Las licencias de los senadores: cuánto se toman por año sin contar el verano y qué controles existen

Un planteo de Bordaberry de sesionar del 1º al 31 y de acortar un mes el receso volvió a poner sobre la mesa el trabajo de los legisladores. ¿Cuánto van al Parlamento, cuánto faltan y qué controles existen?

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Vista de la Cámara de Diputados, vacía
Vista de la Cámara de Diputados, vacía.
Foto: Estefanía Leal.

Cada vez que empieza una legislatura se aprueba el régimen de funcionamiento para los cinco años que vienen. Cuando el 17 de marzo de 2015 los senadores votaron las reglas para aquel período —sesiones del plenario los martes y miércoles del 1º al 18 de cada mes de 9 a 13.30 horas y un receso de dos meses y medio en verano, más o menos igual que siempre—, el senador colorado Pedro Bordaberry pidió la palabra y expresó sus reparos. Y ahí empezaron los problemas:

—Si representamos al pueblo, no podemos trabajar del 1º al 18; tenemos que hacerlo como todos los uruguayos, del 1º al 31 —afirmó, consciente de que había metido el dedo en el ventilador—. Quienes representamos a otros ciudadanos tenemos el deber de dar el ejemplo con nuestro esfuerzo y trabajo. Muchos beneficios tenemos como legisladores si nos comparamos con otros uruguayos, desde la remuneración hasta partidas para secretaría, telefonía y también pases en comisión, como para encima de eso trabajar únicamente del 1º al 18. Reitero: tenemos que dar el ejemplo a los uruguayos que todos los días se levantan a trabajar.

Varios colegas reaccionaron irritados por lo que sentían era un discurso “para la tribuna”. El primero que respondió fue el entonces senador nacionalista Luis Lacalle Pou:

—El que calla, otorga. Yo no estoy dispuesto a que acá me den lecciones de moral ni de trabajo; hace quince años que cumplo con mi trabajo a conciencia y por sesionar del 1º al 18 en lugar del 1º al 31 no significa que trabaje mal.

Hubo cola para responder.

—El país no está dentro de los mármoles del Palacio Legislativo —sostuvo el también blanco Sergio Botana—. El legislador que piense que aquí dentro hace todo su trabajo, está sumamente equivocado. El país está donde se produce, donde viven las familias, donde se va a la escuela y allí, al lado de la gente, debe estar el legislador.

—Hacer una retórica como que esto fuera una especie de fábrica en la que tenemos que estar ocho horas, es no entender el régimen parlamentario, el régimen republicano —dijo el entonces senador Rafael Michelini.

Y remató Pablo Mieres:

—Si alguien piensa que tenemos privilegios indebidos, debería considerar la posibilidad de renunciar a ellos; es más, tiene todo el derecho de hacerlo.

Senador colorado Pedro Bordaberry.
Senador colorado Pedro Bordaberry.
Foto: Leonardo Mainé.

Casi el mismo discurso de Bordaberry, casi las mismas respuestas de legisladores de la coalición y del Frente Amplio, se escucharon el pasado 5 de marzo, cuando los senadores votaron el régimen para la actual legislatura. Una década más tarde el senador colorado volvía a la carga con su prédica por más horas de trabajo dentro del Palacio Legislativo:

—La propuesta es trabajar como trabajan todos los uruguayos, del 1º al 31.

Con una inusual diplomacia pero sin esconder su sorpresa, la nacionalista Graciela Bianchi respondió que “entendía” el pensamiento pero no estaba de acuerdo: tener libre del 19 al 31 “permite estudiar” los temas, argumentó, entre otros beneficios. El frenteamplista Daniel Caggiani sostuvo que es muy común que se suspendan sesiones porque no hay proyectos de ley para aprobar por lo que no le veía sentido al planteo, mientras su colega Silvia Nane dijo a quien quisiera escuchar: “Yo toda la vida trabajé del 1º al 31”.

—En ningún momento expresé que los legisladores no trabajaran, no lo dije ni lo diría —matizó entonces Bordaberry—. Tampoco quiero colocarme en esa situación desagradable de ser el que juzga si alguien trabaja o no. Señalo sí que el mensaje de que las sesiones del Parlamento son del 1º al 18 no es bueno para la población.

