Hace exactamente 17 años las gargantas y los corazones del Estadio Centenario se dividieron en dos. Los hinchas de Peñarol rugían por un lado y los de Nacional por otro. Las más de 45.000 voces que dijeron presente esa tarde del 22 de mayo de 2006 fueron testigos del primer gol clásico deLuis Suárez,el mismo hombre que ayer, con 36 años, fue la figura de Gremio ante Inter y, una vez más, dejó su huella en un partido de alto calibre.

Suárez tenía por entonces 19 años. Era un chico que unos años antes se había mudado de Salto a Montevideo y que todavía tenía entre ceja y ceja la esperanza de algún día llegar a Europa.

El de hoy le puede hablar tranquilamente a ese Suárez y decirle que ya es un especialista en partidos clásicos al que la apariencia le delata la edad, pero que sigue con la chispa goleadora igual de vigente.

Pese a que por una cuestión biológica comenzó de a poco a caminar por el epílogo de su carrera profesional, el Pistolero es desequilibrante en el fútbol de Brasil y todavía sorprende a propios y extraños con sus goles —o, mejor dicho, golazos— y ayer no fue la excepción.

Foto: Gremio.

Si había una cita en la que todos esperaban su presencia era en el tan ansiado clásico gaúcho entre Gremio e Inter. Él no solamente cumplió con un golazo desde la medialuna del área —y adelantó a su equipo cuando apenas corrían siete minutos—, sino que después se inventó un contragolpe en solitario en el que corrió metros y metros con pelota, levantó la cabeza y le dio una asistencia a su compañero Bitello, que quedó de cara al gol.

“Está de brincadeira, Luisito”, decía el relator de SporTV inmediatamente después de que Suárez ensayara un pase con el pecho. A esa altura ya no le faltaba más nada. Le habían salido todas y su equipo goleaba en el clásico de Porto Alegre que finalmente terminó 3-1. Fue entonces cuando su entrenador Renato Gaúcho decidió sustituirlo y el 9 salió reventado por los aplausos del Arena do Gremio.

Foto: Gremio.

“Tenemos que trabajar mucho, pero creo que empezamos muy bien y que fue importante porque hacía cinco partidos que el equipo no ganaba. Es importante para ganar en confianza”, recalcó frente a las cámaras de la televisión tras el triunfo.

“Para los que siguen dudando. Bien nosotros, Gremio. Los clásicos se ganan”, expresó después en sus redes sociales, donde también público una foto posterior a otro partido consagratorio.

Foto: Gremio.

En el equipo tricolor también fue titular el mediocampista ex Nacional Felipe Carballo. El número 8 jugó, al igual que el Pistolero, su segundo clásico en el fútbol de Brasil. A diferencia de su compañero, estuvo en cancha los 90 minutos.

Por el lado del Inter, entró para jugar todo el segundo tiempo Carlos de Pena.

Rodrigo Jiménez/EFE

Lo advirtió una vez Diego Pablo Simeone. Pidió tranquilidad cuando en Atlético Madrid todos se mordían la lengua desesperados porque el club ganara LaLiga de España. ¿Su respaldo? Tener en su equipo a Luis Suárez.

El entrenador habló por primera vez de la “zona Suárez”, ese espacio terrenal ficticio que tiene a un hombre de otra galaxia con el olfato perfecto para dejar su huella en momentos cruciales, aun cuando la presión amaga con tocar timbre. Con el golazo de ayer, Suárez no hizo más que confirmar este secreto a voces. Y es que es un futbolista hecho para esta clase de partidos.

En todos los clásicos importantes del mundo en los que alguna vez jugó, convirtió al menos una vez. Empezando por Nacional-Peñarol, Suárez tuvo su estreno en la red en el tercer clásico de su carrera. Fue un día como hoy, pero de 2006, cuando convirtió el empate transitorio (1-1) en un partido que finalmente finalizó 2-2 entre tricolores y aurinegros.

Al tiempo emigró hacia el Ajax de Países Bajos y allí fue la pesadilla del PSV Eindhoven en cuatro oportunidades diferentes. Lo mismo en Inglaterra, donde jugando para Liverpool le marcó cinco goles al Everton y dos al Manchester United.

En el repertorio de Suárez también hay presencia de goles en el clásico español ante Real Madrid, que fue víctima suya en 11 ocasiones. La primera de ellas ocurrió el 22 de marzo de 2015 y fue victoria 2-1 para el Barcelona.

Con los catalanes dejó lo mejor para el final, porque la penúltima vez que jugó un clásico con la camiseta azulgrana se despachó con tres goles en la goleada del Barça por 5-1.

También le convirtió a los blancos durante su última etapa en el fútbol español, cuando jugaba para Atlético Madrid. Con los colchoneros fue autor de un gol en el empate 1-1.

El año pasado, al regresar a Uruguay, se dio el lujo de volver a convertirle a Peñarol. Hizo un golazo de media distancia con la zurda que sirvió para que los tricolores extendieran la ventaja a 2-0 en el Gran Parque Central.

En clásicos, en total, tiene 43 partidos jugados y 26 goles.