Es uno de los personajes más reconocidos del humor uruguayo. El Gaucho Influencer, ese gracioso paisano que surgió en las redes sociales, llegó al teatro y hasta se probó en la cocinas de Masterchef y como asador en Fuego Sagrado de Canal 12, está de regreso en la sala Undermovie. “El Gurú del Interior”, ese que se las sabe todas y le explica a los capitalinos cómo es la vida en el interior presenta el espectáculo “0-800” donde responde sobre cómo funcionan las cosas en el interior del país, entre otras yerbas.
Eduardo “Canario” Fernández, el comediante debajo de la boina y las caras graciosas charló con Sábado Show sobre retomar al Gurú del Interior, las funciones en el Undermovie los domingos a la nochecita, su trabajo como guionista (junto a su amigo y colega Germán Bernárdez) en Fuego Sagrado, y la vida de padre.
—Volvió El Gurú del Interior al teatro, personaje que a esta altura es una marca registrada.
—Sí, y creo que nunca le dimos la bola necesaria. En su momento, a fines de 2021, llegamos a hacer unas funciones. Yo había comenzado haciendo unos videos en las redes, y terminaron siendo 33 funciones en total. Y lo dejamos, porque no lo valoré. Me ponía y decía: “Vamos a seguir”, pero después pensaba: “No, ya fue, quiero volver a los monólogos”, y cuando volví a los monólogos dije: “No, no es lo mismo”.
—Te has presentado como el Gaucho, el Gurú y también como el Canario Fernández. ¿Cómo ha sido este regresar a “El Gurú”, pero ya con otra mirada?
—Con el Canario en sí no hemos hecho nada. Está en el tintero ese show que veníamos craneando para hacer en el Movie. También pasa que me amigué más con el personaje, ya desde el lado de que es una marca. No lo puedo abandonar. A veces cuesta más buscar una idea nueva para no aburrir a la gente, ni aburrirme yo. Y cuando apareció la idea de volver a hacer El Guru, lo empecé a encarar desde los videos.
—Y ha pegado muchísimo.
—Sí, pero pegó mucho más en Argentina. Pasé de tener un 6% del total de seguidores, a un 42%. Eso fue gracias a lo que dio “El Gurú”. Fue impresionante cómo me cambió la aguja en poco tiempo, en cuestión de un mes.
—¿Compartimos el mismo tipo de humor sobre los temas el interior?
—Sí, porque el común de los comentarios era que el capitalino es igual acá que allá. Se mandan las mismas cagadas, y empatizó mucho. Ahí dijimos: “Vamos a hacer de vuelta el show”, porque ahora sí está bueno, están pegando los videos. Cuando los hicimos antes, en 2021, subía uno y no pasaba nada.
—No se viralizaban, ni movían la aguja.
—Claro. Y ahora hay uno que tiene casi 2 millones de vistas en Instagram, más de 100 mil Me Gusta, y fue 70 mil veces compartido. Un disparate. Fue la del gallo que toma Viagra. Un éxito.
—Tus espectáculos son escritos por Germán Bernárdez. ¿Cómo es la sociedad entre ustedes?
—Divina, y creció. En el show anterior, Germán hacía una entrada de dos segundos: me movía un cuadro del abuelo Gurú, como si fuera un asistente. Este año le dije: “¿Y si hacemos de vuelta al primo Serafín?”, que es un personaje que hacíamos en una época de malaria, cuando vivía de prestado en su casa. Serafín es tímido, más torpe que yo. Lo metimos como asistente en la oficina del club y se manda una cagada tras otra. Entonces Germán no solo es guionista, ahora también actúa en algunos momentos conmigo, y eso está buenísimo.
—Y además ahora trabajan juntos en Fuego Sagrado como guionistas.
—Sí. Él estaba como guionista del canal y me propusieron sumarme. Lo conocí en 2015, en un concurso de stand-up que organizaba Maroñas. Lo vi actuar y la rompió. Después me enteré que ni había terminado el curso. Le dije: “¡Qué careta sos!”. Y él me dijo: “Ojalá algún día hagamos algo juntos”. El otro día, caminando por el set de Fuego Sagrado, decíamos: “Mirá a dónde nos trajo la vida, ahora estamos guionando un programa juntos en un canal”.
—Así que es amistad de larga data.
—Sí, somos como hermanos. Solo falta la sangre. Hemos compartido de todo, cosas buenas y malas. Siempre decíamos: “Tendríamos que actuar juntos algún día”. Y ahora que lo estamos haciendo, le vamos encontrando cada vez más excusas para que Germán esté en el escenario. En la primera función entró cuatro veces, en la segunda pasó a seis. Y a la gente le encanta la dupla.
—¿Cómo se maneja ese prejuicio de “pero si los videos del Gurú están gratis, para qué pagar una entrada”?
—Es que es totalmente diferente. Si bien es el mismo Gurú y la misma oficina, ya la puesta en escena es distinta. Lo que se desarrolla en el show son sketchs, monólogos, un ida y vuelta constante. Es completamente diferente a lo que se ve en redes.
—El personaje del Gurú tiene potencial para hacerse famoso.
—Sí. Y siento que el personaje todavía no explotó. Mi idea de explotar no es ni por guita ni por fama. Es llegar a alegrar a muchísima más gente. Con el tiempo aprendés que lo otro son papelitos de colores. Yo sigo en esa búsqueda, ese sueño medio loco de alegrar a la gente.
—Y a todo esto hay una familia.
—Sí, Renata en setiembre cumple dos años, así que con Lore estamos viviendo cosas nuevas: Renata corre, salta, ahora estaba charlando como si hablara por teléfono y contara cosas. Y uno como que la entiende.
—En cualquier momento la subís al escenario.
—Y sí. Ahora ya duerme en su cuarto sola, y a veces aparece al lado de la cama. Son cosas que vos decís: “Mamita querida”. Es la evolución de los gurises de ahora. Además, ahora ven todo. Te roban el celular y ya saben cómo usarlo. Y nadie se los enseña. Y como padres te preguntás: “Si con dos años es así, ¿qué va a pasar después?”. Porque si esto sigue así, mamita querida...
—Volviendo a las funciones en el Undermovie. Son los domingos de nochecita, horario en el que nunca hay nada para ver.
—Sí, es una porquería, la verdad. Por eso estamos apostando a quedarnos los domingos ahí en el Movie. Y con ganas de seguir hasta fin de año porque hemos encontrado un lindo formato y nos estamos divirtiendo muchísimo.
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