TORNEO CLAUSURA

Peñarol venció 3-1 a Montevideo City Torque en el Estadio Campeón del Siglo por la séptima fecha del Torneo Clausura, con lo cual se aseguró seguir en la primera posición del certamen corto y quedar a un punto de Plaza Colonia en la Tabla Anual.

El partido inició a todo ritmo, con ambos equipos ejerciendo presión en todo el campo y saliendo rápido al ataque. El medio campo fue zona de tránsito fluido y eso generó que hubiera situaciones claras de gol rápidamente. Agustín Álvarez Martínez tuvo una a los 6 minutos y a los 7' respondió el ciudadano con una doble posibilidad. Pero a los 15', lógicamente, bajó la intensidad.

Peñarol insistió por la derecha con los desbordes de Agustín Canobbio, mientras que Montevideo City Torque trató de llegar en bloque, con a veces exceso de circulación de pelota, al tiempo que permitía armar a la defensa rival. ¿La consecuencia? El aurinegro fue más vertical y peligroso, mientras que el ciudadano careció de profundidad.

Y quedó clara la postura de los dos a los 40 minutos, cuando Peñarol recuperó un balón en la salida rival, lo mandó rápido a posiciones ofensivas, el canario Agustín Álvarez Martínez metió un gran taco para dejar a la defensa descolocada y a Facundo Torres de cara al arquero Gastón Guruceaga, a quien eludió con un solo toque para definir a arco descubierto.

El primer partido fue intenso, aunque no del todo bien jugado. Peñarol fue un poco más ambicioso y por eso se lo llevó.

Para la segunda mitad la interrogante que se planteaba era el aire que tendrían algunos futbolistas clave de Peñarol como Walter Gargano y Canobbio, que habían hecho un gran despliegue. Pero el propio planteo de Torque le facilitó las cosas a los aurinegros, porque ese toque horizontal del ciudadano les permitió replegarse sin tanto esfuerzo.

La postura no cambió, porque tanto toque intrascendente del conjunto celeste llegó a exasperar, sobre todo por la falta de profundidad. Peñarol, en cambio, fue mucho más práctico: cuando tomó el balón, salió a la mayor velocidad posible hacia el área rival. Así se paró en campo enemigo, sacó una falta y de un balón parado lanzado por Jesús Trindade desde la izquierda nació el segundo a los 54'. La pelota cayó en el área chica y Torres metió la zurda para anticipar al defensa que lo marcaba, poner el 2-0 y marcar por primera vez en su carrera dos goles en un mismo partido.

Fue el golpe de gracia a un Torque sin reacción, sin plan B, incapaz de abandonar su libreto inoperante, insistiendo con sacar el balón desde el fondo con muchos pases y así pagó con recibir un tercer tanto.

A los 63' la robó el Mota Gargano, con oxígeno de sobra como para presionar en tres cuartos de cancha, quedarse con la pelota, quedar cara a cara con Guruceaga y, en vez de buscar su gol, amagar para desparramar al arquero y tocar al medio para que Álvarez Martínez, quien no convertía desde el 24 de setiembre en el partido ante Athletico Paranaense.

Fin de la sequía para el goleador luego de cuatro partidos en blanco y ovación para Gargano, porque el "¡Mooota, Mooota!" bajó desde todos los costados para homenajear a quien hoy es el alma de Peñarol.

Fue entonces tiempo de regular energías y hasta de pensar en el clásico, porque el capitán se fue reemplazado para no exponerlo a una cuarta amarilla que podría llevar a no utilizarlo el fin de semana ante Villa Española. Mauricio Larriera movió el plantel, cuidó piezas (al mirasol le dio hasta para que Gary Kagelmacher viera la quinta amonestación y llegue con foja limpia al duelo de la novena fecha) y disfrutó el resto del juego (el descuento de Brun llegó en el minuto 88), ese que Peñarol ganó en la noche de la vuelta al gol de los superpibes, guiados por la jerarquía de Walter Gargano.