ENVIADO / LYON, FRANCIA
Pablo Ferrariestá acompañando a Los Teros en el Mundial de Rugby 2023 como Subsecretario de la Secretaría Nacional del Deporte y en entrevista con Ovación habló de cómo ve al equipo de Esteban Meneses en la gran cita y de lo que falta para seguir creciendo.
Además, el expresidente de la Unión de Rugby del Uruguay (URU) contó qué rol cumple el Gobierno con el deporte de la ovalada y remarcó por qué no se arrepiente de su intento de ser presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol luego del llamado de varios clubes.
¿Cómo estás viviendo este Mundial desde un rol diferente?
Con muchísima alegría. Estamos todos muy contentos. Hoy me toca estar desde otro rol pero ya es mi quinto Mundial y el cuarto con Los Teros. Las épocas van cambiando pero la pasión es la misma. Hoy vemos hoy un profesionalismo muy importante que ya se viene trabajando desde el 2012 a la fecha, pero la vara cada vez está más alta y lo que me pone contentos es que la selección, el staff y la Unión de Rugby del Uruguay están a la altura de los acontecimientos y están evolucionando permanentemente.
¿Cómo has visto el proceso de transformación del rugby uruguayo del que fuiste parte?
Creo que podemos diferenciar lo que son los Mundiales que participó Uruguay. Se podría agrupar el de 1999 y 2003 de una manera porque ni siquiera el rugby era tan profesional como hoy. Y Uruguay en 1999 tenía a un solo jugador profesional que era Pablo Lemoine en el Bristol de Inglaterra. Después en Australia 2003 tuvimos como siete jugadores en Europa y se podía decir que teníamos toques de profesionalismo pero ni que hablar que nada se parece a lo que fue el Mundial de 2015, el de 2019 y el de ahora, que explotó porque ya entre el 2018 y la actualidad tenemos jugadores profesionales en Los Teros jugando para una franquicia como la de Peñarol y eso nos permite pararnos desde otro ángulo porque Uruguay se puso objetivos. En Japón 2019 el objetivo era ganarle a Fiji y lo cumplimos. El objetivo de este era ganarle a Italia y a Namibia. Lamentablemente no se dio, pero yo me quedo previo a Namibia con los 120 minutos que jugó Uruguay. Esos 80 minutos muy buenos ante Francia con un despliegue espectacular de los backs. Algunos amigos franceses de la federación me decían que por momentos Uruguay jugó al rugby Champagne como decíamos antes. Todo ese partido fue muy bueno y el primer tiempo con Italia también. Después vino un bajón que también es lógico porque pensemos que este tipo de partidos no lo tenemos siempre y esa es la gran lucha que se está dando hoy de pelear por tener partidos de esta magnitud y tratar de que Uruguay se rodee más de este tipo de competencias.
Es bravo eso, ¿no?
Me tocó en el Mundial de Japón 2019 previo a la Asamblea y después de haberle ganado a Fiji, ver pelear a Agustín Pichot y a Sebastián Piñeyrúa para que la Sanzaar (Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia y Argentina Rugby) los acompañe y también Francia en ese momento, en la transformación a través del liderazgo de Agustín en la presidencia de World Rugby, pero no se logró. Hoy se está discutiendo lo mismo, porque no se está jugando un rugby global. Pero es una situación que la tiene que defender la Unión de Rugby de Uruguay, Sudamérica Rugby y lo que tiene que hacer el gobierno es acompañar.
¿Y en ese sentido qué sinergia hay entre el Gobierno y la Unión de Rugby del Uruguay?
El hecho de que haya estado Sebastián Bauzá, que haya estado Eduardo Ulloa y que yo esté ahora en Francia es un mensaje claro y de apoyo total a lo que está haciendo la Unión de Rugby del Uruguay. Como órgano rector debemos orientar, pero con el principio de independencia porque cada federación tiene la libertad de manejar su política como sea, siempre dentro de las leyes y el orden jurídico, pero vaya si lo está haciendo bien la URU. Yo siempre pongo el ejemplo que en 2001 cuando fui vicepresidente de la URU y Atilio Rienzi era el presidente, presentamos un plan estratégico ante Jaime Trobo, Ministro de Deporte y Juventud. Nos decían ahí que éramos una de las pocas federaciones que llevaba un plan estratégico a cinco años. En ese entonces era de 2002 a 2007. Esos planes de la URU siguieron estando sin importar qué presidente asumía. Pero además de eso, todo cambió para bien a partir del 27 de diciembre de 2012, cuando firmamos con Chelo Calandra y Sebastián Bauzá el acuerdo con la Intendencia de Montevideo para tener la concesión del Estadio Charrúa y la gestión del mismo.
