Redacción El País. Esta nota fue originalmente publicada el 19 de abril.
Luego del final de Periodistas, el programa que encabezó en Canal 5, Jorge Traverso evaluaba su futuro entre algunos proyectos y la redacción de un libro de crónicas, según contó hace dos semanas en entrevista con Sábado Show. El periodista falleció este domingo tras complicaciones durante una intervención programada.
En aquel encuentro, Traverso se había referido al pase de su excompañera Blanca Rodríguez al Senado por el Frente Amplio, y a sus experiencias televisivas. Tenía por delante un viaje.
A continuación, la última entrevista de Jorge Traverso.
"Hay algunas ideas danzando y no he tomado decisiones hasta el momento. Por supuesto que estoy en el proyecto del libro, que a esta altura podría titularse 'el libro más largo del mundo'", decía sobre sus planes venideros. Quería hacer un libro que incluyera una serie de crónicas de viaje, entrevistas y algunas observaciones personales. Consideraba volver a dar clases.
—¿La motivación la tenés intacta?
—Voy a seguir trabajando. Primero, porque me gusta y esto es mi vida. Y segundo porque entiendo que es un gran error parar de hacer lo que a uno le apasiona. Ocupar la cabeza, tener una responsabilidad y formar un equipo de trabajo son cosas fundamentales. Claro que ya no trabajaría al ritmo que lo hice en el pasado. No volvería a una rutina diaria de un noticiero, por ejemplo.
—¿Cómo valorás la experiencia de los tres años de Periodistas?
—Fue una muy linda experiencia con un muy buen equipo de trabajo. Yo no fui contratado por Canal 5, sino por la productora Vitamina, que estuvo detrás del programa y del proyecto. Estaba previsto por contrato que finalizara a finales de 2024 y así fue. Ahora quedó claro que no volverá pero me quedó con la experiencia de un programa que a pesar de salir en una pantalla fría, como la del 5, generó mucha repercusión y mucha satisfacción para el equipo. Con los compañeros se formó un grupo muy profesional, la productora respondió muy bien y se trabajó con absoluta libertad.
—A veces sobre el canal del Estado pesa el prejuicio de que hay un direccionamiento hacia el oficialismo de turno. ¿Lo sentiste en algún momento?
—Para nada y no lo hubiera aceptado. Creo que cuando la productora me contrató y cuando el canal aceptó el proyecto con sus integrantes, sabían de quién se trataba y cómo trabajaba. Las voces políticas estuvieron todas. Quienes no asistieron, fue por decisión propia. De hecho, el candidato que terminó ganando, Yamandú Orsi, declinó la invitación. Sí estuvo la candidata a la vicepresidencia, Carolina Cosse.

—¿Qué te generó la noticia de que de que no se renueva el contrato del programa?
—Yo pensaba que el programa difícilmente seguiría. Cada 5 años se renueva la dirección de Canal 5 y la experiencia siempre es la misma, es decir, se cambia, se modifican muchísimas cosas. Se llega con nuevas intenciones, se manifiestan grandes ideas… lo que espero es que algún día todo eso que se dice se concrete. Entonces, realmente siempre supe que el ciclo podía tener el final que tuvo en noviembre pasado.
—¿Cuál es tu visión respecto a esta dinámica tan propia de Canal 5 que no mantiene una línea?
—Yo empecé en Canal 5 en la televisión, en un programa producido por Hugo Brugnini, que se llamaba En voz alta. Fue el antecedente de Hablemos y fue un proyecto que siempre agradeceré. Desde entonces hasta ahora, el canal creció mucho, se invirtió mucho pero su problema es el mismo: cada 5 años cambia todo. Es como si un canal privado se vendiera cada cinco años o como un cuadro de fútbol cuando cambia de director técnico: cambian los jugadores, la estrategia y no hay una continuidad. De todos modos, me parece que mejoró mucho su pantalla últimamente, tiene algunos programas muy atractivos. No tiene demasiada repercusión, no genera ruido, no se promueven mucho sus productos, lo que hace que sea poco visibilizado por los espectadores. Veremos qué pasa de ahora en más.
