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El misterio de las personas inmunes al covid: “Me hice 145 hisopados y todos dieron negativo”

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Alexandra Bravo, inmune al covid. Foto: Francisco Flores.

RESISTENTES AL VIRUS

Alexandra está muy expuesta por su trabajo pero no se contagió. Ella piensa que tiene inmunidad natural. ¿Es posible eso? Los científicos admiten que, en efecto, algunos nunca se infectarán. ¿Por qué?

Alexandra Bravo lleva 145 hisopados desde aquel viernes 13 de marzo de 2020: fueron 80 en el primer año y 65 en el segundo, siempre por motivos laborales. Un test cada cinco días, en promedio. Y todos negativos.

Si no es récord nacional, Alexandra está bien cerca.

Ella le viene escapando al covid. No se ha contagiado, aun en esta última ola tan agresiva de ómicron y eso que está muy expuesta y con testeos permanentes. De hecho, han caído decenas y decenas de casos positivos a su alrededor.

Su historia es muy peculiar pero, es verdad, hay miles de uruguayos que no se infectaron o al menos no lo saben. Hasta ahora, según las cifras oficiales, ha habido 765.960 casos positivos (que no es sinónimo de personas, porque hay gente que se contagió más de una vez). Sin contar los asintomáticos o casos que no se testearon, algo más del 21% de la población se infectó con SARS-CoV-2.

¿Y el 79% restante? ¿Muchos de ellos, sobre todo quienes han estado muy expuestos como Alexandra, son inmunes y tienen resistencia genética al covid-19? ¿O se trata más bien de simple suerte, de gente obsesiva con los cuidados o de asintomáticos? Hay un poco de todo, pero —por más loco que parezca— en estos últimos meses la ciencia viene estudiando distintas hipótesis que llevan a pensar que, efectivamente, hay gente que nunca en su vida se contagiará. Pero eso lo veremos un poco más adelante.

Alexandra, de 26 años, trabaja en rodajes en la coordinación de los actores que hacen de extras y es relacionista pública en varios bailes y boliches. En estos casi dos años de pandemia ya participó en la grabación de cinco series o películas, y una de ellas le llevó casi seis meses.

“Nos hisopamos siempre un día antes de grabar cada serie”, cuenta. Y luego viene un hisopado por día en cada rodaje. Ha habido muchos casos positivos en el set pero hasta ahora el resultado siempre es el mismo cuando la controlan a ella: no hay rastros de SARS-CoV-2.

Su primo, que vive en la misma casa, también se contagió pero Alexandra zafó. “No presto mi sangre”, se ríe, y relata que leyó que los que son O+ tienen menos chance de contagiarse. En efecto, algunos estudios encontraron menos casos positivos en proporción dentro de ese tipo de sangre que en otros.

En el último rodaje, la semana pasada, eran 30 extras y siete de ellos dieron positivo. Antes de que llegara ómicron, solía haber un positivo cada unos 150 actores. “Ahora son mucho más casos, y la mayoría asintomáticos”, explica.

Cuando alguien da positivo en un rodaje, debe aislarse y seguir el procedimiento habitual para cualquier persona. Y ahí aparece el as bajo la manga, “los p45”, la gente que dio positivo hace menos de 45 días y se supone que no se contagiará. El año pasado eran “p90”, pero ahora redujeron el tiempo a la mitad porque esta es una variante mucho más contagiosa.

¿Alexandra toma muchos recaudos? Ella admite que en su vida diaria se cuida “demasiado” y más en los rodajes, siempre con tapabocas N95 y alcohol en gel a mano. Pero en los bailes no tanto, “ahí es difícil el cuidado”.

PROTECCIÓN

El papel del tapabocas

¿La combinación de vacunas más el uso estricto de tapabocas y distancia puede garantizar no contagiarse? “Los riesgos se minimizan pero no se reducen a cero. Menos con ómicron, dado que el inóculo viral (cantidad de virus) necesario para generar una infección es mucho menor que con las variantes anteriores”, dice el virólogo Santiago Mirazo. El riesgo baja si se usa tapabocas N95 respecto al barbijo común. En tanto, la máxima protección que se usa en los hospitales en salas covid y lugares como blocks quirúrgicos incluyen un equipo descartable, sobretúnica, doble par de guantes, zapatones y gorras, el N95, un tapabocas quirúrgico arriba y máscara de plástico. Ahí “es casi imposible contagiarse”, dice la doctora Soledad Brandolino, “el único riesgo es cuando te sacás la vestimenta”.

Lo que dice la ciencia.

