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Ignacio Álvarez tras su vuelta al dial: la "casi obsesión" de Carlos Tanco, el "fanatismo" de Sergio Gorzy y el "desgaste" con Martín Fablet

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Ignacio Álvarez. Foto: Leo Mainé

NOTA DE TAPA

Luego del debut de La Pecera, el periodista recibe a El País y no esquiva ninguna polémica. "El Grupo Magnolio me ofreció lo que yo quería y ahora estoy mejor que antes", dice del cambio de radio.

-¿Cómo te sentiste en el debut de La Pecera, tu nuevo programa en Azul FM?

-Fue un debut intenso y emotivo. Salí como si me hubieran apaleado porque tuvo una carga brutal de adrenalina. Es muy fuerte sentir que sos tanto para tanta gente. A la mayoría no la conozco, pero se genera un vínculo afectivo importante después de que me escuchen todos los días durante 20 años. Yo sabía que ese amor estaba, pero se explicitó todo en una misma mañana, entonces el corazón explotó y se desbordó la pecera.

-¿Qué tomaste en cuenta para armar el equipo del programa?

-El profesionalismo, la calidad humana y la energía. Soy muy exigente y siempre lo fui en el laburo. Pero es tan o más importante confiar en las personas con las que estás trabajando, sentirse bien, cómodo y que todos tiremos para el mismo lado. Esa buena energía se contagia. Si yo tengo al mejor en determinado rol pero es un tipo venenoso o tóxico, no lo quiero, gracias.

-¿Te pasó?

-Claro que me ha pasado.

-¿Qué fue lo que pasó aquel fin de semana de julio de 2020 para que decidas dejar Las Cosas en su Sitio (Sarandí) después de 20 años?

-Aquel viernes me despedí normalmente del programa, y el fin de semana como no nos poníamos de acuerdo con el director de la radio le escribí un mail para decirle que viéramos cómo íbamos a anunciar mi desvinculación. Me dijo que fuera el lunes para despedirme. Obviamente no fui. No me gustó nada el destrato y no quería darle un segundo más de mi vida a ese micrófono.

-No te despediste ni le diste explicaciones a tu público...

-Es verdad, pero implicaba hacerlo en una casa que yo sentía que ya no era mi casa. El público tuvo que pagar esa consecuencia.

-¿El conflicto fue por una diferencia estrictamente económica?

-Lo que pasó fue que después de hacerme el mayor ajuste de la radio en términos absolutos y porcentuales, al ver que la economía comenzaba a moverse planteé una escala progresiva de recuperación del salario. Yo estaba haciendo un esfuerzo brutal, me había comido todos mis ahorros. Y como las tandas se estaban engrosando, me pareció un planteo lógico. No solo no me la llevaron sino que ni siquiera estuvieron abiertos a considerarlo y me tiraron el contrato arriba de la mesa diciendo “es esto o nada”. Ellos querían seguir con ese recorte para siempre. Más allá de lo económico, me pareció una actitud que por un tema de dignidad no estaba dispuesto a tolerar.

-¿Volviste a escuchar el programa?

-No, nunca.

Ignacio Álvarez. Foto: Leo Mainé
"No me gustó nada el destrato (de Radio Sarandí)". Foto: Leo Mainé

-¿Cuándo te llegó la propuesta del Grupo Magnolio para estar en Azul FM?

-Me acuerdo que el lunes siguiente a mi salida de Sarandí estaba en el sillón oscilando entre el abismo y la gloria. Por un lado pensaba “¿qué hice?” y por el otro decía “todo pasa por algo”. Enseguida recibí dos llamadas de grupos muy importantes. Esa tarde tuve una reunión con uno y al otro día tuve un almuerzo con el “señor Magnolio”. Las lágrimas de angustia que tenía ese lunes de mañana se transformaron después del almuerzo en lágrimas de emoción y agradecimiento.

-¿Quién es el “Señor Magnolio”?

-Por algo lo llamo “Señor Magnolio”...

-¿Cuál fue el otro grupo que te hizo una propuesta?

-Prefiero no mencionarlo por un tema de delicadeza.

-¿Qué te ofreció el Grupo Magnolio?

-Me ofreció un programa de mañana con determinadas condiciones económicas. Se dio el mejor de los escenarios. Les dije que antes de la pandemia ganaba determinado salario y que quería seguir ganando eso y algo más. Salió eso y algo más, así que estoy mejor que antes.

-¿Te reuniste con los gerentes visibles del Grupo Magnolio, Jorge Piñeyrúa, Rafa Cotelo e Iñaki Abadie?