Ahora bien, ¿cómo es el régimen del Parlamento y por qué es casi imposible equipararlo al del resto de los trabajadores? ¿Qué tanto trabajan? ¿Cuánto faltan y qué controles existen? ¿Tiene algún sentido que haya sesiones todo el mes?

Las reglas en el Parlamento uruguayo

Para empezar, lo básico: senadores y diputados pueden citar sesiones extraordinarias del plenario en otros días y momentos del mes por fuera de martes y miércoles del 1º al 18. Un experiente funcionario parlamentario dice a El País: “Ta, podés sesionar del 1º al 31, ¿pero para qué si muchas veces no tenés asuntos para tratar?”.

Las comisiones, el motor no visible del Parlamento, donde se tratan y discuten los proyectos de ley que luego llegan (o no) a la cámara, sesionan una vez por semana también del 1º al 18, con algunas excepciones como la de Constitución, que nuclea muchos de los proyectos más relevantes y fue autorizada a trabajar todo el mes. Otras también lo pueden hacer si lo aprueban (y, de hecho, sucede: en la anterior legislatura el 17% de las sesiones de comisiones fueron luego del 18, según datos del Programa de Estudios Parlamentarios de la Facultad de Ciencias Sociales, a los que accedió El País).

Hay senadores que integran hasta ocho comisiones (en Diputados es distinto, porque son más legisladores) y las reuniones se concentran entre lunes y jueves. Los viernes, salvo en épocas de tratamiento de Presupuesto, Rendición de Cuentas o algo especial, son días muertos para la actividad legislativa.

Cámara de Senadores
Cámara de Senadores.
Foto: Leonardo Mainé.

¿Y por qué del 1º al 18? Ninguno de los legisladores y funcionarios consultados por El País sabe decir por qué se toma el día 18 del mes y no, por ejemplo, el 15 o el 20. Alguien alguna vez lo estableció, en la época en la que viajar desde el norte del país a Montevideo era una larga travesía, y así quedó. Sí cuentan que el concepto de fondo es liberar un tercio del mes para hacer tareas políticas, estudiar los temas, recibir delegaciones y volver a trabajar a los departamentos de origen, sobre todo en el caso de los 58 diputados del interior.

También se sabe que lo del 1º al 18 viene al menos desde inicios del siglo pasado: el politólogo Daniel Chasquetti, coordinador del Programa de Estudios Parlamentarios, leyó una versión taquigráfica del 24 de febrero de 1943 donde ya se manejaban esos plazos. “Todos los Parlamentos del mundo tienen un régimen de sesiones, no funcionan los 365 días del año en ningún lado y en algunos lugares hay dos períodos de sesiones al año”, dice. El analista explica que el Parlamento “es un órgano multifuncional, no es una fábrica de leyes”, y por eso además debe “controlar al gobierno, representar y debatir los grandes temas”.

El receso del Parlamento uruguayo es, de todos modos, uno de los más largos: se cortan las sesiones el 15 de diciembre y se retoman el 1º de marzo, salvo en los años electorales cuando se terminan el 15 de setiembre y se reanudan el 15 de febrero siguiente. Durante esos dos meses y medio (o cinco meses en años electorales) sesiona la Comisión Permanente. Es un pequeño grupo de senadores y diputados que está “de guardia”, digamos, pero no puede votar leyes: por eso a veces se convoca en forma extraordinaria al plenario tanto del Senado como de Diputados o la Asamblea General: en la última legislatura el 7% de las sesiones fueron en el receso aunque equivale al 25% del período. “Cuando hay que citar sesiones extraordinarias en verano por temas del gobierno no sabés el trabajo que da que los senadores vayan, ni te hablo de los diputados”, confiesa un legislador de larga experiencia.

Las comisiones, eso sí, rara vez sesionan entre el 15 de diciembre y el 1º de marzo. Y si las comisiones no trabajan, no se avanza. Un proyecto de ley presentado por Bordaberry propone reducir el receso y será analizado por las bancadas.