¿Hay uruguayos con inmunidad natural al covid y que nunca se infectarán? “Sí, existe esa posibilidad”, responde a El País el virólogo Gonzalo Moratorio. Y lo explica así: “En la mayoría de las enfermedades hay personas con un repertorio genético que las hace inmunes. De eso se trata la variabilidad genética y todos somos genéticamente diferentes. Un mismo bicho no nos puede distinguir a todos”.

Elena Obieta, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, dijo al diario argentino La Nación que “es probable que existan personas inmunes, como con el VIH, que no tienen en su ADN codificados los receptores para contagiarse”.

La infectóloga Susana Cabrera, profesora agregada de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas, también recuerda que en el VIH se confirmaron casos de “inmunidad innata” por la falta de un receptor para la entrada del virus. En el caso del covid-19, Cabrera cree posible que suceda algo parecido: “No me parecería extraño que exista una suerte de barrera natural”. Ella hace seguimiento covid y muy seguido se encuentra con casos de gente que no entiende cómo no se contagió a pesar de vivir en la misma casa con enfermos. “Yo estoy entre los que no he tenido covid”, se ríe, “y llevo más de 10 test”.

Algo parecido dice el virólogo Santiago Mirazo. La asociación de una base genética con la resistencia a ciertos virus, explica, “no es algo nuevo” pero para comprobar eso se necesitan estudios “muy robustos”. Además del VIH, menciona casos de pacientes con inmunidad a la influenza y al norovirus, que genera gastroenterocolitis. En esos casos hay “una base genética” que explica en gran parte la resistencia a la infección.

La argentina Obieta indicó a La Nación que, de todos modos, “todavía faltan años de investigación en esa materia para que podamos entender por qué algunas personas no se contagiaron, aunque estuvieron altamente expuestas”.

Veamos una de las investigaciones conocidas en los últimos meses. Un estudio publicado en la revista científica Nature Communications y dirigido por investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) concluye que las personas con niveles más altos de células T procedentes de los coronavirus que causan los resfríos comunes tienen menos probabilidades de infectarse con el SARS-CoV-2. ¿En qué consistió esa investigación? Se tomaron muestras de sangre de 52 participantes entre uno y seis días después de la exposición al virus. Esto permitió analizar los niveles de células T preexistentes que también reconocen de forma cruzada las proteínas del SARS-CoV-2, según informó la agencia Europa Press. Los investigadores descubrieron que había niveles significativamente más altos de estas células T de reacción cruzada en las 26 personas que no se infectaron, en comparación con las 26 que sí se infectaron.

“La exposición al virus del SARS-CoV-2 no siempre da lugar a la infección, y hemos querido entender por qué”, indicó la doctora Rhia Kundu, autora del estudio, del Instituto Nacional del Corazón y los Pulmones del Imperial College.

Mirazo dice que ese estudio es “interesante”, está vinculado al nivel de conservación de algunas proteínas entre todos los coronavirus y “claramente puede explicar” algunos casos pero no todos. El argentino Eduardo López, infectólogo y jefe del Departamento de Medicina del Hospital Ricardo Gutiérrez, dijo a La Nación que la teoría de las células T es una posible explicación, pero todavía no concluyente. Explicó que hay otros factores: “El coronavirus tiene alta transmisibilidad, pero no tan alta contagiosidad como el sarampión. Si uno está en contacto con una persona con sarampión y no está vacunada, tiene 90% de chances de contagiarse. Pero con el covid es del 40%. Por eso, es frecuente que dentro de una misma familia no se contagien todos. Además, también puede ser que algunos de ellos se hayan contagiado previamente y hayan sido asintomáticos y que, por eso, no se contagien con el resto de la familia”. Por último, recordó López, existe memoria celular “y aquellos expuestos a otros coronavirus pueden haber activado un mecanismo que no permite el ingreso de este virus”.

Otro estudio apunta a que la inmunidad innata es un “ancestro funcional de los anticuerpos”, lo que ayuda a explicar por qué algunas personas son menos susceptibles a infectarse con SARS-CoV-2. Se trata de una reciente investigación publicada en la revista científica Nature Immunology, coordinada por el Instituto Humanitas y el Hospital San Raffaele de Milán, que se centró especialmente en la lectina de unión a manosa, también conocida como MBL por las iniciales en inglés de mannose-binding lectin, uno de los llamados “ancestros funcionales de los anticuerpos”, publicó Infobae.

Son proteínas capaces de atacar al virus de formas similares a las de los anticuerpos reales, que sin embargo forman parte de la inmunidad innata, la que se crea desde niños.

“Descubrimos que MBL se une a la proteína pico del virus y la bloquea. Y hemos comprobado que es capaz de hacerlo con todas las variantes probadas, incluida ómicron”, dijo hace unos días el profesor Alberto Mantovani, director científico de Humanitas.