-Mis reuniones fueron con otras personas, los directores del grupo. Al Piñe no me lo cruzo desde la época de Zona Urbana en Canal 10, a Rafa Cotelo la última vez que lo vi fue hace años en la Teletón, y a Iñaki, que es el gerente general del grupo, lo conocí en diciembre y me pareció un gran tipo y súper profesional. Quedamos mutuamente encantados y es un placer trabajar con él.

-Entrás a un grupo en el que las principales figuras como Joel Rosenberg y Carlos Tanco te han criticado durante años, ¿cómo va a ser la convivencia?

-Estamos en un edificio distinto, así que no hay contacto físico. No tengo interacción porque son radios distintas. Yo desde el primer día recibí mala onda de ellos, en lo que fue casi una obsesión, y la dejé pasar. Que cada uno se haga cargo de lo que dice. No me detengo en esas cosas. Al contrario, yo no soy rencoroso y no tengo drama con nadie. Estoy abierto a sentarme a tomar una con cualquiera de ese grupo.

-¿Pensás que van a tener un cambio de actitud respecto a vos?

-No sé qué esperar. Imagino que por estar en el mismo grupo bajarán un poco los decibeles, pero por otro lado yo defiendo la libertad y que cada uno diga lo que quiera. Y que después se hagan cargo. Lo que uno dice genera efectos y consecuencias...

-¿Cómo?

-Todo lo que tirás te vuelve de alguna manera. Hay que hacerse cargo de vivir con eso.

Ignacio Álvarez. Foto: Leo Mainé
Sobre Joel Rosenberg y Carlos Tanco: "Desde el primer día recibí mala onda de ellos, en lo que fue casi una obsesión (...). Todo lo que tirás te vuelve". Foto: Leo Mainé.

-Orlando Petinatti dijo que vos te pudiste sumar a Azul FM porque él “dio el visto bueno”, ¿se lo agradeciste?

-Petinatti fue la primera persona a la que llamé para contarle que había dejado Sarandí. No porque seamos amigos entrañables, pero sí porque habíamos vivido experiencias parecidas como haber pertenecido al mismo grupo y haberlo dejado. Me interesaba tener su feedback y opinión sobre el futuro. El destino quiso que termináramos trabajando juntos, lo que no fue mi idea cuando lo llamé. Sobre la "bendición" que me dio, me consta que estuvo copado con la idea de trabajar conmigo, más allá de que la idea original fue del Grupo Magnolio. Si la jugada completa no salía porque Peti no arreglaba con Magnolio, yo iba a estar igual en la mañana en otra emisora de ese grupo.

-Tu excuñado y compañero de radio Martín Fablet declaró que lo sondeaste para ser parte de La pecera pero después esa oferta no se concreto, ¿fue así?

-El día que yo dejé Sarandí hablé con algunos compañeros, entre ellos con Martín. Les dije que me iba, que les deseaba lo mejor, que el día de mañana probablemente iba a tener un proyecto radial y que se sintieran libres de aceptarlo o no. Era una hipótesis, no un ofrecimiento.

-¿Por qué no concretaste el ofrecimiento?

-Martín es el padre de la niña que más quiero en el mundo, que es mi ahijada Francisca. Pongo eso por delante de todo. Con Martín compartimos un montón de experiencias dentro y fuera de la radio. Le aportó toneladas al programa que yo conducía, desde el humor, los comentarios absurdos y el conocimiento en materia de música y cine. Pero sentí que era momento de separar nuestros caminos.

-¿Por qué?

-Hay una relación familiar y personal y yo prefiero lavar los trapos sucios en casa.

-¿Pasó algo que haya quebrado la relación?

-No pasó nada puntual. Quizás es lo mismo que se puede dar con una relación de pareja, donde a veces hay un desgaste. Eso no quiere decir que haya pasado algo espantoso.

-Él habló de un mal ambiente de trabajo.

-Muchas veces había peleitas, algunas muy divertidas y otras más serias que la gente pensaba que eran en joda. A mí me gusta tener en el equipo una cabeza distinta como la de él. Es cierto que también supone un riesgo y un estrés porque no deja de ser un programa de radio y tener un micrófono adelante supone una responsabilidad muy importante. Pero bueno, hay cosas que por la manera de ser uno lo lee de una manera y el otro, de otra. Ahí se pueden dar cortocircuitos. Eso es la vida.

-También dio a entender que te faltó sensibilidad para entender la situación económica de la radio, ¿te molestaron sus declaraciones?

