En un punto estratégico de Montevideo, a pocos kilómetros del puerto y con salida directa a la ruta 5, a minutos del Centro y del cinturón granjero por excelencia del país, se construyó la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM). Un espacio moderno, con ingreso controlado con tickets electrónicos, cámaras de seguridad, cerco cerrado, y con todos los servicios básicos para trabajar en un entorno iluminado, señalizado y con gran limpieza. En grandes galpones se centraliza la comercialización de frutas y hortalizas de Uruguay, son llamadas “naves” verdes, que tienen andenes de carga y descarga para los camiones, y se unen por calles bien pavimentadas, con cordón y cebras para pase peatonal.
Se construyó sobre tierras de la Intendencia de Montevideo (IMM), fueron padrones que expropiaron y compraron con el objetivo inicial de sacar al ex Mercado Modelo del centro de la ciudad, luego el proyecto se convirtió en algo mucho más ambicioso. Pero se mantienen aún prácticas de otra época: lo fuerte de la actividad es sobre las 5 AM y el dinero en efectivo sigue siendo utilizado por la gran mayoría de los operadores, a los que se los ve sacar fajos de los nuevos billetes de dos mil pesos uruguayos para pagar las cargas que se llevan.
La ciudad y el parque automotor de Montevideo crecieron. Además, el edificio del ex Mercado Modelo, que se inauguró en 1912, estaba cada vez más deteriorado, la situación necesitaba una solución. Esta comenzó a gestarse en el año 2011, con la aprobación de la ley 18.832, y en 2018 con Daniel Martínez como intendente de Montevideo se inició la transición y luego mudanza.
La inauguración fue en plena pandemia en 2021, pero ahora, a tres años de su apertura, los problemas económicos y de sostenibilidad del negocio continúan. Si la situación se mantiene igual, el próximo año no podrán pagar la amortización de la deuda que la UAM asumió para su creación. Este fideicomiso del Banco de la República (BROU) es por 20 millones de dólares en unidades indexadas y tiene un plazo de 15 años, que pretenden extender a 24 años.
Esto no fue una sorpresa para nadie, porque el año pasado un informe de la Auditoría Interna de la Nación ya proyectaba las dificultades para responder a las obligaciones. Y se subrayaba la urgencia de encontrar una alternativa para continuar con la actividad del parque y evitar el cese de la operativa.
Algunos productores dicen que la UAM está “empeñando las joyas de la familia” para poder pagar hoy sus obligaciones financieras. Pero lo cierto es que sí están usando dinero del fondo de reserva para enfrentar la deuda con el BROU, según explicó la secretaria general de la UAM, la ingeniera agrónoma Adriana Zumarán.
Esta agrónoma que se crió entre frutales y que los sigue trabajando hasta ahora, es optimista, y afirma que se va a llegar a una solución: “Son muchos los interesados, y el Estado no va a dejar que esto se venga a abajo, se están dando las conversaciones y las negociaciones, y hay de ambas partes la mejor predisposición al diálogo”. Lo que la UAM le pide al BROU es poder extender el pago de la amortización de la construcción. Esto no sería una solución definitiva, pero sí una medida que le daría aire para seguir trabajando.
Un productor cercano a la directiva, dijo a El País, que además “hay que tener en cuenta que en el momento que se contrae la deuda con el BROU, todos los niveles de gobierno eran del Frente Amplio. Y las condiciones ahora cambiaron”. Este hombre que en su momento defendió la instalación de la UAM, es contundente: “No hicieron bien los estudios de impacto, ni cómo se iba a recuperar la inversión inicial, porque a la vista están los resultados”.
La gerenta general del BROU, Mariela Espino, dijo a El País que no hay en concreto hoy una solución, pero el tema está sobre la mesa. Espino apostó a lo mismo que Zumarán: “La solución va a llegar, el banco siempre trabaja para que sus clientes puedan seguir desarrollándose”.
En este escenario de enfrentar la deuda, el BROU le pide a la UAM más garantías para acceder a refinanciar. Y acá ingresa un elemento clave en toda esta historia: la propiedad de los terrenos sobre los que se construyó la UAM.
La moderna planta pionera en la región, y que no tiene nada que envidiarle a los mercados de Europa, está hecha sobre terrenos que no son de su propiedad. Todo se hizo sobre suelo de la IMM. ¿Qué quiere decir esto? La UAM no tiene de dónde sacar otra garantía propia para presentar al BROU.
Este no es el único problema que trae la no titularidad de los terrenos. Gustavo Fernández, gerente general de la UAM, dice que es más complejo negociar con las empresas que se instalarán en el parque, y que si bien no es un “impedimento, se sigue apostando a la realización de obra privada; este asunto es un tema que a la hora de salir a negociar requiere de más tiempo”. Más adelante vamos a volver sobre esto.
