El día amaneció nublado y lluvioso en Maldonado. El mar estaba tranquilo y esa fue una jornada en la que Julián Schweizer no pudo entrenar. Recién llegado a Uruguay, tras ganar la primera fecha del Alas Pro Tour, el surfista comenzó su camino en la búsqueda del bicampeonato en Longboard con buen pie, o mejor dicho, buena ola.

Hoy está en su casa en La Barra de Maldonado, pero esta tarde se va a un retiro de surf en La Paloma en el que buscará transmitir, junto a su preparador físico Sergio Magnani, algunos de sus conocimientos profesionales. El montevideano descubrió su amor por el surf a los 11 años, en las playas de La Paloma, y ahora, a los 26 años, puede decir con orgullo que vive del surf, algo que cuando decidió ser profesional era casi una utopía.

“Un verano, íbamos por la costa y vi a la gente dentro del agua; les dije: ‘papá, mamá, quiero un disfraz de surfista’, y ese fue el momento en el que todo comenzó”, reveló a Ovación.

A los 16 años, Julián fue tenaz. No hay otra forma de describirlo; buscó un entrenador que lo preparara y decidió irse a vivir a Costa Rica para perseguir su sueño. No fue fácil; primero convenció a su madre, que comprendió su impulso, y juntos convencieron a su padre. “Le hice un planteo económico a mi padre, sobre lo que le costaba en Uruguay, y era lo mismo que estando en Costa Rica entrenando y persiguiendo mi sueño”, contó.

Foto: Ricardo Figueredo

Con el diario del lunes, le fue bien. Se preparó, compitió y en los Juegos Panamericanos de Lima en 2019 ganó la medalla de plata, aunque no fue la única. Sin embargo, el 2020 lo encontró en una encrucijada. Dudaba incluso si quería seguir siendo surfista, cansado de la vida nómada de las competiciones.

Regresó a Uruguay, comenzó a estudiar comunicación y cambió su estilo de vida para establecerse en su país. Pero las olas lo llamaban y decidió continuar. Fue una decisión acertada.

Después de un año y medio de desconexión, volvió con fuerza. En 2023 se coronó campeón latinoamericano y acaba de ganar la primera fecha del ALAS en Punta Roca (Perú).Fue una actuación destacada; de los cinco jueces, tres decidieron otorgarle un 10 sobre 10 en una de sus olas, lo que le permitió vencer al experimentado longboarder local, Piccolo Clemente.

A pesar de su buen momento, piensa que aún está lejos de alcanzar la plenitud en el deporte, algo que generalmente se logra después de los 30 años. Espera alcanzar esa plenitud cuando el Longboard se convierta finalmente en un deporte olímpico.

“Todavía no es una categoría olímpica, pero todo indica que para los Juegos de Los Ángeles (Estados Unidos) en 2028 será incluido como deporte olímpico. Se anunciará después de este año en París”, explicó.

Foto: Cortesía

Aunque es difícil hacer un paralelismo entre la clasificación del surf olímpico actual y cómo sería con la misma competencia en tablas largas, Julián reconoce que es muy posible que Uruguay estuviera compitiendo con uno o dos atletas.

Es curioso que el surf uruguayo sea tan prolífico en esta categoría. Sin embargo, encuentra alguna explicación: “Pasa algo muy peculiar, o yo considero que es peculiar, con el longboard, y es que Uruguay, a nivel regional, es la tercera o cuarta potencia en la categoría. Algo impensable hace cinco o diez años. Por diferentes razones, Uruguay es un país ideal para practicar Longboard, ya que son tablas largas de más de 2.75 metros, donde uno no necesita tener grandes olas para poder usarlas. Prácticamente uno puede entrenar todos los días”, indicó. Y agregó: “Otra de las razones es que también el surf está creciendo a nivel global. Eso combinado con atletas que están obteniendo resultados importantes para el país y que motivan a que haya nuevas generaciones también incide en el longboard”.

Sin embargo, para que el surf pueda seguir creciendo, como ocurre también con otros “deportes menores”, se necesita más apoyo, especialmente para las diferentes federaciones. “Uno sueña con que haya políticas gubernamentales a nivel deportivo, para todos los deportes, no solo el Surf. Eso permitirá tener deportistas más sólidos, federaciones con más estructuras y planes a largo plazo y financiados. Ojalá que eso vaya cambiando, aunque creo que poco a poco ha ido mejorando”, concluyó.