VERANO

Discutirán si se acorta el receso

El Parlamento de Chile cierra solo en febrero, en Europa en agosto. Argentina tiene un receso similar al uruguayo. Un proyecto constitucional presentado por Pedro Bordaberry y Tabaré Viera plantea adelantar el regreso un mes, al 1º de febrero, y en diciembre cortar el 20 y no el 15. Los años electorales se cortaría el 30 de setiembre y no el 15. Como hay que reformar la Constitución, el proyecto debe ser aprobado por dos tercios de cada cámara y luego convocar al electorado para que dé su opinión. En las bancadas hay consenso en que el receso podría tener un mes menos (hoy dura hasta el 1º de marzo) y legisladores consultados por El País mostraron disposición a votarlo. Pero también hay consenso en que las convocatorias excepcionales, unos días antes o incluso después de Navidad, son un clásico: “Siempre se trabajó en sesiones excepcionales, hasta el 29 o 30 de diciembre”, asegura la exsecretaria de bancada Ita Heber.

Pero además del parate veraniego están las licencias que pueden tomarse los legisladores por hasta 180 días durante cada legislatura. Salvo casos específicos, no les descuentan salario por faltar: cobra el titular y cobra unos 10.000 pesos por día el suplente cada vez que entra a una sesión del plenario o de una comisión (en caso de que se convoque a más de un suplente, ese dinero se reparte).

Si la licencia se extiende por más de 15 días seguidos, el suplente cobra de forma proporcional al sueldo mensual del titular. El salario de cada legislador es 382.149 pesos nominales (incluyendo gastos de representación y sin contar algunas partidas) pero lo que queda en la mano varía según el senador o diputado porque los partidos y sectores los obligan a realizar diversos aportes.

Cuántos días faltan los senadores

En la legislatura anterior los senadores se tomaron 3.879 días de licencia, más allá del verano. Un promedio de 125,12 días por cada banca en los cinco años (es decir, un promedio de 25 días por senador al año), de acuerdo a la respuesta a un pedido de acceso a la información pública realizado por El País. Casi la mitad de los pedidos de licencia (1.921) fueron por “motivos personales”, una vaga categoría donde puede entrar casi cualquier cosa y que debe ser autorizada por la cámara respectiva, aunque no hay que especificar la razón de la licencia. Se pueden tomar hasta 30 días al año por motivos personales.

—¿Se controla cuáles son esos motivos personales?

Responde un viejo funcionario de la cámara:

—Nunca fui testigo de que no se haya aprobado una licencia. Nadie discute.

En la cantidad de días siguió, bien lejos, la licencia por enfermedad que debe ir acompañada de un certificado (716 días), viajes en misión oficial (588), licencia por emergencia sanitaria en la pandemia (332) y ausencias “en virtud de obligaciones notorias, cuyo cumplimiento sea de interés público, inherentes a su investidura académica o representación política dentro o fuera del país” (172). Hubo 150 días sin goce de sueldo, que es cuando el senador pide la licencia “sin expresión de causa” o cuando no avisa previamente de su falta al plenario o comisión (si entra y sale a los cinco minutos ya se computa como asistencia). En cinco años no hubo un solo senador que haya hecho uso de la licencia por maternidad o paternidad, otra causal prevista por la ley 10.618 sobre el trabajo del Poder Legislativo.

El reglamento del Senado también considera, entre otras inasistencias justificadas, los eventos personales o familiares “graves o no previstos” o decisiones político partidarias, como una bancada que resuelve no entrar a sala.

LA LISTA

Los senadores que se tomaron más y menos días de licencia

En la legislatura anterior los senadores se tomaron 3.879 días de licencia, de acuerdo a la respuesta a un pedido de acceso a la información pública realizado por El País. ¿Quiénes fueron los legisladores que se tomaron más días, según los registros del Senado? El que lidera el ranking es Danilo Astori pero por razones de salud: se tomó 460 días, de los cuales 232 fueron por enfermedad, 215 por emergencia sanitaria y 13 por motivos personales. Tras esa situación excepcional (Astori estaba enfermo), el que le sigue es el nacionalista Juan Sartori, quien pasó buena parte de la legislatura en el exterior: el empresario se tomó 180 días en cinco años, de los cuales 143 fueron por motivos personales, 35 sin goce de sueldo, uno por misión oficial y otro por emergencia sanitaria. Hay pocos senadores que tomaron licencia sin goce de sueldo: le siguen Gustavo Penadés (30 días), Carolina Cosse (30), Sebastián da Silva (29), Ernesto Talvi (12), Alejandro Sánchez (7), Charles Carrera (4), Raúl Batlle (2) y Rodrigo Blás (1).

