El drama de la UAM por dentro: tensiones entre autoridades, graves denuncias penales y cuentas que no cierran

Fue inaugurada hace cuatro años, vuelve a ser noticia por sus conflictos internos y una situación económica que se anuncia como crítica. Aquí, sus principales figuran plantean cuáles son los problemas de fondo y analizan las salidas.

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UAM
Operarios trabajan en la UAM.
Foto: Francisco Flores.

La Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) es mucho más que el espacio que vino a suplantar al exMercado Modelo. Es una propuesta ambiciosa, edificada sobre 95 hectáreas que conforman un parque logístico para la compra y venta mayorista de frutas y verduras. También es el lugar donde operan las cámaras de maduración de los importadores de bananas y paltas -que llegan “verde pepino” a Uruguay- y las sedes de acopio de los grandes supermercados. Se trata de un espacio moderno, con ingreso controlado mediante tickets electrónicos, cámaras de seguridad, cerco perimetral y un movimiento que arranca con fuerza a las cuatro de la mañana.

Sin embargo, a pesar de su escala, su infraestructura y su inspiración en modelos europeos; aunque ha logrado ordenar, profesionalizar y hacer más segura la dinámica comercial de esta industria, la UAM enfrenta hoy, una vez más, una situación crítica.

Es como una herida de nacimiento, que no cicatrizó aún. Si la inauguración, en 2021, estuvo signada por un tironeo político entre el gobierno nacional -presidido por Luis Lacalle Pou- y la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) -bajo la conducción de Carolina Cosse-, le siguió una relación conflictiva entre la mayoría de los integrantes de la Mesa Ejecutiva con el presidente designado por la IMM, Daniel Garín. A los conflictos de gobernanza se le sumaron los financieros, agravando el panorama.

Lacalle y Cosse inauguraron la UAM hace 15 días y ya se generó un conflicto por la conducción. Foto: Francisco Flores
Inauguración de la UAM.
Francisco Flores/Archivo El Pais

Esto quedó claro a fines de 2023, cuando el directorio supo que las ganancias que permiten mantener el funcionamiento de la plataforma, no alcanzarían para cubrir las deudas asumidas para financiar la obra. Ahora, estiman que a partir del próximo mes de junio, el déficit será significativo.

En este informe, las principales figuras que gobiernan la UAM explican por qué están en esta situación y si es necesario discutir un cambio en el modelo del negocio.

Una apuesta moderna

La actividad se centraliza en un conjunto de grandes galpones modernos, conocidos como “naves”, identificadas por tres colores: verde, azul y rojo; y por letras. Cuentan con andenes de carga y descarga para camiones y están conectadas por calles pavimentadas, con cordón y pasos peatonales señalizados. Son seis en total: cuatro destinadas a frutas y hortalizas, una nave polivalente, donde se comercializan al por mayor productos que no son frutas ni verduras, y una nave logística, donde los mayoristas acopian y organizan mercadería para revender. A eso se suma el edificio moderno de la administración y el resto del predio, donde empresas privadas construyen sus propios espacios.

UAM
Un elevador trabaja en la UAM cargando bultos de bananas.
Foto: Francisco Flores.

Trasladarse de una punta a la otra no es tarea sencilla a pie, porque todo queda lejos. Muchos optan por usar monopatines eléctricos, que todavía no están regulados, y se suman al ritmo rápido y ruidoso que imponen las cerca de siete mil personas que circulan por allí a diario.

Con el cambio de gobierno, el flamante ministro de Ganadería, Alfredo Fratti, designó a un nuevo secretario general de la UAM, Fernando López. Este movimiento traería algo de aire fresco en una interna hiper acalorada, en la que se llegó a acusar a Garín de actuar de forma violenta contra la anterior secretaria Adriana Zumarán. Según pudo reconstruir El País, en los últimos tiempos, la exsecretaria optó por comunicarse a través de mensajes de WhatsApp con los funcionarios, para evitar que Garín los viera reunidos con ella en la oficina y en consecuencia los destratara.

Fernando López.
Fernando López, nuevo secretario general de la UAM.
Foto: Francisco Flores.