En el hospital.

La aplicación CoronavirusUY le cuenta 22 hisopados a la doctora Soledad Brandolino pero ella sabe que fueron unos cuantos más. Primero porque la app lleva el registro desde octubre de 2020 y Soledad se hizo varios antes de esa fecha, y segundo porque también se realizó hisopados durante un viaje al exterior.

La mayoría de los test han sido por contactos positivos, pero también algunos porque ella suele tener faringitis y los síntomas son parecidos al covid. ¿El resultado? “Siempre me dieron negativo”, dice.

Soledad, de 32 años, trabaja en la emergencia del Maciel y es residente de cirugía en el mismo hospital, donde por estos días hay un montón de casos. Además, hace medicina general en MP y hasta hace poco también en el Hospital Policial, donde veía casos de covid. Al principio de la pandemia visitaba a domicilio a pacientes con problemas respiratorios.

Los positivos le saltaron por todos lados. Su novio tuvo covid cuando no había llegado la vacuna y ella no se contagió. La compañera de guardia, con la que duerme en la emergencia, también dio positivo, “y ahí tampoco me lo agarré”. La mayoría de sus compañeras de residencia —con los que a veces pasa más de 24 horas seguidas— tuvieron covid y también zafó.

“Estamos mucho con mis compañeros. No compartimos mate pero no usamos tapabocas en varios momentos, cuando comemos o cuando dormimos. Igual nunca me contagié”, dice, como con cierta satisfacción.
A fin de año hubo una despedida del trabajo y más de la mitad terminó infectado. Ella no.

—¿Pensás que sos una especie de Superman? O sea, ¿podés tener algo así como inmunidad?

—Creo que me cuido bastante con los pacientes, pero también puede haber cosas de la inmunidad que no sabemos. Sí, es posible. Lo más gracioso es que yo tiendo a agarrarme todo lo que hay en la vuelta, me agarro siempre gastroenterocolitis, tengo asma y cuatro faringitis por año. Covid nunca. Ahora estamos en una cepa recontracontagiosa y por ahora no.

Doctora Soledad Brandolino.
La doctora Soledad Brandolino no descarta que pueda tener algo así como una inmunidad natural al covid. Foto: Gentileza Soledad Brandolino.

El psicólogo clínico Ruben García, quien trabaja en mutualistas y en el sector público, también está muy expuesto por su trabajo: atiende a mujeres embarazadas y muchas veces las ve en áreas de internación de pacientes covid, cuando se contagian.

Se hisopó más de 10 veces, por contacto directo, por contacto intrafamiliar (su esposa dio positivo) y por un brote en una mutualista. Además, en febrero de 2021 le hicieron un análisis de sangre como parte de un estudio para rastrear casos positivos antiguos que no se hubieran manifestado. Y siempre negativo. “Ni una licencia agarré“, bromea Ruben, de 55 años.

—¿A qué lo atribuye?

—Por un lado me cuido mucho utilizando los protocolos establecidos para mi trabajo. Pero también creo que ha habido una parte de azar. Conviví con mi esposa, yo me hisopé dos veces y nada. Igual, hasta que esto no se termine, uno no puede decir que no se contagiará.

Psicólogo clínico Ruben García.
Psicólogo clínico Ruben García.

Federica Romaniello es una maestra que nunca dio positivo, y eso que también ha estado muy expuesta a muchos casos a su alrededor.
Ella admite que en el primer año y medio se cuidaba mucho pero ahora, con esta ola tan contagiosa de ómicron pero con síntomas más leves, pensó que se contagiaría.

“Ya está. Si me lo agarro, me lo agarro”, dijo Federica, de 28 años.

Este verano compartió las vacaciones con unas 20 personas de dos familias distintas en una casa en Solanas, Maldonado. Seis de ellos se contagiaron. Ella no se lo agarró, a pesar de que convivió muchos días.
A la vuelta de las vacaciones su novio, con el que convive, también se contagió. Antígeno y PCR para Federica: ambos negativos.

Con ese resultado, fue a cenar con un grupo de amigas. Un día después una de ellas se sintió mal y se testeó. Otro positivo.

Pero además, por su trabajo en un centro educativo ha estado rodeada de casos, porque ella es maestra alternativa y suplantó a muchas titulares que se enfermaron.

Federica está desconcertada, no entiende por qué no se ha contagiado con tantos casos cercanos y unos 15 hisopados arriba. “Yo soy una persona que, toda la vida, bicho que vuela me lo agarro. Vivo enferma y tengo asma”, dice, “tuve mucha suerte o ya me lo agarré y no me enteré”.

Maestra Federica Romaniello.
La maestra Federica Romaniello está “desconcertada”. Foto: gentileza Federica Romaniello.

