"¡Efectivo por su auto hoy! Compro del 90 en adelante, no importa deuda, mandar fotos, pago contado”. El mensaje, acompañado de un teléfono celular, se lee en el grupo de Facebook “Vendo Permuto Autos Uruguay”. No es el único: “Compro su auto con deudas!!! Pago contado al día”. Alguien postea: “Tengo 110 mil por un auto, no importa la deuda pero que esté bien, no da para que arranquen la cabeza en Maldonado”. O, “1500 dólares por un auto, no importa la deuda”. Y, en el medio, decenas de posteos de interesados en vender autos, camiones, camionetas, palas mecánicas, motos… En perfecto estado o con la chapa hecha paté, autos casi nuevos y cachilos, con motor impecable o “para repuesto”. Hasta hay gente que acepta leña como parte del pago.
Pero lo que más abunda en ese foro son las deudas. Los autos con deudas, claro.
—Tengo un Celta del 2005 con una deuda grande en multas. ¿Lo toman así?
—Sí. La deuda hay que pagarla. Yo la pagaría. Fotos. ¿Qué papeles tiene? —responde, o casi que reclama, el comprador de autos con deudas.
En otro foro alguien consulta:
—Hola buenas noches, quiero vender mi moto pero debe 35.000 pesos de multa, tengo chapa y libreta. ¿Alguien sabe si tengo alguna forma de venderla pero sin tener problemas a futuro?
Entonces le responden:
—Dos opciones. O pagás todo y vendes en regla o la vendés con deuda. La persona que la compre sabe que tiene deuda y no va a pagar patente ni nada tampoco y la usarán hasta que alguno choque o lo paren, se la saquen y quede ahí tirada como el millón de motos que hay en las comisarías.
Suena a mucho pero la respuesta no está tan alejada de la realidad. No es casual que el tema aparezca en foros, avisos clasificados, grupos de WhatsApp y Facebook. Algunas cifras ayudan a dimensionar el tema: el año pasado fueron pagadas solo el 29% de las 994.786 multas de tránsito aplicadas en todo el país, según datos del Congreso de Intendentes publicadas en julio por El País. Se trató de 284.667 sanciones. Porcentajes similares se dieron en los años anteriores. Y algo parecido sucede con la patente de rodados: en 2024 la morosidad fue de 17% pero el porcentaje sube a medida que los vehículos son más viejos, superando el 50% en el caso de vehículos de la década de 1990.
¿Y cómo es ese porcentaje intendencia por intendencia? Parece un secreto de Estado: El País consultó, sin éxito, a los gobiernos de Montevideo, Canelones, Maldonado, San José y Florida. Ninguno informó la cantidad de multas y patentes que no se pagan.
César García es consejero del Congreso de Intendentes. Sabe del tema: ha tenido a su cargo la coordinación del Sistema Único de Ingresos Vehiculares (Sucive), entre otros cargos. Y tiene claro que cobrar esas multas adeudadas no es tan simple con la estructura actual. “Para cambiar la situación de las multas y decir ‘le voy a cobrar a toda la gente’, vos tenés que disociarla del auto y aplicarla sobre la licencia de conducir”, explica pero dice que debería ser una licencia dinámica y no un documento plástico con vigencia a 10 años. “Lo podrías tener en una billetera digital que pierde vigencia si no cumplís con tus obligaciones, entre ellas pagar las multas”, sugiere. Vamos en ese camino: se supone que en 2026 se empieza a aplicar la famosa libreta por puntos.
Hay un elemento que se suma al debate. En enero del año pasado hubo marcha atrás en la asociación entre pago de patente y multas pendientes, ya que la Rendición de Cuentas de 2023 estableció que “no se podría exigir ni condicionar el pago de ningún tributo en forma previa al pago de deudas generadas por multas de tránsito”. Eso, según admiten las intendencias, bajó la recaudación por multas de tránsito: hay menos gente que paga.
En el caso de la Intendencia de Montevideo (IMM), por ejemplo, el 3,27% de los vehículos empadronados que abonaron la patente en enero de 2024 no había regularizado multas pendientes. Tal como ya publicó El País, eso supuso una resignación de 2,5 millones de dólares por concepto de multas de tránsito.
El intendente de Montevideo, Mario Bergara, adelantó en una entrevista en canal 12 que promoverá en el Congreso de Intendentes un cambio normativo para volver al sistema en el cual la patente no pueda abonarse si se mantienen deudas impagas por multas de tránsito. El tema, según supo El País, está sobre la mesa. De hecho, el presidente del Congreso de Intendentes, el sanducero Nicolás Olivera, confirma que están discutiendo volver a la disposición anterior: “Yo creo que corresponde revisarlo; hay que evaluar volver a atarlo porque ahora hay una morosidad superior”. Las multas, dice Olivera, “buscan corregir comportamientos” y pierde sentido si es “letra muerta” y no se pagan. Lo “estamos conversando”, adelanta.