—¿Qué te parece este fenómeno de algunos colegas periodistas que cruzan la vereda y la calle de la comunicación para pasarse a la política?
—Está bien el concepto de que hay una calle en el medio entre las dos profesiones. Porque por una vereda corre la política y por la otra, el periodismo. El político produce noticias y el periodista es el que las transmite. Lo me llamó más la atención fue la cantidad de personas, entre ellas muchas estimadas por mí, que dieron el paso en el último tiempo. De cualquier manera, hay diferencias: por un lado están los que fueron elegidos por el voto popular y ocupan hoy bancas en el Palacio Legislativo. Después hay una sorpresiva gran cantidad de figuras con visibilidad que dieron ese paso y se integraron a reparticiones del gobierno. Se dice que hay unos 20 casos. El periodismo en el mundo está viviendo momentos de decrédito y esto no ayuda. La gente se pregunta, por ejemplo, cuáles son los méritos que se hicieron para trabajar en esta nueva administración. Cómo es que se pasa de un día para el otro a cumplir con un rol totalmente diferente al que se cumplía. Es cierto que desde el punto de vista económico a mucha gente le puede permitir un salto que no lo tiene hoy en los medios. Los medios de comunicación ya no remuneran como en el pasado, ni brindan mucha estabilidad. Ese puede ser otra explicación. Lo que es innegable es que provoca suspicacias. Y que esas suspicacias no le hacen bien al periodismo en general, más allá de que cada caso responde a decisiones personales.

—Hay un caso que fue muy sonado como el de Blanca Rodríguez, que fue tu compañera mucho tiempo en Subrayado. ¿Te sorprendió más allá de que había un rumor en el ambiente en ese sentido?
—Sí, me sorprendió. Yo nunca había escuchado esos rumores, ni siquiera por parte de ella. Por el contrario, hace un año y medio o dos, almorzamos y lo que sí me dijo era que estaba pensando en alejarse del noticiero para dedicarse a estudiar. A ella le gusta mucho el mundo académico, del pensamiento y las ideas. Así que no creo que tuviera previsto un pase de esta naturaleza, fue algo de los últimos tiempos y lo tomo como una decisión personal. Pero es un caso diferente al de otros: ella se integró a una lista y fue elegida. Es lo mismo que sucedió con Gerardo Sotelo o María Inés Obaldía. Ellos decidieron abandonar el periodismo y anunciaron que se convertían a la tarea política. ¿Estuvo bien o estuvo mal? ¿Fueron buenas decisiones? Solo ellos lo saben.
—¿Has hablado con Blanca luego de que fue electa como senadora?
—Recibí un mensaje de ella el 29 de marzo, el día de mi cumpleaños. Fue en un tono muy afectivo, como siempre, y así lo respondí. Supongo que nos encontraremos en cualquier momento.
—Parece que el mundo de la política está interesado en capitalizar la popularidad de los comunicadores, ¿en tu caso te llegó un ofrecimiento explícito o implícito?
—No, no, tampoco lo hubiera aceptado. Porque me siento periodista antes que nada. Y el periodismo es una pasión que, bien expresada o mal expresada según la capacidad de cada uno, no se abandona. Esa es mi concepción y no tiene por qué compartirla los demás. Así que no lo he pensado nunca. También creo que para la tarea política hay que prepararse largamente y yo no estoy preparado para eso, ni me motiva. La política tiene sus propios códigos, es un mundo muy especial, que creo conocer a través de los protagonistas que he conocido. Requiere esfuerzos que solo la pasión justifica y yo no los haría porque no siento la pasión por la política. Además, y esto me parece importante, sentiría que todo mi trabajo en el pasado quedaría bajo sospecha. No necesariamente los otros tienen que pensar como yo, pero lo sentiría así. Lo digo con toda honestidad: con cierto derecho, habrá personas que recalifiquen mi carrera como un paso hacia ese objetivo político. Como si mis actitudes, mis comportamientos, mis buenas entrevistas o mis malas entrevistas de alguna forma hubieran estado supeditadas precisamente a una idea, a un camino ideológico. Los periodistas tenemos todos un pensamiento como ciudadanos. Eso está claro. Pero el profesionalismo consiste en tomar distancia de esas ideas, simpatías o antipatías, el día que tenemos la responsabilidad de trasladar la palabra de un protagonista de la política o relatar un hecho político.