"Soy inmune"

Valeria Cardoso está convencida que es inmune y en broma comenta a sus amigos que ella tiene “la cura para el covid”. Lleva 24 hisopados desde julio de 2020, se hizo tantos porque al ser asmática —igual que Federica— la testean ante cualquier síntoma. Pero los últimos han sido por contactos positivos, como el viernes de la semana pasada, que la hisoparon luego que su padre cayó enfermo. Antes fue su madre, un vecino con el que había estado charlando y dos compañeras de trabajo con las que comparte una oficina ocho horas al día.

“Pero nunca di positivo. Es más, nunca he tenido la mínima sospecha de que podía tener covid”, dice Valeria, de 39 años de edad. Una de sus teorías es que de chica le hicieron muchos tratamientos para el asma y la alergia, acá y en Argentina, y piensa que quizás algo de eso le dio cierta inmunidad al virus.

“Antes del covid ya me pasó que en casa se engripaban todos y yo no”, cuenta Valeria. Y opina: “Tiene que haber un pequeño porcentaje de gente que sea inmune. ¿Si no cómo la humanidad ha sobrevivido a toda la cantidad de pestes que hubo a lo largo de la historia?”.

Florencia Barros y su pareja Ezequiel Español también vienen superando la pandemia sin haberse contagiado, a pesar de haber estado muy expuestos pero por otra razón: tienen un comercio donde todos los días va gente a comer o a llevarse pedidos, con los riesgos que ello implica. Al mando de La Petite Patisserie de Flor en la calle José Marí de Pocitos, Florencia dice que ha zafado del virus incluso en medio de la ola de ómicron.

En el local por ahora hubo un solo caso positivo de un empleado. ¿Fue el destino o hay algo más? “Hay algo de suerte pero también de buen entendimiento de la situación. Siempre tuvimos todos los cuidados que hay que tener, actuamos con conciencia y el primer caso fue al año a través de la pareja de una empleada”, relata. “Cuando nos enteramos de los síntomas del compañero de la cocinera, le dijimos que no viniera a trabajar”. Luego vieron que fue una medida acertada, porque a los días ella también dio positivo.

“Estamos esquivando balas, ya nos tocará, pero hasta ahora seguimos con ese único caso”, dice Florencia, quien solo se hisopó dos veces en dos años (y fue porque se sentía resfriada) y no se ha enfermado, aunque en su familia sí hubo casos. Su hermana salió hace unos días del covid.

Florencia Barros y Ezequiel Español, de La Petite Patisserie de Flor.
Florencia Barros y Ezequiel Español, de La Petite Patisserie de Flor, creen que hubo “algo de suerte” más cuidados. Foto: gentileza Florencia Barros.

Dar positivo, claro, puede implicar una semana o más sin trabajar y quizás sin cobrar. Al menos para muchos jornaleros, emprendedores o gente sin protección del BPS. “Eso puede doler en el bolsillo”, dice Alexandra, la coordinadora de rodajes mencionada al principio de este artículo.

Es lunes y, mientras conversa con El País, espera el resultado del laboratorio Atgen para saber si podrá trabajar en un rodaje en el Parque Central al día siguiente.

—Que no te dé positivo...

—No tengo síntomas ni nada —dice, confiada—. No creo que pase.

Una hora después se ilumina el celular: “Te dije”, escribe Alexandra por WhatsApp. Y entonces pasa el resultado del test número 146: “No se detecta la presencia de ARN de SARS-CoV-2. En suma negativo para covid-19”. Creer o reventar.

daniel

"No te podés cuidar siempre, hay que vivir"

Daniel es chofer de una empresa que brinda servicio tercerizado a un prestador de salud y en estos casi dos años de pandemia transportó a decenas de médicos, enfermeras e hisopadores por los más variados barrios de Montevideo. Hasta ahora se hizo cinco hisopados y en todos los casos resultaron negativos.

¿Fue suerte, incidieron los cuidados o hay algo más? “Al estar más expuesto, también reforzás las medidas de cuidado: acá se suben al auto y a nadie se le ocurre sacarse el tapabocas, a veces vienen con doble tapabocas incluso. Ya sabemos que trabajamos con esto y nos cuidamos mucho. Tomamos conciencia de que el covid es algo real”, dice Daniel. Pero luego admite que la vida va más allá de su horario laboral y que ahí están los mayores peligros para gente como él. “Te podés cuidar mucho en el trabajo y descuidarte al ir a un supermercado o cuando te viene a abrazar y besar tu sobrino. ¿Le vas a decir que no? Claro que no. No te podés cuidar en todo momento, también tenés que vivir”, confiesa el chofer.

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