En cuanto a la cantidad de días de licencia, a Astori y Sartori le siguen el nacionalista Rodrigo Blás (176, de los cuales 125 fueron por motivos personales), Carlos Camy (148 días; 90 de ellos por enfermedad) y Alejandro Sánchez (135 días, de los cuales 77 fueron por motivos personales y 48 por misiones oficiales).

La lista completa se puede consultar aquí.

Otra historia son las asistencias a las sesiones. En el Senado el blanco Sergio Botana es el que tuvo más faltas: 15 (cuatro de ellas sin aviso) en 191 citaciones. En otras 32 sesiones pidió licencia. Pero el que lidera las ausencias es Juan Sartori: no fue citado por licencia en 140 ocasiones. En Diputados la líder es la nacionalista Valentina dos Santos: tuvo 51 faltas con aviso, 17 sin aviso y pidió no ser citada por licencia 69 veces.

En cuanto a la Cámara de Diputados, un informe del semanario Búsqueda de marzo de 2022 indicaba que en lo que iba de la legislatura los representantes se habían tomado 4.482 días de licencia, un promedio de 45,27 por cada diputado.

Velarde González, secretario de bancada frenteamplista entre 1985 y 2018, admite que con las licencias “puede ser que haya un poco de abuso” y que “habría que revisar que no cobren el titular y el suplente, capaz deberían compartir la dieta”. Lo mismo opina un legislador del Partido Nacional que pide no ser identificado (“no lo pongas con nombre y apellido porque me linchan”) y agrega que en estos días de campaña para las elecciones departamentales “se abusa todavía más”.

Chasquetti, en cambio, dice que el régimen uruguayo es “muy bueno” para que las cámaras siempre tengan quorum (“nunca te deja tirado”) a pesar de que los titulares de las bancas falten.

Pero, hay que decirlo, ha habido cambios con el paso del tiempo. En 1985 a la salida de la dictadura el sistema era muy rígido, con pocos motivos para pedir licencia, y por eso en 1994 se flexibilizó: agregaron la tan usada licencia por motivos personales y la que es “sin expresión de causa”, en ese segundo caso sin goce de sueldo. Además, hasta 2004 los suplentes cobraban todos los días de licencia, hubiera sesión o no (“cobraban titular y suplente el mes entero, vergonzoso”, dice Chasquetti) pero luego se acordó que los suplentes solo cobraran si asisten al plenario o comisión. Es decir, los transformaron en algo así como jornaleros.

Un Parlamento no apto para nerviosos

“Me voy a remitir a lo que dije en el Senado. No tengo más nada que decir”, responde Bordaberry a El País y declina hablar del tema. Pero muchos legisladores, funcionarios y exfuncionarios sí quieren opinar.

Ita Heber, histórica secretaria de bancada del Partido Nacional, dice que “es mentira que los legisladores no trabajan, el problema es que no luce” lo que hacen, no es como un ministro “que inaugura una carretera”. Ella trabajó en el Parlamento desde 1985 a 2020, hoy tiene 76 años de edad. Cree que los legisladores “se flagelan absurdamente” y cuenta que antes los senadores y diputados tenían muchos más beneficios: “Por ejemplo, antes del golpe de Estado había préstamos del Banco Hipotecario para ellos”.

El Parlamento, dice, “no es para un nervioso ni un ansioso” ya que hay que dedicar tiempo y paciencia a negociar cada proyecto, “primero convencer a tus compañeros, después a los demás del partido, después a los otros partidos”. Y no ser “un loco suelto” porque después “te odian y no te sacan nada”. Pero, además de hacer leyes, el legislador “también atiende a su pueblo”. Y lanza Heber: “Lo que pasa es que este muchacho (por Bordaberry) no recorre, el discurso es para la tribuna”.

Velarde González, el exsecretario de bancada frenteamplista, dice que “los argumentos de este muchacho”, otra vez en referencia al senador colorado, son “exactamente los mismos que escuchábamos previo al golpe de Estado: los parlamentarios no trabajan, los parlamentarios son unos vagos y corruptos”. A juicio del veterano secretario de bancada, de 79 años, la tarea parlamentaria “es eminentemente política” y no basta con “tirar un montón de proyectos sin negociar nada”.