"Comprar un auto como si fuera una heladera"
Con este panorama de fondo, hay una suerte de mercado negro que crece en Uruguay, según relatan a El País fuentes del sector: miles de autos con deudas acumuladas, ya sea por multas o patentes, y que muchas veces se venden en esas condiciones, arrastrando lo adeudado. Para escapar a los controles de intendencias, Policía Caminera o Ministerio de Transporte, muchos de esos autos con deudas van a parar a barrios de la periferia montevideana o a parajes del interior donde circulan “en la vuelta” sin mayores problemas. Pero, ya veremos, también hay autos que circulan en pleno centro de la capital con deudas. Y a veces no pasa nada.
¿Cuán representativo o marginal es este mercado?
El dueño de una automotora montevideana que pide no ser identificado dice: “Pasa mucho más que lo que el sistema se imagina”. Se refiere a vehículos con un valor altísimo en deuda, “capaz más que el valor del mismo auto”. Y desarrolla: “Autos de 6.000 o 7.000 dólares, gente de laburo que no puede pagar lo que debe”. Entonces aparecen compradores que los toman. En su caso él vende entre 15 y 25 autos al mes, de los cuales un par de casos así siempre aparecen: “Yo contacto a gente que ya sé que los compra, los canalizo por ahí”, afirma el empresario.
Habla otro referente del sector: “Los compran con deuda de patente, embargados, hay gente que compra eso. No sé qué hacen después. Algo deben de hacer... si no, no los comprarían. Claro, los compran muy baratos”.
Cuenta un caso: un hombre le debía 8.000 dólares por un auto. Se lo había vendido a “un gitano del lado brasilero del Chuy”, según relata. El auto desapareció del otro lado de la frontera, “nunca recuperé el dinero”.
Aquí una aclaración: existen mecanismos para evitar comprar un auto con deuda, si es que eso se quiere (ver recuadros más abajo). “Todo lo que la gente necesita tener a su alcance para no ser engañada, lo tiene. El tema es que muchas veces uno quiere comprar un auto y agarra lo primero que le dieron”, advierte García del Sucive, “cuando comprás barato un auto y lo que estás comprando es un lío, te lo quedás para toda la vida. Vos podés comprar un auto embargado, pero te sometés a que te lo saquen. Si tenés una requisitoria como tantos coches tienen, te lo sacan. ¿Viste que vas a una comisaría y ves un montón de autos en la calle? Son todos autos que requisaron por la vía judicial”.
El presidente de la Asociación de Concesionarios de Marcas de Automotores (Ascoma), Alberto Bernheim, pregunta: “¿Cuál es la idea? Patearla para adelante es como la pasadita de la bomba. En algún momento va a explotar”. El fenómeno, confirma, se da sobre todo en la periferia pero a su juicio es marginal: casos donde el auto no tiene valor, es “transaccional”, “dame mil dólares y te llevás el auto y sabés que si un día te paran, lo perdés; es medio ruleta, te sacan la libreta o el auto directamente”.
Esos autos, dice, no tienen valor más que “en el ruedo donde funcionan”. Para Bernheim, más preocupantes son las estafas a través de las redes donde ponen una foto con un precio barato “y la gente cae, transfiere pero no existe el auto ni la automotora”. Pero esa, claro, es otra historia.
Comprar un auto con deuda es un problema, admite el intendente Olivera, porque puede haber otras derivaciones como que “después tenga un motor alterado o cosas así”.
“Hay gente que compra un auto como si fuera una heladera”, dice la directora de Tránsito de Florida, Jimena Bentancor, quien además es escribana. “Y un auto hay que registrarlo, hay que hacer una compraventa, fijarse si no hay deudas de multas o patente”. Entonces, “o se descuenta del precio o es un problema el día de mañana”.
En qué casos la deuda pasa al nuevo dueño
En líneas generales las multas se cargan al auto cuando son aplicadas con radar y van contra la cédula de identidad cuando la pone en el momento un inspector o un policía. ¿Y qué pasa cuando el auto se vende? A veces la venta se hace en el mercado negro sin ningún papel. Pero en la mayoría de los casos se hace la compraventa con título: eso no es suficiente para que la deuda pase al nuevo propietario. Para eso debe hacerse la transferencia de la libreta en la intendencia. “Muchas veces vos comprás un auto pero no el cambiás el nombre en la libreta en la intendencia y eso hace que las multas las pague el dueño anterior que figura en la libreta”, explica un escribano.