Volviendo a López, éste no aterrizó en terreno desconocido. Está familiarizado con el sector granjero. Incluso, ya había participado en algunas instancias del directorio por parte de las gremiales. Conoce bien el funcionamiento de la UAM.

Para dimensionar lo que implica este negocio, López recurre a los números: “Las operaciones son aproximadamente de 400 millones de dólares al año. Es un número aproximado en función de los volúmenes, de los flujos de ingresos y egresos. Pero es un número importante”. Esa cifra, dice, muestra cómo la UAM permea hacia muchos sectores.

Porque esta gran empresa pública no estatal funciona como una pequeña ciudad: tiene mecánica, farmacia, redes de cobranza, kioscos que venden yerba fraccionada y vendedoras que recorren el predio con su carrito ofreciendo desde café hasta milanesas al pan.

UAM desde dentro.
Vista de la UAM a la interna de una de las naves de comercialización.
Foto: Francisco Flores.

Pero más allá de lo moderno de su infraestructura, la realidad es que, desde su inauguración cuatro años atrás, la UAM ha estado en las noticias más por sus problemas financieros que por sus ambiciosos objetivos de garantizar la soberanía alimentaria del Uruguay y crear un espacio óptimo para las intermediaciones de frutas y verduras. La última proyección indica que en junio ya no tendrá dinero para afrontar la deuda con el Banco República (BROU).

Por ahora, el directorio no cuenta con un plan de contingencia. “Sabemos que están trabajando en ese punto, pero ahora, cuando nos quedemos sin fondos, no se sabe qué se va a pagar primero”, advierte la ingeniera agrónoma Grisel Moizo, directora en representación de los productores.

Las deudas

El principal problema es el pago de los fideicomisos constituidos para construir la UAM. El más urgente es el préstamo del BROU, gestionado a través del fideicomiso UAM 1, contraído en unidades indexadas, en un plazo de 15 años, que equivale a unos 20 millones de dólares.

Alfredo Fratti.
El ministro de Ganadería, doctor en veterinaria, Alfredo Fratti.
Foto: Francisco Flores.

El monto total de la deuda original vinculada a la obra supera los 63 millones de dólares, según explicó el gerente general de la UAM, Santiago Uría, ante la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca del Parlamento, a comienzos de abril. A eso se suman “costos asociados que todavía no están determinados”, porque para la construcción de la UAM se dieron tres fideicomisos distintos, siendo uno de ellos no reintegrable, que es del Fondo de la Granja.

Ahora los ojos están puestos en la deuda del BROU, conocida como la “deuda senior”. Después de pagarla se comenzaría a saldar la deuda que la UAM contrajo con la IMM.

Aunque el año pasado hubo un principio de acuerdo con el BROU para refinanciar la deuda, el presidente de la UAM, Garín, no lo firmó. Por eso, la negociación nunca se concretó. Esa decisión profundizó las tensiones dentro del directorio, porque para avanzar con el plan se pretendió modificar la normativa vigente para este caso puntual, pero ante la opinión negativa de la IMM, quedando así rehenes de la firma de Garín, naufragó el intento.

Este episodio es una muestra de los “problemas de gobernanza, abuso de poder y fraude”, según remarcan sus directores. Esto consta en las actas de las sesiones de directorio y también en los informes de auditorías.

Camión sale cargado desde la UAM.
Camión sale cargado desde la UAM.
Foto: Francisco Flores.

Las denuncias ya fueron presentadas ante Fiscalía. Entre las más graves se destacan los hallazgos de una auditoría interna realizada junto con el nuevo gerente general. Entre ellos: cheques de altos montos que nunca fueron cobrados y cuyos fondos la UAM ya no tiene forma de recuperar; horas extras pagadas a funcionarios que en los hechos no marcaban hora; y notas de crédito a las que accedieron personas ajenas a la administración para cancelar deudas o estirar plazos de pago.

También se detectaron donaciones de frutas y verduras a organismos estatales, en las que la UAM salió a comprar los productos para después donarlos. En medio de ese desorden, aparecieron privados en la lista de deudores, pero luego se comprobó que eran empresas que habían pagado todo en fecha y forma.

