Redacción El País.
Cada caso es particular, pero la suma llama la atención y genera materia de debate. Unos 20 periodistas reconocidos de diferentes medios han pasado en los últimos tiempos a trabajar para reparticiones públicas, en general dedicados a tareas de comunicación institucional pero también hubo sonados casos de postulaciones a cargos electivos, como sucedió con Blanca Rodríguez, María Inés Obaldía o Gerardo Sotelo. Los tres se convirtieron en legisladores.
La última noticia de este rubro es el pase de Néstor Rodríguez Plá, periodista de Canal 4 y de VTV, quien se incorporará a la Intendencia de Canelones como responsable de la comunicación. El intendente electo Francisco Legnani lo eligió para esa función y lo presentó junto al resto de su gabinete el miércoles pasado. Rodríguez Plá dejó 40 años de periodismo para asumir este desafío.
¿Qué está pasando con los medios de comunicación y con la política para que este tipo de saltos sea más habitual? Una primera razón podría estar asociada a debilidades en las condiciones del trabajo periodístico, más notorias en los últimos tiempos. En teoría, el Estado podría ofrecer una remuneración, estabilidad y flexibilidad horaria más tentadora para los comunicadores. Esto puede ser determinante en algún caso, pero no en todos y ni siquiera en la mayoría.
El de Blanca Rodrìguez es un ejemplo paradigmático. En la interna de Canal 10 saben que la comunicadora no abandonó el periodismo por motivación económica o laboral. De hecho, ganaba más como presentadora principal de Subrayado que con su actual salario de senadora ($580.000 nominales aproximadamente). Sin embargo, desde hacía un tiempo la comunicadora de 63 años experimentaba desgaste por una función que desempeñaba desde 1990, todas las noches, con noticieros que terminan cada vez más tarde. Planteó la situación a autoridades de Saeta y según confirmaron fuentes del canal, el primer acuerdo era que se procesaría la salida de Rodrìguez una vez finalizado el último ciclo electoral, es decir, en mayo, el mes pasado.
Los planes se adelantaron. En agosto de 2024, José Mujica y la periodista sellaron el acuerdo para que ella se incorporara a la lista de la 609 pero tenía que ser “ahora”. “La apuró”, dijeron los informantes y de ahí que la despedida tomó por absoluta sorpresa a todos en Canal 10.
Desde la otra óptica, a los políticos les seduce cada vez más la incorporación de figuras de la comunicación porque les ahorra la etapa de “reconocimiento”, un capital que todo líder partidario necesita para ser elegido. Un comunicador y mucho más si es televisivo ya es una persona conocida por el público.
Del lado del periodista y más allá de afinidades ideológicas o personales (que pueden ser manifiestas o no), en algunos casos va creciendo el interés (o la curiosidad al menos) por asumir otro tipo de compromiso público. Hay una especie de llamado: no basta con ser testigo, investigar e informar. Lo reconoce una periodista que recientemente asumió responsabilidades en una repartición del Estado y que habló con Sábado Show bajo condición de anonimato. “Creo que en determinado momento de nuestras carreras sentimos la necesidad de dejar de ser una suerte de espectadores privilegiados de la realidad para buscar ámbitos más proactivos de compromiso con nuestra sociedad. En definitiva, asumir el riesgo de intentar cambiar muchas de las cosas que tanto cuestionamos”, asegura.
A los efectos prácticos, la cobertura reiterada de la realidad política de algún modo genera especialización y cercanía para quienes sienten la necesidad de dar “ese” paso. Puede ser casualidad, pero es un hecho llamativo que todos los periodistas que en el período de gobierno pasado fueron asignados a Torre Ejecutiva o Parlamento por los canales privados están hoy en funciones de organismos públicos: Daniel Rodríguez (ex Canal 10 y hoy en ASSE), Martín Lees (Ex Canal 10 y hoy en Presidencia), Leonardo Silvera (Ex Canal 12 y hoy en el Ministerio del Interior), Bruno Barreto (ex Canal 4 y hoy Ministerio de Ambiente). Hay antecedentes, como el de Juan Carlos Otormín, quien cubrió por años el Parlamento para Canal 12 y hasta la gestión pasada estaba dedicado a la comunicación en ASSE. Fue también precandidato presidencial, nominal, en las internas de junio de 2024 por el partido de la Coalición Republicana.
La puerta de entrada de los periodistas a los ámbitos públicos no pasa habitualmente por la militancia, sino por la comunicación corporativa, una especialización que crece en el mundo y en Uruguay. Cada vez más periodistas se suman a iniciativas de este tipo. Hay reconocidas empresas del rubro que ejercen de nexo (invisible) entre empresas o gobiernos y los medios de comunicación con el objetivo de difundir sus actividades o crear o sostener una imagen pública de la entidad en cuestión.