César García, del Congreso de Intendentes, resalta la importancia de un certificado que se llama certificado Sucive, que cuesta cerca de 3.000 pesos. “Habitualmente lo utilizan los escribanos cuando intervienen en las compraventas porque te da los antecedentes del auto: a nombre de quién está, qué tipo de vehículo es y la situación tributaria”. Y tiene un efecto liberatorio: “Si te saltó una multa posterior a la compra del auto o la deuda que fuere, se carga al titular anterior”
Autos con deuda, del campo a la ciudad
El campo, ya dijimos, suele ser un destino de estos autos con deudas. “Andan allá, no lo sacan de la vuelta, van al pueblo, y la posibilidad de que lo agarren es baja”, cuenta un empresario del sector. Mientras, el vehículo sigue generando deuda.
Un productor rural maragato confirma a El País que “es muy común” que situaciones como estas sucedan y que además han ido en aumento, de la mano de los radares en las rutas: “Vemos camionetas de la época del 2000, en el interior profundo, están endeudadas y son impagables”. Relata que se trata de vehículos “de buena marca” que se venden por las redes “a mitad o una tercera parte del precio, para el vuelteo en establecimientos grandes dentro del predio”. En algunos casos, relatan, las deudas por multas pueden superar los 100.000 o 200.000 pesos.
Ahora bien, esto también pasa en las ciudades. Hasta en Montevideo. Aunque cueste creer, se puede estar años circulando por las calles con multas o patentes impagas.
Julio es uno de esos uruguayos que tenía una alta deuda acumulada por su auto, un Hyundai de 2001. Un día allá por 2005, en plena guerra de la patente entre las intendencias, un compañero de trabajo le dijo que él no pensaba pagar más porque el tributo en Montevideo era mucho más alto que en otros departamentos y le parecía injusto. “Buena idea, yo tampoco voy a pagar”, dijo Julio, convencido. Y cumplió a rajatabla con su plan (su compañero no; él siguió pagando, para sorpresa de Julio).
Unos años después averiguó y ya llevaba cerca de 6.000 dólares de deuda, era demasiado; no había marcha atrás. Pero no es que Julio anduviera con su auto por caminos rurales o barrios periféricos: nada de eso, transitaba casi cada día por varias de las principales avenidas montevideanas. Nunca lo pararon. “Yo pensaba: si un día me paran, les entrego el auto. Es más alta la deuda que el valor del coche”, dice Julio. Pero eso no pasó.
Si sucedió que las cámaras, que desde 2018 fiscalizan el tránsito de la ciudad, detectaban su deuda y a veces le mandaban a su casa un documento intimando a pagar pero él no le prestaba atención. Seguía con su plan.
Hace no mucho compró un auto nuevo y se encontró con el problema de dónde vender el viejo. Para entonces la deuda ya era de 16.000 dólares: imposible que alguien la asumiera. Preguntó en su taller y le dieron un par de teléfonos de gente que compraba autos con muchas deudas. Unas horas después, y con más facilidad de la que él pensaba, logró venderlo a 400 dólares a alguien que, supone, lo usó para desguazar y sacar partes del vehículo que funcionaban perfecto. “Yo calculo que lo hicieron chatarra pero no sé, quizás sigue por ahí”, dice Julio hoy.
Clearing de informes y autos "sin papeles"
Cuando no se paga una multa y está identificada la persona infractora, la IMM lo pasa al clearing de informes. Además, al momento de renovar el permiso de conducir si no está al día con el clearing, “no será otorgado”, indican en la intendencia.
En tanto, si el vehículo es vendido con título de automotor, el escribano certificante debe solicitar el libre de deudas. Claro, hay autos que son vendidos sin papeles y en el registro de la IMM, el Documento de Identificación Vehicular (DIV), “sigue apareciendo alguien que es el titular registral, pero no el poseedor del vehículo”, explican en la IMM.
Informan que también sucede que hay personas que venden un vehículo o realizan una compraventa y no hacen el cambio de titularidad registral, donde figura el domicilio y el nombre del propietario. “Entonces, si no se cambia y el nuevo comprador comete infracciones, las notificaciones de multas le siguen llegando al viejo poseedor del vehículo”, indican fuentes de la comuna. Para eso hay que hacer un trámite que se puede agendar vía web.