Desde la IMM se presentó una propuesta para que los terrenos funcionen en régimen de comodato. Este contrato tiene además una cláusula resolutoria, que no fue aprobado por el directorio de la UAM y solo tuvo el visto bueno de Daniel Garín, el presidente, designado por la IMM. ¿Qué dice la cláusula? “Que ante cualquier cambio en la gobernanza de la UAM todos los terrenos vuelvan a la intendencia”.
Herida abierta
Toda la creación de la UAM se gestó desde la IMM, pero en 2020 con la ley de presupuesto se impuso una cogobernanza de los dos niveles de gobierno. El Poder Ejecutivo desde el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, pasó a ser un brazo ejecutor de la UAM. “Esto no cayó bien”, dice Ariel López, director en la UAM por el sector mayorista. “En mi caso siempre defendí la cogobernanza, lo veo como un tema país. Todos los implicados en el sector tenemos que tener acceso a la información”, dice. Pero para López en las dinámicas de trabajo se generaron situaciones que perjudican al funcionamiento de la UAM.
El artículo de la ley de presupuesto fue aprobado por la mayoría de los representantes del gobierno multicolor, pero sin los votos del Frente Amplio, que se opuso a la norma de forma contundente, argumentando que el Ejecutivo le estaba quitando a la IMM la administración de espacio que era de órbita municipal.
Con los cambios aprobados, el presidente de la UAM fue designado por la IMM, tiene doble voto en los asuntos económicos y posibilidad de veto en temas administrativos. La secretaria general la designó de forma directa el presidente de la República, y luego se crearon otros cargos de directores. Representando a los trabajadores, a los minoristas, al Congreso de Intendentes, a los productores, a los mayoristas y también a la Zona de Actividades Complementarias.
¿Pero qué es lo qué realmente pasa? Las gremiales con representación en el directorio de la UAM se reunieron en Paso de la Arena el miércoles pasado. Estuvieron todos, sin ser los dos políticos en esto: Garín y Zumarán.
Productores, operadores mayoristas, minoristas y concesionarios de la Zona de Actividades Complementarias ratificaron en este encuentro una decisión que dicen ya está tomada hace más de un año. “No vamos a firmar el comodato que propone la IMM para definir la relación jurídica de los terrenos donde se asienta la UAM. Los terrenos deben volver a ser propiedad de la UAM, tal como fue concebido e iniciado el proyecto”.
Los operadores concluyeron en esta reunión que los “problemas en la gobernanza empeoran conforme transcurre el tiempo”. Además criticaron a la IMM y al presidente de la UAM, por realizar una suspensión de las “licencias extendidas”, que era una herramienta vigente desde la inauguración del Parque, que aliviaba el costo económico para pequeños productores y operadores granjeros. “En el año donde la producción fue severamente afectada por la sequía fue una decisión incomprensible para los demás directores”, contó uno de los asistentes a la reunión.
Pero hay otros que no ven así el escenario. Luis Carbone, director de la UAM por el sector mayorista, dice que la solución de la IMM no es la mejor, “pero es la única que hay. Entiendo el enojo en el sector, pero hay que decidir, no podemos seguir en este limbo eterno”. Carbone dice que para hablar de estos temas él se pone la camiseta de la UAM, y no piensa como gremialista, sino que se desdobla y se pone en el lugar de director.
“¿Cuáles son las opciones?”, se pregunta Carbone. “Por ahora solo tenemos lo que plantea la IMM, como director tengo que decidir, para que el proyecto siga avanzando”, enfatiza. Además, cuenta que las reuniones con la IMM se dan de forma correcta, y dice que el diálogo está.
¿Pero cuál es la herida que está abierta? Los trabajadores de la UAM vienen de ser empleados municipales, y según contaron se dan dinámicas de trabajo hostiles contra quienes vienen del MGAP. “No decimos que son unos incapaces, pero están trabajando para la UAM, no para la IMM, y se ve todo el tiempo revanchismo”, dice uno de los directores suplentes.
Este mismo hombre dice que se dan cosas insólitas, que van desde ocultamiento de información importante, hasta peleas simples de oficina. “A la secretaria general, que viene por los blancos, pero que ella es productora, le sacaron la impresora, le controlan hasta lo que imprime. Es algo que no tiene pie ni cabeza”, pone como ejemplo uno de los directores suplentes.