—¿Consideras que durante los más de 20 años de trabajo en dupla con Blanca hubo algo que reprocharle en ese sentido?
—No, no lo creo.

—Porque hay gente que le reprocha algunas actitudes en una entrevista a Luis Lacalle Pou, por ejemplo.
—Creo que los cuestionamientos refieren a la última etapa, en la que estuvo sola en la conducción del noticiero. Mientras yo estuve allí y no porque yo hubiese intervenido o porque hubiese de alguna manera pesado en las actitudes de ella, sino por ella misma, nunca sentí que Blanca tuviera una intencionalidad en lo hacía o decía. A veces podía darme cuenta de su pensamiento, como ella podría haber sentido el mío, pero nunca frente al público, sino en charlas más informales. Ahora está claro que ella tenía sus ideas pero mientras trabajamos juntos no las vi expresadas en su trabajo. Sobre su última etapa, no puedo estimarla porque prácticamente no miro informativos nacionales hace mucho tiempo. Me informo por otras vías.
—Comenzaste en la prensa escrita, fuiste periodista de El País y otros medios. Y en el futuro, con libro u otros proyectos, vuelves a la escritura. Pero ¿qué sentís que dieron tantos años en la TV?
—Fueron muchos años y por lo tanto todavía hoy la gente me encuentra en la calle y me habla como si estuviera en la TV. O, en caso contrario, me pregunta cuándo vuelvo. La verdad es que difícilmente vuelva a la pantalla. Así que haciendo balance, considero que el medio me dio mucha experiencia de vida, experiencia periodística, mucha visibilidad con mucha gente y en general mucho afecto. La televisión es un fenómeno muy fuerte que se ha ido debilitando en los últimos tiempos. Hoy ya no produce figuras: no quiero decir que no haya figuras, pero sí que las nuevas figuras están saliendo de otros medios digitales. El streaming es algo que no descarto, un lenguaje que me encantaría explorar
—Decías que difícilmente vuelvas a la TV. ¿Es porque considerás que no te llegaría una propuesta satisfactoria o porque no la aceptarías?
—Siempre he sido muy cuidadoso en dar mis pasos, cada uno ha sido pensado y sopesado. Pero cuando yo tuve el conflicto con Canal 10, supe que ya no volvía a la televisión privada. Lo supe siempre. Volvería como invitado, pero nunca más a trabajar. Me volví “un tipo difícil” sin serlo, solo porque no acepté ciertas cosas y reclamé en la Justicia lo que me parecía justo. Desde el primer momento, entendí las derivaciones de ese pasó que di. Adiós a la TV privada. Me quedaba la opción de la TV pública, donde estuve a través de una productora y ahora ya sabemos que se repetiría en lo inmediato, por lo menos.

—¿Pero no estás cerrado?
—No. En la vida solamente se dice no a aquellas cosas que radicalmente no tienen nada que ver con tu persona. Un programa de televisión no entra dentro de esos parámetros.
—¿Cómo es tu día a día?
—Me estoy mudando en estos días y eso me tiene bastante ocupado. Tengo cuatro hijos así que cumplí con la patria. Ya son grandes e independientes. Uno de ellos está en el exterior pero los otros viven en Uruguay. Me mudé cerca de ellos. Tengo dos nietos, así que estoy muy bien acompañado.