En el período 2016-2020 se trabajó desde el Congreso de Intendentes en un proyecto de ley que buscaba crear un registro de titulares de derechos sobre los vehículos ante el respectivo gobierno departamental, de manera que quien se encontrara registrado y las personas que este designara expresamente, tuviesen el derecho de circular en dicho vehículo. Se facilitaba la identificación de los infractores y del sujeto pasivo de la patente. Pero el proyecto fue desestimado por el gobierno anterior, indica la IMM.
¿Pero qué chances reales existen de que se retire de la calle un auto con deudas por multas o patente impaga? Algunas intendencias, como Montevideo, Canelones y Maldonado, hacen controles periódicos con inspectores y con las cámaras.
“En Montevideo el vehículo que anda con el robot arriba te hace un cruzamiento de datos y sabe si, además del tarifado, estás al día con la patente o con las multas”, dice García, el consejero del Congreso de Intendentes. Lo mismo sucede en los peajes en todo el país o en las cámaras de las rutas. Las intendencias tienen, además, otros mecanismos de control (ver recuadro).
Eso sí, en la mayoría de los departamentos del interior no disponen de cámaras para los controles, por lo que las posibilidades de encontrar infractores dependen del factor humano. Es el caso de la intendencia de San José: hace controles pero no tiene “fiscalización electrónica mediante tecnología, como sí tienen otras intendencias; nosotros retenemos vehículos por deuda de determinado tiempo pero lo hacemos de forma más manual”, dice la directora Mónica Castro, “todavía estamos camino hacia esa tecnología”.
En la intendencia de Florida, dice la directora Bentancor, han encontrado motos que deben hasta 300.000 pesos de patente “y las retienen”.
Olivera, el intendente sanducero, dice que “se toman medidas desde donde se puede, que es la multa o la incautación del vehículo si corresponde”.
Si nos vamos a la frontera con Brasil, el panorama se complejiza porque entra a jugar el mercado negro de los “autos brasileros”, que cuestan mucho menos que los uruguayos (un auto de gama media que en Montevideo vale 15.000 dólares se consigue allá a 2.000 o 3.000). Pongamos el caso de Melo, pero lo mismo podría ser Rivera o Artigas. “Esto pasó toda la vida, es parte de la idiosincrasia local y hasta no está mal visto”, dice un vecino que vive en la capital de Cerro Largo y conoce bien ese mercado.
Hay dos históricos caminos para comprar un auto brasileño: uno parcialmente ilegal y el otro totalmente ilegal. El primer camino: muchos ciudadanos consiguen la documentación brasileña con “algún conocido que vive del lado de Brasil en Aceguá o en Yaguarón, te da el domicilio y sacás la documentación de allá”, en concreto un documento que se llama CPF. Eso permite comprar el auto con todos los papeles y se paga el seguro y la patente del lado brasileño. Pero también hay quienes compran en el momento “sin un papel, totalmente en negro”. Eso es “lo más normal, como quien compra un celular”.
"Los inspectores andan en la calle"
Ya vimos por el caso de Julio que se puede circular por pleno Centro de Montevideo con deudas de miles de dólares. Pero si el auto no sale del barrio o de un pueblo del interior, es aún más difícil que sea encontrado. “Eso es verdad”, admite García del Sucive, pero “el día que te agarran, te lo sacan”.
Lo da como seguro. “Mirá que los inspectores andan”, agrega (y les sirve multar: los funcionarios de Tránsito y Transporte de la IMM, por ejemplo, se quedan con el 35% de los ingresos por multas). “Pero la mayor cantidad de controles los hace Caminera en la periferia de Montevideo. Por eso caen tantas motos”, explica el funcionario.
En cambio, un encargado de una automotora admite que es difícil agarrar a un auto con deuda. Y si lo detienen es de casualidad, asegura, es que “la Caminera no está con una libretita mirando las matrículas a ver si pagó o no pagó cada auto que pasa”.
Campaña de "chatarrización"
La Asociación de Concesionarios de Marcas de Automotores (Ascoma) discute con el Sistema Único de Ingresos Vehiculares (Sucive) y la Asociación del Comercio Automotor del Uruguay (ACAU) iniciar una campaña de “chatarrización” para que dejen de circular autos viejos que están en muy mal estado. “Lo que pasa es que tiene costo”, dice el presidente de Ascoma, Alberto Bernheim. Implicaría “darles un vale de 1.000, 1.500 dólares o lo que sea y con eso entregás como parte de un auto nuevo o lo usás para remodelar tu casa. El tema es sacarlos de circulación”, indica el empresario. “Lo estamos trabajando desde el año pasado, estamos todos de acuerdo en que hay que hacerlo pero en el medio hubo elecciones y es un tema en agenda, en algún momento se va a concretar”, asegura.
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