¿Fue el gran cambio?
Y eso fue una transformación enorme. Ahí la URU pudo aglutinar todos sus esfuerzos que tenía desperdigados como los gimnasios de aparatos por todo Montevideo, las clínicas de rehabilitación de fisioterapia, la sede administrativa y ni que hablar de lo que es el entrenamiento. Los jugadores dejaron de ir al Country Los Teros y ahora lo hacen en un lugar urbano y de un rápido acceso para todos los jugadores. Podemos decir que hay un antes y después del rugby uruguayo luego de esa concesión del Charrúa, acompañada por una política que llevó adelante a nivel internacional Pino (Sebastián Piñeyrúa), no solamente como presidente cuando lo fue, sino liderando Sudamérica Rugby. Hay una transformación enorme y hay también un protagonismo positivo de la Unión Argentina de Rugby, a través de Agustín Pichot, pero no me quiero olvidar de Carlos Aráujo también que fue presidente, Marcelo Rodríguez y lo que hoy hace Gabriel Travaglini. Son presidentes que han colaborado muchísimo con Uruguay y con la región, ya que vemos que Chile ha mejorado y eso no es casualidad, es que la región está trabajando unida.
¿Y es competencia lo que falta para seguir creciendo?
Sí. Falta más competencia, tenemos más competencia que antes pero se precisa más. Cuanta más competencia tengamos de nivel Tier 1 o Tier 2, más vamos a seguir creciendo. Si Uruguay juega seis veces con Italia, una o dos le va a ganar y quizás hasta tres. Con Francia hay que jugar más partidos para poder ganarle, pero si uno no se mide, no sabe dónde está parado. Los Teros se prepararon muy bien y se están midiendo de una buena forma, pero no sirve solo medirse cada cuatro años. Hay que medirse más periódicamente.
¿Cómo imaginas que va a ser el partido histórico contra los All Blacks?
Es un partido difícil, ya sabemos. Es muy difícil y nos preocupa también el problema de que haya habido derrotas como la de Italia o Namibia, o lo que vimos con Escocia y Rumania. Son cosas que preocupan, pero creo que lo que se han propuesto los jugadores junto al staff de Meneses es intentar hacer un papel digno y no sufrir una goleada importante. Esperemos que eso no suceda y que no tengamos que recibir muchos tantos, pero también esperemos poder desplegar nuestro juego. Tanto con Francia como en el primer tiempo con Italia o el segundo contra Namibia, se vio el despliegue de los backs, que apoyaron tries espectaculares, pero los forwards hicieron lo suyo. Esa combinación de juego defensivo y ofensivo que han tenido todos Los Teros ojalá que se vea en este partido tan pero tan difícil e histórico para el rugby uruguayo.
Te saco del rugby y te llevo al fútbol. ¿En qué lugar quedaste luego de haber sido candidato a presidente de la AUF?
Yo recibí una propuesta de siete clubes porque varios de Primera División me propusieron ser candidato. Yo les dije “esperen un poquito”. Lo primero que hice fue llamar a Sebastián Bauzá para avisarle lo que estaba pasando, llamé a mi líder Julio María Sanguinetti, llamé a Pedro Bordaberry en ese momento y me puse a analizar la situación, porque realmente lo primero que pensé es que había un reconocimiento a mis 35 años de dirigente deportivo. Alguien se fijó o algunos se fijaron en mí como para trasladar un proyecto de gestión que he tenido todo este tiempo del rugby, en el Comité Olímpico Uruguayo o en la Agencia Mundial de Antidopaje, donde también trabajé hacia el fútbol en una federación muy importante. Eso fue lo primero. Luego hice las consultas legales para saber si lo podía hacer. Pedí licencia, me reuní con el Presidente de la República y luego recibí el certificado de idoneidad de la Comisión de Ética de la Asociación Uruguaya del Fútbol, que me dio el ok. Después pasó todo lo que pasó.