Punto logístico
En este momento la apuesta fuerte está en el Sector de Actividades Complementarias. La UAM no es solamente una mudanza del sector de comercialización de frutas y hortalizas mayoristas, sino que es un sistema de negocios con más salidas. En concreto son cuatro las áreas de negocios: Mercado de Frutas y Hortalizas, que sería la parte del ex Mercado Modelo, después el Mercado Polivalente o “nave roja”, que es donde se comercializa huevos, carnes, y además hay una sucursal del BROU, redes de cobranzas, farmacia, barracas y otros negocios.
En tercer lugar está la conocida como “nave azul”, que es el espacio donde se realizan las Actividades Logísticas con todos los alimentos, gran parte de los organismos estatales fraccionan ahí sus pedidos y lo mismo pasa con algunos supermercados y distribuidoras. Y la última unidad es la Zona de Actividades Complementarias (ZAC), que es la que se está buscando fuertemente incentivar por parte de las autoridades.
En diciembre de 2022 el Directorio de la UAM aprobó un plan estratégico hasta 2027, y dentro de los principales objetivos está lograr la ocupación plena en un plazo de 5 años de esta zona. Actualmente están contratados un 53% de la superficie disponible. “Mantenemos contacto constante con empresas que identificamos que su instalación en la UAM puede aportar valor, así como generar sinergias con la comunidad de empresas que ya son parte del parque”, explicó el gerente general de la UAM.
Los ingresos por ZAC representan actualmente un 7% del total por concesión de espacios, lo cual se duplicará al estar la ocupación completa. En el 2022 los ingresos por usos de espacios de todo el parque en la UAM ascendieron a $ 402 millones.
—¿Pero a qué tipo de empresas están apuntando? ¿Cuáles son los beneficios que se les ofrece?
—Nuestro foco es lograr la instalación y operación de empresas vinculadas principalmente a alimentos, entre los que podemos mencionar logística, insumos, servicio de frío, de poscosecha, y maquinarias.
—Pensando que las empresas se construyen en un espacio que no es de la UAM, sino de la IMM, ¿eso genera resistencias?
—El Directorio de la UAM continúa en conversaciones con la IMM para llegar a un acuerdo. Más que resistencia, el ofrecer los espacios en concesión de uso versus adquisición de los predios, requiere un mayor esfuerzo comercial para explicar las características de los contratos y uso de los espacios. Pero debemos destacar que hoy son más de 600 empresas las que llevan una inversión privada superior a los US$ 60 millones, de los cuales más de US$ 40 millones corresponden a proyectos instalados en ZAC.
Mientras que la visión de las autoridades de la UAM es bastante alentadora, los productores y mayoristas no ven tan nítido el escenario. Los terrenos, las dificultades financieras que el Parque no puede afrontar, la crisis del sector frutícola, los problemas en la gobernanza, la dificultad de los directores en acceder a información e incidir en la gestión, son todos elementos que, lejos de resolverse, aumentan.
Seguridad Alimentaria en Uruguay
La pandemia de covid-19 paralizó las importaciones y exportaciones y dejó al descubierto la importancia del sector hortícola y frutícola en Uruguay. El director de la UAM por el sector mayorista, Luis Carbone, se pregunta: “¿Qué hubiera pasado? ¿Íbamos a comer carne, o pollo y arroz?”. Para Carbone el sector lamentablemente no tiene una renovación generacional, dice que en los últimos años ha habido una disminución en la participación de jóvenes en la agricultura. “La falta de interés de las nuevas generaciones en este sector plantea desafíos importantes en términos de la sostenibilidad y la seguridad alimentaria del país, porque son los pequeños y medianos productores los que aseguran la producción”, afirma Carbone.
Uruguay, tierra de vacas criadas a pradera y con ese imaginario colectivo que está en todos los actores. “Veo que el gobierno se preocupa por la concertación del mercado de la carne, por lo que está pasando con los frigoríficos. Pero ¿qué pasa con la fruta y la verdura? ¿Qué sucede si esos alimentos terminan en manos de unas pocas empresas? La seguridad alimentaria se convierte en una preocupación central”, que según Carbone no se visualiza. En su opinión son cada vez menos los productores, y eso va a repercutir en los precios de forma directa. Además, los sectores de la granja, como también la propia UAM son para Carbone, dinamizadores de la economía y agentes de movimiento social. “Las personas que salen de la cárcel se van a trabajar en el sector, no los vas a ver yendo a una Zona Franca”.
No es el único que ve a la soberanía alimentaria como un tema importante, la secretaria general de la UAM, Adriana Zumarán, dijo que cuando se dio el escenario de la pandemia y solamente se pudo consumir los productos uruguayos “realmente entendí lo que quería decir el concepto que se maneja de forma muy liviana”. Para Zumarán en sociedades como la nuestra, donde los consumidores están tan alejados de la producción, es necesario que se generen puentes de diálogo, para que se comprendan los procesos que hay detrás de cada fruta que llega a una mesa.