Así, cuando las autoridades buscan fortalecer su comunicación institucional, confían más en quienes estuvieron “del otro lado del mostrador” y conocen a los medios por dentro. Esto es: los periodistas.
Recientemente, Subrayado perdió a otra comunicadora, Claudia Varela, quien pasó a ejercer la comunicación en el Inau. Ella misma reconoció que se iba motivada por el desafío profesional y para salir “del estancamiento”. Estaba dedicada a la información internacional en el noticiero de Canal 10. Aquí tampoco corren razones de bolsillo: Varela llevaba casi 30 años en Saeta con ingresos y derechos laborales acordes a esa antigüedad.
Néstor Rodríguez Plá declaró que se va del periodismo en el “mejor momento” de su extensa carrera. Lo hace motivado por el desafío de sumarse al gobierno de Canelones, el departamento donde vive y ejerció como corresponsal por décadas, como responsable de la comunicación. “Es un desafío muy fuerte. Yo estaba pasando un buen momento en los medios desde mi pasaje a Montevideo, el mejor de mi carrera, según creo y pensé que terminaba ahí. Pero llegó esto. No fue una decisión fácil. Fue muy meditada”, declaró el ahora ex Canal 4.
“Claramente el desafío profesional fue lo más estimulante para aceptar la propuesta”, declaró otro comunicador en off the record (bajo anonimato). “La estabilidad laboral no está asegurada en el ejercicio del periodismo en el ámbito privado, y en ocasiones, menos lo está en este tipo de trabajos del ámbito público”, agregó.
El salto tiene riesgos. Las críticas y suspicacias están a la orden del día e incluso se cuestiona toda la carrera anterior del periodista en cuestión. En su última entrevista, el reconocido periodista Jorge Traverso, ponía en discusión este tema. “(En caso de sumarme a la política) sentiría que todo mi trabajo en el pasado quedaría bajo sospecha. No necesariamente los otros tienen que pensar como yo, pero lo sentiría así. Lo digo con toda honestidad: con cierto derecho, habrá personas que recalifiquen mi carrera como un paso hacia ese objetivo político. Como si mis actitudes, mis comportamientos, mis buenas entrevistas o mis malas entrevistas de alguna forma hubieran estado supeditadas precisamente a una idea, a un camino ideológico”, declaró en abril pasado.
Quienes dieron el paso, al menos a la comunicación institucional, no ven un divorcio tan fuerte entre el periodismo y su actividad actual. “Desde el punto de vista comunicacional nuestra nueva tarea implica un aprendizaje y profesionalización constante. No hay un divorcio con el periodismo, por el contrario, desde estos nuevos roles tenemos el deber de asegurar a la ciudadanía el acceso a la información y a una información de calidad”, dijo un comunicador que asumió recientemente en un Ministerio.
El caso más controvertido ha sido el de Alejandro Camino: el comunicador asumió como responsable de la comunicación del Ministerio de Defensa y al mismo tiempo continúa en la conducción de La mañana en Camino, en Diamante FM. Solamente se abstiene de dar opiniones en los temas vinculados a Defensa. El resto de la labor informativa o de entrevistas en el programa la sigue ejerciendo con normalidad.
La decisión de Camino fue muy cuestionada en el ámbito periodístico, pero en su círculo íntimo él insiste con las virtudes de su anuncio. Camino blanqueó su nuevo trabajo a los oyentes y delante de Sandra Lazo, la ministra y su jefa, durante una entrevista que le hizo en febrero pasado. En la historia y también en el presente, existen periodistas con contratos o funcionarios públicos y esta “doble profesión” se da sin mayor conocimiento de la audiencia.
Una periodista que hoy presta funciones en el Estado quitó importancia a los cuestionamientos que genera este tipo de pases. “Hay mucho por hacer y poco tiempo para detenerse en las críticas y los cuestionamientos. De todos modos la incorporación de comunicadores en organismos públicos no es un fenómeno nuevo, se realizaban a menudo sotto voce (en voz baja o secreto) como una suerte de dádiva o recompensa, y los mismos que hoy nos cuestionan lo saben muy bien”, declaró.
“Hoy todos saben quiénes somos y dónde estamos porque la diferencia radica en la actual perspectiva de profesionalizar la comunicación de las principales instituciones públicas de Gobierno, lo que no es otra cosa que apostar por una mejora de gestión para la gente”, añadió.
En tiempos cada vez más polarizados políticamente, los periodistas suelen estar bajo la lupa de posibles señalamientos de intencionalidad, simpatías o antipatías. Que algunos, en su derecho, den el paso de asumir otro rol puede avivar el fuego y encender las antorchas. Así opinaba Jorge Traverso: “El periodismo en el mundo está viviendo momentos de decrédito y esto no ayuda”.