FÚTBOL FEMENINO

Siete años en el fútbol femenino de Nacional y otros tres en San Lorenzo llevaron a que Federica Silvera buscara otros objetivos o como ella misma lo definió: “salir de la zona de confort”. Y lo terminó encontrando ya que este sábado debutará con la camiseta del Sindri de Islandia por la Copa de dicho país.

Pero para conocer mejor la historia de Federica hay que remontarse varios años atrás cuando la hoy delantera de 28 años tenía apenas seis y jugaba al fútbol con sus amigos en la puerta de la casa.

“Yo vivía cerca del Gran Parque Central y cuando le planteé a mi mamá que quería jugar al fútbol, empezamos a averiguar y fuimos al Urreta pero no tenía femenino y ella no quería que juegue mixto. Entonces fuimos al Parque Central directamente a preguntar porque además tenía la ilusión de jugar en el equipo del que soy hincha”, cuenta quien es fanática de Nacional.

Y no anduvo lejos porque a los 11 años empezó a jugar en el Tricolor FC que era un equipo de baby fútbol, pero en el que solo había niñas. De ahí en más siempre fue en pleno crecimiento.

Un año en Sub 13 de Colón, así como también en Sub 16 hasta que llegó a Fénix. Sub 16, Sub 18 y Primera División en el equipo que le iba a permitir dar el salto para cumplir un sueño: jugar en Nacional.

Llegó en 2010 y pasó siete años luciendo la camiseta tricolor. Se sacó las ganas de jugar incluso Copa Libertadores con el club de sus amores al que, sostiene, le gustaría volver en un futuro.

De todas maneras admite que “a veces vas creciendo y apuntás a progresar o se te van dando posibilidades que no imaginabas porque nunca pensé vivir del fútbol femenino y hoy la competencia en Uruguay y la sociedad misma está muy lejos. Cada vez se desarrolla más, pero estamos lejos de tener un mercado laboral y que puedas vivir de eso”.

Además del fútbol 11, Federica también jugaba al futsal y en 2017, mientras defendía a Rio Negro City le llegó una propuesta muy interesante: San Lorenzo.

El equipo argentino quería contar con ella y llegó al conjunto “Ciclón” para jugar tanto al futsal como al fútbol 11 como hizo hasta el año pasado.

“En lo personal juego hace mucho a ambos y es más fácil. A veces cuesta cuando hay más exigencias. Estos últimos años se profesionalizó el femenino y dentro del club había más apoyo en el fútbol que en futsal y a veces tener las dos cosas en la cabeza lo tiene a uno un poco loco, pero te adaptas”, cuenta sobre alternar entre ambas disciplinas.

Para 2021 la situación de Federica cambió y mucho. Islandia era el destino y como parte de un nuevo desafío dentro de su carrera tomó la decisión de embarcarse en esa aventura.

“Islandia es un cambio muy grande y un fútbol distinto. Me llegó la propuesta y la pandemia un poco que me hizo replantear cosas y acá el torneo es corto porque se juega solo en verano y dura entre cuatro y cinco meses, me parecía interesante porque además me permitía conocer otra realidad. En San Lorenzo estaba hace mucho tiempo y a veces necesitas salir de tu zona de confort para seguir creciendo. Es un fútbol diferente, cultura diferente, la gente es distinta y estoy segura de que algo voy a aprender acá”, sostiene.

En Islandia, Federica está sola, pero comparte el apartamento con dos compañeras, el mismo que les prestó Ernesto Barboza, uruguayo que vive hace mucho tiempo allí y que está encargado del fútbol en el Sindri. “Con el idioma y el clima me llevo bien. Algo de inglés sé y pese a que el idioma oficial es el islandés todo el mundo habla inglés y hasta los niños chicos saben, pero además mis compañeras siempre me ayudan. El clima es muy frío, tenés que andar todo el día abrigado. Estamos en verano pero hace frío igual y si hay viento mucho más todavía, al menos para mí.”, comenta.

El sábado hará su estreno oficial, pero asegura que “tengo una compañera que es de Serbia que jugó acá y por lo que me ha dicho es un fútbol bastante fuerte, de mucho contacto y me tendré que adaptar a eso”. El Sindri está en la Segunda División, pero le confiaron que “no hay tanta diferencia entre ligas que es bastante parejo”.

Federica Silvera se apronta para dar su primer paso en la aventura europea. Una aventura que seguramente la marcará a futuro tanto dentro como fuera de la cancha. Cumplió con otro de sus objetivos, ese de salir de su zona de confort y lo hizo por muchos kilómetros pero siempre con la meta de demostrar con la pelota en sus pies.