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Luis Suárez le cumplió el sueño al hincha de Nacional y vivió una tarde inolvidable

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El festejo de Luis Suárez tras su gol en el clásico entre Nacional y Peñarol. Foto: Juan Manuel Ramos.

TORNEO CLAUSURA

El Pistolero anotó un golazo y fue figura en el clásico ante Peñarol donde los tricolores fueron superiores y ganaron por 3-1.

El festejo de Luis Suárez tras su gol en el clásico entre Nacional y Peñarol. Foto: Juan Manuel Ramos.
El festejo de Luis Suárez tras su gol en el clásico entre Nacional y Peñarol. Foto: Juan Manuel Ramos.

"Ojalá que moje y nos vayamos todos contentos”, era el augurio de Pepe, hincha de Nacional, en la previa del clásico ante Peñarol cuando fue consultado sobre qué significaba la presencia de Luis Suárez en el duelo.

El Pistolero no solo anotó, sino que hizo un verdadero golazo, jugó un gran partido y fue una de las grandes figuras de Nacional en el triunfo ante Peñarol ayer en el Gran Parque Central.

Si la presencia de Lucho desde que llegó a Nacional se siguió con lupa por propios y extraños, mucho más iba a ocurrir en un juego como el vivido en la pasada jornada y lo cierto es que cumplió con creces la expectativa que había sobre su rendimiento y marcó su segundo gol clásico luego del que había anotado en mayo de 2006.

Luis Suárez en el duelo entre Nacional y Peñarol. Foto: Estefanía Leal.
Luis Suárez en el duelo entre Nacional y Peñarol. Foto: Estefanía Leal.

Más allá del gol, Suárez fue pieza clave en la supremacía tricolor dentro del campo. Se movió por todo el frente de ataque, generó infracciones en tres cuartos de cancha y volvió a generar una gran sociedad con Franco Fagúndez.

Más allá de que ambos lo siguieron desde cerca, Agustín Da Silveira, el joven que reemplazó a Hernán Menosse por su expulsión, fue quien apareció como la sombra del salteño. Por momentos, el zaguero controló a Suárez, pero una y otra vez el Pistolero se las ingenió para complicar y mucho más cuando se asociaba con Cándido, Carballo o con su compañero en el ataque, Franco Fagúndez.

Se nota que Suárez no solo genera peligro de por sí, también le permite al joven atacante que lo acompaña encontrar esos espacios que aparecen cuando las marcas se van con Lucho. Jugó, tocó y en más de una ocasión logró buenas combinaciones que generaron peligro sobre el arco de Peñarol.

El festejo de Luis Suárez en el Nacional-Peñarol. Foto: Estefanía Leal.
El festejo de Luis Suárez en el Nacional-Peñarol. Foto: Estefanía Leal.

Peligro precisamente fue lo que generó un cabezazo suyo que no fue lo suficientemente preciso porque lo molestaron, pero que llevó a que más de un hincha tricolor se parara de su asiento.

Al Pistolero se lo vio metido en el juego desde el minuto uno al punto que cuando tuvo que protestar lo hizo, incluso a sus propios hinchas cuando cayeron proyectiles sobre Kevin Dawson mientas era atendido dentro del área.

El salteño salió de la cancha, se arrimó a los hinchas y gesticuló: “Piensen”. Pidió calma e inmediatamente se arrimó a ver cómo estaba el coloniense que fue compañero suyo en la selección.

Pero en el segundo tiempo apareció lo que todos esperaban. Lateral rápido, pelota que llegó hasta donde estaba él, acomodó el cuerpo, soltó la pierna izquierda y anotó un golazo. De esos que se aburrió de hacer en Liverpool, Barcelona o Atlético de Madrid, pero con los colores que ama, con los hinchas de su equipo y en su propia casa.

El remate de Luis Suárez que terminó en su gol en el Nacional-Peñarol. Foto: Juan Manuel Ramos.
El remate de Luis Suárez que terminó en su gol en el Nacional-Peñarol. Foto: Juan Manuel Ramos.

El golazo de Luis Suárez desató la locura de los fanáticos tricolores que llenaron el Gran Parque Central y empezó a asegurar la victoria de los de Pablo Repetto, más allá de que luego aparecerían dos goles más en el partido.

Y es que Luis Suárez está acostumbrado a aparecer en las más bravas, en esas en las que más lo necesitan. Luis Suárez está hecho para destacar.

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