Cámara de Diputados
Cámara de Diputados.
Foto: El País.

Bianchi, la senadora nacionalista, dice que “le molestó el planteamiento de Bordaberry, que está con figurines atrasados” y también recuerda que antes del golpe de Estado “se atacó mucho al Parlamento por este tipo de cosas”. Entonces relata: “Si trabajás con seriedad, como la mayoría en el Senado, el día arranca a las nueve de la mañana y si salís antes de las siete o las ocho de la tarde, estás contento” porque es “una comisión atrás de la otra”. Eso, sin contar el trabajo por fuera del Parlamento, más en época de campaña electoral como sucede hasta mayo.

El senador frenteamplista Eduardo Brenta rechaza la “percepción” de que “acá estás media hora y te vas”. Y dice que, a pesar del receso, muchos trabajan en febrero en forma normal porque es el tiempo “para leer temas que quedaron colgados” y existen asuntos complejos en los que hay que asesorarse.

—Lo de febrero no sé si corre para todos los legisladores.

—Bueno, el ejemplo más claro fue (Juan) Sartori. Superó los límites de la licencia permitida, al final no le pagaban.

Brenta habla con El País unas horas antes de irse jueves y viernes a Tacuarembó y Rivera por la campaña: “Te aclaro que no es muy agradable meter 1.500 kilómetros, con actos de noche y medios de comunicación todo el día, además de reuniones con organizaciones. Terminás muerto, volvés hecho pedazos”, asegura.

El colorado Tabaré Viera, en cambio, piensa que la actividad partidaria en campaña no debe tomarse como parte del trabajo legislativo: “Es otra cosa, no debería sumarse”. Viera apoya a Bordaberry, su compañero de Vamos Uruguay. “A mí me parece bien que los legisladores tengan un régimen de trabajo de 30 días. Se puede hacer un plan de sesiones más allá de los proyectos de ley, hay muchas cosas para discutir”, dice.

La senadora Bianchi le da la razón en algo a Bordaberry: el receso “es larguísimo e impide seguir una línea de continuidad legislativa”. Pero también dice que, aunque suene soberbio, ella trabaja más que la mayoría de los uruguayos: “No pongan a todos en la misma bolsa”, reclama. El frenteamplista Brenta coincide: “Mirá que acá se labura abundante”.

El politólogo Chasquetti lo resume así: “Un diputado o un senador exitoso labura más que cualquier obrero de la construcción o cualquier trabajador promedio del país; la cantidad de horas que meten es insólita y no hacen mucho marketing del esfuerzo. No tienen fin de semana, no tienen familia, se van de vacaciones y siguen. Puede haber alguno de vivo pero los propios partidos los terminan descartando”. Entonces confiesa: “Yo jamás sería legislador, perdería la banca enseguida”.

ÍNDICE

Los legisladores que más se "esforzaron"

El Programa de Estudios Parlamentarios del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales elabora un Índice de Esfuerzo Parlamentario, que evalúa el cumplimiento del trabajo por parte de los legisladores a través de siete dimensiones: redacción de proyectos, trabajo en comisiones, intervenciones en el plenario, presentación de exposiciones, solicitud de pedidos de informes al gobierno, gestión político institucional y asistencia.

En términos globales, en la legislatura pasada los senadores más “esforzados” en todas las variables que fueron relevadas por el estudio fueron dos políticos que debieron abandonar la cámara antes de tiempo. El nacionalista Gustavo Penadés, suspendido en junio de 2023 y removido poco después acusado de abuso sexual contra menores, lidera el ranking con una puntuación de 2,87. Fue el más activo entre sus pares. Presentó 44 proyectos de ley, fue informante 84 veces, intervino en sala 366 veces, realizó 32 exposiciones y ocho pedidos de informes, además de haber asistido 121 veces al plenario.

Luego aparece el frenteamplista Charles Carrera, quien renunció en octubre del año pasado para enfrentar una acusación por abuso de funciones. Mientras fue senador, firmó 40 proyectos de ley, informó 12 veces en comisiones, habló en el plenario 89 veces, hizo 16 exposiciones y 102 pedidos de informes, además de asistir 176 veces al plenario. Tiene una puntuación de 1,42.

En Diputados lideró Lucía Etcheverry, seguida por Gustavo Olmos.

Aquí las listas completas.

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