane Kruger hizo lo suyo con Helena.
Pero el actor no fue el único al que no le gustó filmar dicha película. Años después del estreno, Orlando Bloom también admitió públicamente que no se sintió a gusto con el papel de Paris. "Hacerlo fue completamente en contra de todo lo que sentía dentro de mi ser“, dijo. Esto, sin dudas, reveló que, a pesar del éxito comercial que tuvo, el proceso creativo detrás de cámaras tuvo sus desafíos para parte del reparto.
(La Nación/GDA)
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