Pasaron casi 10 meses del día en el que el entonces presidente de Nacional, Alejandro Balbi, planteó en una reunión de directiva la posibilidad de llevar el césped del Gran Parque Central a otro nivel. Diego Polenta y Sebastián Eguren habían hablado maravillas públicamente sobre la sensación que les había quedado después de jugar contra River argentino en el Estadio Más Monumental, a pesar del resultado adverso, y la idea le quedó revoloteando en la cabeza.

“No tenemos una cancha en el fútbol uruguayo como esta. No hay. Estoy sorprendido por el campo de juego. Tendríamos que copiar un poquito eso porque es espectacular. Se nota mucho. La pelota a ellos les picaba y les quedaba en el pecho y a nosotros nos pasaba por arriba”, había dicho el capitán.

La intención de replicar ese modelo en Uruguay naufragó -por los tiempos que demandaría la obra- y la discusión que empezó en abril se retomó en noviembre. Fue allí cuando, de común acuerdo, decidieron que lo mejor era dejar el tema en manos de la nueva directiva, que, en caso de reconsiderarlo, debía apretar el acelerador y asumir que la entrega del nuevo césped se extendería, con suerte, hasta marzo.

Foto: Estefanía Leal.

¿Qué pasó? Nacional celebró elecciones a mitad de mes y la arena para levantar la cancha ya se había comprado. Estaba enterado del tema el arquitecto Jorge Pérez Huelmo y el ingeniero Salvador Invernizzi, quien ya renunció, pero trabajó como asesor y se reunió al menos con dos dirigentes de la anterior camada. El aviso, sin embargo, no llegó a oídos de los nuevos, según manifestó el vice Flavio Perchman en la reunión de directiva de ayer y testificó a Ovación el tesorero Federico Britos. Hubo una “no decisión” en el camino, dijo: “El Parque se tendría que haber levantado en noviembre o diciembre y no se levantó. Cuando asumimos, nos encontramos con ese problema y ya no era momento de hacerlo. Con Adriana (Araújo, que regresará a trabajar en Nacional), vamos a hacer un trabajo paleativo hasta fines de febrero, marzo, y va a mejorar. Pero no es lo ideal; lo ideal se va a ver recién en diciembre, cuando lo levantemos y sembremos con las gramillas y todo lo que lleva tener de vuelta el mejor piso. Lo que se va hacer es mejorarlo, pero no para que quede optimo. De eso no hay chance. La biología tiene sus momentos”.

Las razones que llevaron a Nacional a desayunar el domingo con este problema muestra versiones encontradas. Todos coinciden en que el proceso, como tarde, debió iniciarse a la semana siguiente de las elecciones, pero ayer en la directiva hubo intercambios sobre lo que pudo haber pasado y todavía no hay una hipótesis clara. Perchman insistió en que nunca recibió una comunicación sobre que la cancha debía levantarse esa semana: “Ya después no lo podíamos arrancar”, explicó. El dirigente Antonio Palma justificó que estuvo sobre la mesa el hipotético caso de que Nacional llegara a las finales y se quedara sin posibilidades de jugarlas allí. “Estábamos en medio de las elecciones”, recordó, de acuerdo a lo que pudo reconstruir Ovación.

El suelo del GPC no se cambia desde el 2004 y una iniciativa como la planteada tendría un costo estimado de US$ 300.000, precisaron las fuentes al tanto del tema. El paso, que debe hacerse por el ciclo biológico que cumplió, le daría un “salto de calidad” al césped, que pasaría de natural a tener varias “especies”.

Al mantenimiento de canchas que hará Araújo se le sumará la visión de un asesor de Defensa y Justicia, que llegará al país mañana y ya había formado parte del equipo en 2018. Le harán un regrass, una “fertilización dura” y ajustarán el riego.