-Repito: los trapos sucios se lavan puertas adentro. Lo que tenga que hablar con él, lo hablaré con él cara a cara.

-¿Cómo sos como jefe cuando hay cortocircuitos al aire?

-Cuando considero que hay una falta de rigor al decir algo, soy implacable. No lo dejo pasar. Así estés hablando de un tema político delicado o de una estrella de Hollywood, para mí el rigor tiene que ser el mismo.

Ignacio Álvarez en la conducción de "La pecera". Foto: Leonardo Mainé
"Sentí que era el momento de separar nuestros caminos", dice sobre los motivos por los que no convocó a Martín Fablet, su histórico compañero del dial. Foto: Leo Mainé

-La llegada a Azul FM completa un año de muchos cambios en tu vida...

-Sí, todo esto se enmarca en un año de cambios. Yo me separé en diciembre de 2019, hice el nuevo formato de Santo y Seña en abril de 2020, dejé Sarandí en julio de ese año y ahora arranco con este nuevo programa. No hay que ser psicólogo para darse cuenta de que no es casualidad. Hubo demasiados cambios revolucionarios. Yo voy a cumplir 50 años y capaz que esto también tiene que ver con los ciclos vitales que uno va atravesando. El otro día leía a un poeta portugués que decía “todos tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una”. Cuando son más los años que viviste que los que te quedan, te cae la ficha de que tenés que empezar a vivir tu segunda vida. Inconscientemente razoné eso. Son procesos que se dan sin querer o “sin querer queriendo”. En ese contexto se explica todo esto.

-¿Tu segunda vida es mejor que la primera?

-Siempre es bueno evolucionar, pero eso no quiere decir arrepentirse. Estoy mejor en términos de que uno evoluciona, pero eso no significa que lo otro era peor.

-¿Sos una versión evolucionada de vos mismo?

-Seguro.

-¿No retrocediste en nada?

-Eso habría que preguntárselo a los que me rodean. Yo creo que no. Evolucioné y sigo el concepto de saltar, salir de la zona de confort y no resignarse a la comodidad de la mediocridad. Hay que ir por todo y jugársela porque lo mejor está por venir. Es fácil decirlo, pero difícil hacerlo.

-¿Qué sacrificaste para dar ese salto?

-Para empezar, con una separación después de 20 años en pareja perdés el marco de referencia, esa contención emocional. Por más que tengo la mejor relación con mi exesposa y a mis hijos los veo todos los días, no es lo mismo estar ahí que vivir solo. Esa soledad muchas veces es dura, y por eso digo que nunca lloré tanto como este último año. Pero eso también es bueno. No hay que negar el sufrimiento, porque llorar es conectarse con el dolor y eso es sano. Si uno sufre por lo que perdió es porque amó, y está muy bien llorarlo. Y si no lo llora, lo termina llorando de otra manera: con un infarto, un cáncer o un carácter de mierda. Hay mucha gente que anda quemada por la vida por negar el sufrimiento, y no se da cuenta de que una vida sin sufrimiento no es vida.

-¿Volverías a formar una familia?

-Hoy no, pero a nivel teórico no es algo que descarte. No hay nadie que pueda descartar eso, todos queremos estar bien con alguien. Uno puede decretar lo que quiera, pero el que manda es el corazón.

Ignacio Álvarez. Foto: Leo Mainé
"Con una separación (de su esposa) después de 20 años perdés el marco de referencia y la contención emocional (...). Esa soledad muchas veces es dura". Foto: Leo Mainé

-En los últimos días se reavivó un viejo conflicto que tenías con Sergio Gorzy. Te acusó de “antisemita” por un informe “tendencioso” contra Israel en 2007.

-El eslogan de La pecera es “el pez por la boca muere”. Creo que él ya dijo todo. Dijo que como no le gustó el informe que hice, inventó que yo era el "nieto del Goyo Álvarez". Me parece que el fanatismo genera violencia. El periodismo se para en la vereda opuesta del fanatismo. Cada vez que haya un periodista haciendo bien su trabajo, van a saltar los fanáticos a atacarlo. Esta es otra clara demostración de eso. Sobre mi supuesto antisemitismo, me quedo con el saludo que me envió horas después el director para América Latina de la B'nai B'rith, Eduardo Kohn.

-¿Gorzy es un fanático?

-(Risas) ¿Es una pregunta? No solo eso, sino que él discrimina hablando de mi color de piel y mis ojos claros... El pez por la boca muere.

-Son compañeros en Canal 4, ¿no se saludan?