Garín, el presidente, fue consultado por El País para este informe, pero prefirió no dar declaraciones. Sin embargo, aclaró: “Estamos trabajando en soluciones, con la presencia y asistencia de varias instituciones. Sorteando incluso varios anuncios de cesación de pagos, lo que hasta el momento no ha sucedido -tenemos todas nuestras cuentas al día- y seguiremos trabajando para que no suceda. Porque la función de la UAM es muy importante y significativa para el funcionamiento de la cadena de abastecimiento de alimentos a la población”.

Unidad Agroalimentaria Metropolitana
Un hombre traslada mercadería.
Foto: Francisco Flores

En la versión taquigráfica de la Comisión de Ganadería de Diputados del 1° de abril de 2025, Garín se refirió a las garantías para enfrentar la deuda. Dijo que el respaldo está “en las casi 675 empresas que hoy están instaladas en la UAM; tienen contratos de concesión de uso del espacio contra una tarifa de uso con un porcentaje muy alto, casi el 90 % de los contratos son a 25 años”, planteó.

Pero al resto del directorio, no le consta que la ecuación cierre como él dice.

La UAM alquila espacios para que los privados instalen sus operaciones, tanto a los que trabajan dentro de las “naves” como a quienes construyeron sus propios edificios en la zona de actividades complementarias. Los precios varían según la nave y los metros cuadrados. Las empresas que ya operaban en el exMercado Modelo solo pagan un canon mensual, ya que se les reconoce el espacio que ocupaban anteriormente. En cambio, las nuevas deben realizar un pago inicial y luego abonar mes a mes.

Las condiciones también son variables: hay operadores que trabajan con unos pocos metros sin infraestructura, apenas con las frutas y verduras presentadas para la venta en cajones de madera, mientras que otros, más grandes, tienen varios metros cuadrados y han hecho una inversión importante en sus locales. Algunos separan su espacio con paredes de vidrio; otros construyen oficinas elevadas con contenedores.

La herida inicial

La UAM nació como un proyecto de la lMM, que se encargó de expropiar los terrenos donde hoy se levanta el parque logístico, en un punto estratégico sobre la ruta 5, a 12 kilómetros de San José y con conexión directa a las rutas 1 y 3. Y también a pocos kilómetros de Canelones, en el centro del cinturón granjero metropolitano. La obra se construyó en tiempo récord.

Movimiento de compra y venta en una de las naves de la UAM.
Movimiento de compra y venta en una de las naves de la UAM.
Foto: Francisco Flores.

El conflicto surgió en plena pandemia, cuando el entonces presidente Lacalle Pou incluyó en la ley de presupuesto un artículo que proponía un cambio en la gobernanza de la UAM. La intención era que pasara a ser administrada por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). Finalmente, se alcanzó un acuerdo político: la presidencia quedó en manos de la IMM y la secretaría general, bajo la órbita del MGAP.

Lacalle Pou y Cosse cortaron la cinta juntos, usando tapabocas. Las cámaras registraron saludos cordiales y choques de puño, pero ese clima conciliador que transmitieron los jerarcas después no se replicaría puertas adentro de la UAM, en el trabajo diario. Bajo la superficie, las tensiones por el control político de la UAM marcarían los años siguientes.

Carolina Cosse estuvo presente en la inauguración de la UAM. Foto: Francisco Flores
Carolina Cosse el día de la inauguración de la UAM.
Francisco Flores/Archivo El Pais

El cambio de gobernanza generó roces y problemas, que para muchos de los consultados para este informe ya tendrían que estar saldados. Ariel López, director en representación del sector mayorista dice que entiende “la desconfianza con el tema de los terrenos, hasta cierto punto, porque se polarizó en un ambiente político partidario. Ahora, esto de lo que estoy hablando es de gente que metió la mano en la lata o por lo menos no fue lo más eficiente con los dineros ajenos”.