¿Y qué fue lo que pasó?
Hubo un cambio en las reglas de juego respecto a la votación de la C, que trastocó un poco. Los clubes apelaron, no yo porque no soy parte. Ellos apelaron a esa decisión y luego de que votara de forma secreta el femenino y ganara yo, hubo cierto nerviosismo en la Conmebol y ahí me comunican que no podía ser candidato porque tenía una prohibición respecto a un artículo 100 de una Ley que luego todos nos enteramos que estaba derogada, porque fue algo público. O sea, no había ningún impedimento legal, pero ya a esa altura faltaba un día y medio para la elección y creíamos que esas acciones hacían poco probable que pudiéramos continuar con paz el camino hacia la candidatura. Reconocí la derrota, llamé a Ignacio Alonso unos días después de la elección, quedó todo bien y yo di vuelta la página. No me arrepiento de lo que hice. No hice nada ilegal, nada que no haya consultado con las personas que tenía que consultar. Recorrí los caminos, traje muchas propuestas, traté de trabajar en lo que era un plan estratégico a largo plazo, en el código de ética de los periodistas de la AUF, ya que de varios de ellos lamentablemente sufrí ataques, también respecto a la competencia de la Conmebol, exigir más de ellos y darle el plan de sostenibilidad y financiamiento a aquellos clubes que tienen dificultades, porque a mí no me importa tanto la forma o si estamos hablando de un club amateur o una Asociación in fines de lucro o una Sociedad Anónima Deportiva que busca un negocio, sino que me importa que funcione y que funcione en el contexto, con una sinergia de entre todos. Pero eso ya pasó. Fueron propuestas que hice en ese momento, el 16 de febrero se me acabó la licencia reglamentaria y yo a partir de ese día lo único que hice fue volver a mi situación, tratar de colaborar con la AUF en lo que sea posible, tal como lo hice antes trabajando en la pandemia para que se hicieran las finales de la Copa Libertadores y Copa Sudamericana femenina y masculina, con los protocolos, las exoneraciones impositivas y todo lo que pasa por la oficina de la que estoy a cargo, porque en ese momento di vuelta la página.
¿Qué pensás del paro en el fútbol?
Obviamente me preocupa y como uruguayo no quiero que el fútbol esté parado, pero también creo en la autocomposición de los problemas. La solución de controversia es siempre mejor entre las partes, pero veo que últimamente hubo una propuesta que va a ser aceptada y se está trabajando para eso. Obviamente es dificultoso, hay varios estamentos que lo tienen que aprobar, pero trataremos de que eso ocurra.
¿Qué no te gustó del mundo del fútbol?
No me llevo cosas que me hayan disgustado. Al contrario, conocí un mundo de personas muy trabajadoras que dedican muchísimo tiempo. La gente piensa que en el fútbol se favorece y yo creo que se le quita mucho tiempo a la familia, al trabajo, a los negocios, se sale uno de la zona de confort y del anonimato pasa a ser una persona que entra en una picadora, pero el que se mete en este tipo de cosas sabe lo que le puede ocurrir. En mi caso, que fue un momento de tres, cuatro semanas, no me quejo porque conocí personas espectaculares. Reconozco que hay un trabajo enorme de los dirigentes de los clubes y también un ítem particular fue la preocupación que me quedó en el tema del fútbol femenino. Ahí hay muchísimo por hacer como en el fútbol del interior, que hay muchas cosas que corregir. Yo en el intercambio que tuve, porque hice presentaciones, me llevé cosas. El tiempo dirá, pero yo soy una persona que me gusta hacer cosas, me gusta trabajar en la gestión deportiva, en política deportiva y siempre estoy para dar una mano, sea de la posición que sea. No necesito un cargo para poder trabajar.
¿Sentís que quedaste en una posición incómoda después de eso?
No son cosas que pasen todos los días, por lo tanto, desde ese punto de vista no es algo normal. Pero es algo que hice porque me vinieron a buscar, lo evalué, lo consulté jurídica y políticamente y tomé la decisión. No me arrepiento, pero tampoco siento que haya que estar permanentemente mirando hacia atrás. Yo estoy mirando para adelante. A mí si hoy alguien de la AUF me pide una colaboración desde la SND, sabe que lo voy a hacer.
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