El mundo del golf sigue esperando por el día en que confirme el pacto entre el LIV y la PGA Tour, pero aún no ha llegado. Sin embargo, un paso importante se dio en Bahamas, donde los directores de jugadores del PGA, entre los que se encuentra Tiger Woods, se reunieron con Al Rumayyan, presidente de la petrolera saudí Aramco y designado por el príncipe Bin Salman como director ejecutivo del Fondo Público de Inversión de Arabia para este negocio del golf.

Del encuentro no trascendió mucho. “Fue cordial”, dijo Jay Monahan, comisionado del PGA Tour, en una carta a los golfistas del circuito. Se habló de un aire de superioridad por parte del circuito americano, hablando de que se estaban llevando a cabo conversaciones con posibles inversores, cuando en esta partida da la sensación de que es Arabia y su astronómica cantidad de millones de dólares la que tiene la carta ganadora.

Entre otras cosas porque el fondo SSG, que ha puesto 12.000 millones de dólares para cuatro años en el circuito, lo ha hecho para ser socio de los Árabes. Será muy difícil que el PGA Tour consiga una inversión que esté a la altura de esos capitales. Todo sigue indicando que las dos organizaciones van a llegar a un acuerdo pero lo cierto es que aún no está decidido y el golf sigue en una incertidumbre.