López dice que muchos lo tratan de pesimista. “A mí no me importa si el presidente es (Yamandú) Orsi o Lacalle, me da lo mismo, pero no podemos mirar la plata con optimismo cuando la realidad te dice otra cosa”, lanza.

En su opinión, el ambiente interno ya venía enrarecido, pero todo terminó de estallar cuando comprobaron que a los directores y a la entonces secretaria general, Zumarán, se les presentaban números maquillados, basados en proyecciones y no en los fondos reales que tenía la UAM. “La bronca salta cuando la bomba explota en julio del año pasado, cuando nosotros contamos con un gerente nuevo”, recuerda López.

Adriana Zumaran
La ex secretaria general Adriana Zumarán.
Francisco Flores/Archivo El Pais

Ese gerente -que llegó con “una visión de empresario”- se mostró meticuloso desde el primer día y empezó a detectar inconsistencias de a poco. Presentó de forma clara el dinero que la UAM tenía, y el escenario complejo que se avecinaba por la falta de financiamiento. Pero cuando desglosaron cómo se había llegado a ese monto, saltaron un montón de problemas.

Más allá de los desencuentros políticos y jurídicos, hay una realidad económica que es ineludible. Aún con una gobernanza en armonía, la UAM necesitará una inyección de capital urgente de al menos 15 millones de dólares para poder sostener su operativa y evitar el default. Ese monto podría provenir de la IMM o del Poder Ejecutivo, pero hasta ahora no hay señales claras de que alguna de las dos partes esté dispuesta a cubrir ese déficit.

López, el secretario general, dice: “Lo primero que nos dijo Fratti es ‘no me traigan problemas sino soluciones’, y en eso estamos.”

—¿Qué le llamó la atención cuando ingresó al cargo?

—Mucho no me sorprendió. Pero sí, lo que quizá me llamó la atención fue que en la primera reunión ya teníamos la situación planteada para ir a la Comisión de Ganadería. Nos llamaron por la situación financiera. Si bien en mi caso podía tener cierto conocimiento, fue apenas llegar y ya ir a dar respuesta al Parlamento.

—¿Hubo algún tipo de transición con Zumarán?

—Sí. En ese sentido, con Adriana somos relativamente vecinos, y siempre tuvimos buena relación. Incluso yo participé en una mesa ejecutiva de forma informal junto con ella. La última mesa ejecutiva en la que ella participó, que fue en marzo.

Las distintas pociones

Para entender cómo se han dado los conflictos hay que tener claro que la UAM es una empresa pública no estatal, es decir, tiene representantes del sector público y del privado que se hacen cargo de su gobernanza. Ya dijimos que tiene un presidente -Garín- y un secretario general -López-.

 Zona de Actividades Complementarias UAM
Construcciones de privados que avanzan en la Zona de Actividades Complementarias.
Foto: Francisco Flores.

El directorio está integrado por representantes de distintos sectores vinculados a la cadena agroalimentaria: por el sector minorista, por los mayoristas, por los productores, por los trabajadores y por la Zona de Actividades Complementarias. Y además hay un representante del Congreso de Intendentes.

La gestión operativa de la UAM está a cargo del gerente general Uría, quien trabaja junto al ingeniero agrónomo Alfredo Pérez, responsable del área de Desarrollo Comercial, y el contador Santiago Cabrera en el área financiera. En la práctica, el gobierno del organismo se divide entre dos órganos: la mesa ejecutiva, que se reúne todos los miércoles y concentra buena parte de las decisiones importantes, y el directorio, que sesiona dos veces al mes y está integrado por representantes (ejercen los cargos de forma honoraria) de los distintos sectores sociales.

Fue precisamente en la mesa ejecutiva donde se gestó una decisión polémica: no renovar los contratos del gerente financiero y de la coordinadora de Tesorería y Gestión de Cobranzas, luego de que un informe de la Unidad de Auditoría Interna señalara algunas presuntas irregularidades. La decisión se tomó por mayoría -tres votos a favor y uno en contra- con el respaldo de la entonces secretaria general Zumarán, y dos directores, mientras que el presidente, Garín, votó en contra. Días antes, el directorio ya les había quitado la confianza a ambos funcionarios. Tras la resolución, llegaron al directorio dos recursos de parte de la IMM, por haber cesado a estas personas.

