"Le costaba demostrar sentimientos": cinco famosos revelan cómo era trabajar con Cacho De la Cruz

Redacción El País
Tras el fallecimiento de Cacho De la Cruz el pasado viernes 7 de noviembre, Sábado Show consultó a cinco figuras clave que compartieron parte de su carrera para que recuerden cómo era el emblemático conductor detrás de cámara.

"Generoso", "respetuoso" y "creativo" son algunas de las definiciones que aportaron el Mago Ledo, la comunicadora Daniela Marotta (El Show del Mediodía), el actor Nelson Burgos (su mayordomo en el sketch de Chichita), Joaquín Doldán, que lo acompañó en su último programa radial Un Cacho de Radio, y Mariana García, la icónica Bobalinda de Cacho Bochinche.

Francisco Flores/Archivo El Pais

No hay palabras. Con Cachito nos conocimos en el 73, cuando yo era un almacenero de barrio. Un día apareció en el local y me ofreció ser mago. Yo ayudaba al mago Ariel. Fuimos a Buenos Aires para conseguir cosas de magia. Él era muy exigente y si lo sabías aprovechar podías llegar lejos. Yo me acuerdo que me hice famoso en un mes y todos me conocían como el Mago Ledo. Él daba la oportunidad y uno podía llegar lejos. Para mis shows, yo pedía cuatro o cinco veces más que cualquier otro mago, pero no porque fuera bueno sino porque era "el mago de Cacho Bochinche". Trabajé con él hasta el 83 y nos alejamos por una estupidez mía. Yo me di por echado del elenco. La fama se me había subido a la cabeza, pero él jamás se enojó conmigo. Nos reencontramos en 2001, nos amigamos y la amistad fue cada vez mayor hasta el último momento que quedó internado. Hablábamos cuatro o cinco veces por día.

Archivo El Pais

Lo recuerdo como una persona generosa y respetuosa. Era tremendo artista y un líder nato que no enseñaba desde un lugar de saber sino haciendo. Él estaba en todo: en la escenografía, los libretos, la cámara. Había algo de mantener al grupo unido siempre, todos nos apoyábamos entre todos. No solo era el tiempo que duraba el programa, sino que había muchas horas de ensayo y él organizaba asados para todos. Hacía que nos pusiéramos la camiseta del programa.

Compartí con Cacho 10 años de televisión y teatro. Siempre teníamos charlas interminables en el camarín con consejos, halagos o críticas certeras. Era un obsesionado por la prolijidad y el respeto al televidente. Después que dejé de trabajar con él, siempre estuvo atento a mi desempeño en los medios. Los que lo conocimos a fondo sabemos que era serio y solidario, y si uno lo necesitaba él estaba. Fue único e irrepetible, dejó un legado y siempre va a ser “el señor televisión”.

Cacho era un trabajador muy creativo. Un músico talentoso, fanático del dixieland . Un compañero de trabajo exigente (y si era jefe más aún). Un tipo al que le gustaba divertirse. Se acostumbró tanto a sonreír a la cámara que le costaba demostrar sus sentimientos. Tenía que desbordarle una emoción para ver como se sentía, ver la pobreza por ejemplo, lo paralizaba. Ayudó a muchos de forma directa y en silencio. Y a otro montón los hizo felices de forma pública. Tuvo una vida intensa y completa. Estuvo presente en la mayoría de sus homenajes. Era un gran amigo (de esos que dan consejos sabios), y lo voy a echar de menos, siempre.

Estefania Leal/Archivo El Pais

Trabajar con Cacho era lo más grande que había. Era la excelencia por donde se lo mire. Comencé a admirarlo a través de la pantalla y luego llegar a trabajar con él fue un sueño hecho realidad. Conocí a mi ídolo y era mejor de lo que había imaginado en todo aspecto. Era exigente y le tenía un respeto profundo al público. Eso hacía que cada uno quisiera dar lo mejor para estar a la altura y seguir aprendiendo. También era muy generoso. Todo lo que hacía lo compartía y lo explicaba. Pero lo que realmente lo hacía inmenso era su calidez humana. Es impresionante la cantidad de personas a las que le tendió la mano sin esperar un reconocimiento.