El retiro de Mathías Cardacio del fútbol sorprendió a muchas personas en enero de 2023. El exmediocampista, que supo defender los colores de equipos como Nacionalo el Milan de Italia, puso fin a su carrera deportiva. Sin embargo, su vida en el fútbol no concluyó allí: tras retirarse, se sumó al cuerpo técnico de Edgardo López Báez al mando de la selección uruguaya Sub 15.

Pero al igual que su carrera como futbolista, su vida fuera de la línea de cal lo llevó al exterior cuando recibió el llamado de Iván Alonso, quien se incorporó como director deportivo a Cruz Azul.

“Mi llegada tiene que ver con los vínculos que uno va generando en su carrera. Uno de ellos fue Matías Alonso, que es como un hermano para mí, y a través de él hice muchas conexiones con su hermano Iván. Pensamos de una manera muy parecida en muchos aspectos. Él fue uno de los artífices de mi regreso a Nacional en 2019, y después surgió esta posibilidad. Él me había comentado que tenía esta oportunidad y todo el proceso, y cuando se concretó, me llamó”, explicó el exfutbolista a Ovación.

Y reveló: “Me sedujo el proyecto, el desafío y la experiencia. Aunque me siento y me veo como entrenador, elegí esto porque al final tiene un impacto y una cercanía muy grande con el entrenador. Conocerlo a fondo y ser partícipe de todo eso es un desafío y un aprendizaje para lo que quiero de mi carrera”.

Mientras Iván Alonso se desempeña como director deportivo, Cardacio asumió la responsabilidad de ser el director de fútbol de Cruz Azul. Eso significa que desempeña un rol similar al que se da con frecuencia en el fútbol europeo: “Tiene que ver con el seguimiento de la metodología de trabajo para las juveniles. Existe un nexo muy cercano con el entrenador del primer equipo, porque tengo que ser como el ‘abogado del diablo’. Debo estar al tanto de todo lo deportivo, además de las áreas del alto rendimiento: aspectos físicos, medicina y también logística. Debo gestionar y analizar el plan deportivo del club y las áreas que lo rodean para lograr un bien común”, detalló Cardacio.

En cuanto a las diferencias entre el fútbol uruguayo y el mexicano, Cardacio destacó: “Es una liga de transiciones, donde los equipos que no finalizan terminan recibiendo siempre transiciones y en el medio de la cancha hay poco control. Uno puede ir agregándole otras cosas como el arraigo, el sentido de pertenencia y ser un jugador más agresivo desde todo punto de vista. Estamos fusionando un poco desde el entrenamiento, el método de juego, desde los más chicos a los más grandes”.

Cardacio también reconoció que en México les gusta mucho el estilo uruguayo. “Creo que esencialmente aportamos algo que ellos no tienen y ellos nos dan lo que nosotros no tenemos. Además, el jugador uruguayo, por una cuestión de mercado, precisa salir de Uruguay para hacer una diferencia y México es sumamente atractivo desde todo punto de vista. Entonces, cuando venimos, o vamos a cualquier lado, nos queremos comer el mundo. Al mexicano no le pasa eso porque económicamente gana bien y no tiene la necesidad de salir a otro lado. Para nosotros, ese plus es todo”, enfatizó.

Y agregó: “Los uruguayos acá han dejado cosas importantes y por eso nos quieren mucho”.

Si bien su llegada a Cruz Azul ha sido un éxito y está muy conforme con el mes y medio que lleva en la Máquina Cementera, aceptar su nuevo rol implicó dejar su cargo en la Sub 15 de Uruguay, un puesto que había asumido con responsabilidad. Sobre su paso por el Complejo Celeste, reveló: “Fue un año lleno de experiencia. Conocí una generación de jugadores espectacular y que, más allá de que tomé este desafío con muchísimas ganas, hasta el día de hoy me sigue doliendo no estar con los chicos y poder seguir el camino de entrenador. Fue una decisión difícil porque es algo que me apasiona y porque estaba en un lugar de privilegio. Uno toma decisiones para seguir creciendo. Si Dios quiere y porque así lo siento, voy a tener chances de regresar más tarde o temprano a la selección”. Este año también tuvo la oportunidad de trabajar con todos los funcionarios de la selección uruguaya, incluido el director técnico de la selección mayor de Uruguay, Marcelo Bielsa, y su cuerpo técnico.

Estefania Leal/Archivo El Pais

La experiencia fue invaluable: “La idea del proyecto era que Marcelo (Bielsa) se involucrara un poco más ahora. Él llegó y tenía que tener un impacto en la selección mayor, pero en las últimas charlas con Jorge (Giordano) y todo el equipo de selecciones juveniles es que Marcelo iba a tener un impacto, no total, pero sí en lo que él cree que cada selección puede adoptar y era parte de la metodología a instalar. Sin sacar a los cuerpos técnicos, pero sí fusionar lo que hace Marcelo como entrenador”, reveló.

Cardacio señaló que el mandamás de la Celeste es muy abierto en los entrenamientos y que intentó aprender todo lo que pudo. “Podíamos mirar las prácticas con total normalidad y a medida que te vas conociendo con todo el cuerpo técnico, aunque Marcelo no esté al alcance de la mano todo el tiempo, sus colaboradores sí. A medida que podíamos, teníamos charlas con ellos y ahí fuimos aprendiendo”, destacó.

Como futbolista, el Bochita defendió las camisetas de los equipos mexicanos Atlante y Dorados de Sinaloa. Los primeros asentados en Ciudad de México y los segundos en Culiacán.

Ahora el destino lo lleva nuevamente al DF. El exjugador reconoció las diferencias entre la infame Culiacán, usualmente notoria por su vínculo con el cartel de Sinaloa, y la metrópolis en la que hoy vive. “Para graficarlo es como una ciudad del interior en Uruguay, con otro ritmo de vida, donde hay algunas cosas que no llegan. Ciudad de México está muy americanizada, es como estar en Estados Unidos pero en México, con un ritmo de vida espectacular, una ciudad llena de vida a toda hora. Estoy viviendo en un piso 32 y veo toda la ciudad que no para. Es muy pintoresca y con muchas cosas para hacer”, subrayó.

Sin embargo, esta experiencia tuvo un plus para Cardacio, ya que, por primera vez, salió de Uruguay siendo padre y llevando consigo no solo a su esposa, Stephanie, sino a la hija de ambos. “Fue una decisión difícil porque al final de mi carrera como jugador no me había querido ir por ella. Yo crecí con un entorno que quería que ella también tuviera, sobre todo después de haber estado siete años viviendo en el exterior solo y cuando era muy chico. La tengo en cuenta para todas las decisiones que tomo en mi vida”, destacó.

Afortunadamente, indicó, la niña está adaptándose a su nueva vida en el hemisferio norte, aunque naturalmente extraña un poco a sus amigos y afectos.