“Esas son cosas que no entendés, la IMM está patrocinando a personas particulares. Porque cuando no opinás como ellos, las decisiones del directorio no se toman en cuenta”, dice el director del sector mayorista, Ariel López. “Uno se enoja mucho, dicho mal y pronto, parece que nos toman el pelo, que estamos pintados al óleo”, agrega.

Para la directora en representación de los productores, Moizo, la postura de la IMM también genera molestia. “Actúan como si fueran los dueños de todo”, dice. Pero más allá de las diferencias políticas, cree que lo urgente es actuar: “Es como la Caja de Profesionales: no se va a arreglar sobrecargando al sector subiendo lo que se paga. Tenemos que arreglar los problemas de gestión, atacarlos, porque no es que solo nos den un capital y funcione”.

 Luis Carbone
Luis Carbone, director social de la UAM, recorriendo una de las naves de comercialización.
Foto: Francisco Flores.

Del otro lado de la vereda está el director Luis Carbone, quien se define como alguien que “ve el vaso medio lleno”. Su visión contrasta con la de la mayoría del directorio, que según admiten varios integrantes, no solo no la comparte, sino que tampoco logran comprenderla del todo. Carbone ha votado en reiteradas ocasiones en sintonía con el presidente Garín y es, de hecho, el único que públicamente lo defiende o al menos dice entender su proceder. Para Carbone, el problema de la UAM tiene solución. “Si nos concentramos, si realineamos las fuerzas y apuntamos más o menos todos para el mismo lugar, yo te lo doy por escrito: en seis meses organizamos la UAM, refinanciamos la deuda”, afirma.

Mientras tanto, sus colegas esperan que el cambio de gobierno en la IMM traiga consigo un nuevo presidente, y con eso un mejor ambiente laboral y un camino rápido para llegar a soluciones financieras. Uno de los nombres que circula es el de José Saavedra, quien ya estuvo en el cargo durante la intendencia de Daniel Martínez (cuando la UAM aún operaba en el predio del exMercado Modelo) pero fue cesado por Cosse.

Hasta que estas definiciones políticas no lleguen, la empresa sigue al borde del abismo financiero, recortando gastos y haciendo cálculos para llegar a junio con dinero suficiente para pagarle al BROU.

Zona de Actividades Complementarias.

Ocupación: avanza en la UAM, pero menos de lo esperado

Mientras la UAM atraviesa una crítica situación financiera, todos los ojos están puestos en uno de sus principales espacios a desarrollar: la Zona de Actividades Complementarias (ZAC). Se trata del sector destinado a la instalación de empresas privadas, que debe convertirse en una fuente clave de ingresos para la UAM.

Zona de Actividades Complementarias
Zona de Actividades Complementarias en plena construcción.
Foto: Francisco Flores.

Sin embargo, a pesar de su crecimiento, la ocupación actual aún está lejos del objetivo. “Ahora está entre el 50 % y el 55%, más o menos”, explicó Augusto Rocca, director de la UAM por la ZAC. Y agregó que solicitó un informe detallado sobre los nuevos contratos y las reservas de terrenos. “Hay muchos terrenos que estaban reservados desde hace tiempo y recién ahora se concretaron los contratos definitivos”, advierte.

En las proyecciones se venían ocupando con más velocidad, pero la disputa por los terrenos generó incertidumbre.

La ZAC es una de las apuestas estratégicas de la UAM para diversificar su actividad económica. Allí las empresas privadas deben presentar un proyecto, que debe ser aprobado. Entonces se puede comenzar a construir en los terrenos del parque, que ya cuentan con manzanas delimitadas, calles asfaltadas, así como acceso a luz y agua.

El espacio forma parte de lo que originalmente se pensó como un “puerto seco”, es decir, una plataforma logística para centralizar operaciones fuera del puerto de Montevideo. Hoy su desarrollo es clave para mejorar las finanzas de la UAM.

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