-No lo saludo desde que inventó con mala fe que era el nieto de Goyo Álvarez.

Nacho Álvarez
El periodista define a Sergio Gorzy como "un fanático" y añade: "No solo eso, sino que él discrimina hablando de mi color de piel y mis ojos claros". Foto: Tati G Amestoy

-¿Cuál es el balance que hacés del primer año de Santo y seña en su nuevo formato de late night show?

-Muy bueno. La primicia es que volvemos el domingo 14 de marzo. Llegamos a un formato donde me siento mucho más cómodo y me divierto mucho más. El programa ofrece un ritmo y una cantidad de tonos que lo hacen mucho más dinámico y rico de lo que era antes. El programa se transformó en uno de los más vistos del canal y comercialmente también fue un éxito. Vamos a seguir por esa línea con algunos retoques, que por el momento prefiero no anunciar.

-Ana Matyszczyk declaró que se alejó de Santo y Seña porque sufrió situaciones de falta de respeto de tu parte que la hacían sentir incómoda, ¿lo recordás de esta forma?

-En las relaciones laborales, la falta de respeto es un término un poco vidrioso. Cuando un jefe da una orden, un subordinado la desobedece y el jefe lo increpa fuertemente, ¿es una falta de respeto? Ahí entramos en el terreno de la subjetividad. Los roces que tuve con ella fueron por motivos absolutamente profesionales porque entendía que ella no estaba haciendo las cosas como debían hacerse. Teníamos discusiones periodísticas. Nada más que eso.

-¿Qué te dejaron las últimas entrevistas en Santo y Seña con Laura Raffo y Daniel Martínez?

-Me gustó mucho la actitud de Martínez de venir a Santo y seña. Hizo algunas recriminaciones que respondimos en el programa pero hay que entender el lugar en el que estaba. Venía del revolcón en las elecciones nacionales e iba último en las encuestas para la Intendencia. Exigirle a alguien en ese lugar que no se saque me parece mucho. Es humano. Por eso no dejo de reconocer su gesto de venir a la entrevista conmigo, no como Carolina Cosse.

-Pero ella ganó...

-La gran pregunta tendría que ser: ¿ganar o dar la cara? Darla no frente a un periodista, sino a la gente a la que le estás pidiendo el voto. La vida es larga. Quizás se dé más adelante.

Luis Lacalle Pou en programa Santo y Seña (Canal 4). Foto: Francisco Flores.
"Lacalle Pou demostró aplomo, respeto y humildad", define sobre el presidente. Foto: Francisco Flores.

-Dijiste que votaste Pablo Mieres en las elecciones nacionales y luego a Lacalle Pou en el balotaje, ¿votaste a Raffo en las departamentales?

-Sí.

-¿Tenés buena relación con ella?

-Sí, desde la época de Zona urbana. También estuvimos años juntos con la Teletón. Tengo la mejor relación. Le veo uñas para guitarrero en la política. Me parece que es una bocanada de oxígeno en el Partido Nacional. Es súper profesional, laburadora, ejecutiva y hermosa persona.

-¿Qué balance hacés del primer año de Lacalle Pou como presidente?

-Lo que dicen las encuestas es que más de la mitad de la población aprueba su gestión.

-¿Estás en esa mitad?

-Seguro. Pasando raya, el saldo me parece más que positivo. Para empezar, en lo que fue el combate a la pandemia que le explotó en la cara. Apostó a sus convicciones como liberal que es y le dio muy buenos resultados. Incluso ahora, cuando se dispararon los casos, volvió a apostar a las convicciones sin ir al confinamiento y teniendo en cuenta la perilla de la economía que también tiene que ver con las vidas humanas. Además sorprendió a muchos el temple y el carisma con el que se manejó. Esa forma de ser fue muy valorada, incluso por los frenteamplistas. Demostró aplomo, respeto y una humildad diferente de la imagen que muchos le atribuían.

-¿Y a la oposición cómo la ves?

-Desnorteada. En algunos casos meando afuera del tarro. Haciendo acusaciones sin fundamento, con un doble discurso que mete miedo. Por ejemplo, acusando al gobierno de un tarifazo que a todas luces no fue tal. O criticando las franjas en que se aplica el IRPF cuando el Frente Amplio hizo que más uruguayos pagaran ese impuesto.
"La Pecera". Foto: Leo Mainé
El conductor de La Pecera con Christian Font y Marcel Keoroglian. El equipo lo completan Pablo Rodríguez,. Mauro Béttega, Nelson Fernández, Daro Kneubuhler y Axel Fucks.

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