Gularte: por qué oiría a Nacional y Peñarol, la moraleja de su padre biológico y cuando casi va preso en China

El uruguayo con actualidad en Puebla analizó su temporada y reveló una anécdota que lo tuvo como protagonista junto a Nicolás De la Cruz y el Pumita Rodríguez previo al Mundial Sub 20 de Corea 2017.

Emanuel Gularte en un partido con Puebla de México.
Emanuel Gularte en un partido con Puebla de México.
Foto: emanuelgularte en Instagram.

Emanuel Gularte, el defensor uruguayo con actualidad en Puebla de México, definió como “pésima” la temporada del club, contó qué faltó en otros mercados para sellar su arribo a Nacional o Peñarol y dejó la “puerta abierta” para escucharlos. También recordó el día que casi va preso en China mientras concentraba con la selección uruguaya Sub 20 previo al Mundial de Corea 2017.

- ¿A qué creés que se debe la mala temporada que han hecho en Puebla?
- Fue una temporada pésima donde no logramos los objetivos y se cruzaron muchas cosas: el fin de ciclo de muchos jugadores, el bajo rendimiento de otros, un poquito de mala fortuna en ciertos momentos y una mochila de presión por estar en zona de multa durante toda la temporada que no supimos gestionar.

Emanuel Gularte representando al Puebla de México.
Emanuel Gularte representando al Puebla de México.
Foto: emanuelgularte en Instagram.

-¿Es cierto que Puebla está dispuesto a negociar tu ficha tras recibir una multa de unos US$2.401.000 por finalizar penúltimo en la temporada regular mexicana?
- Sí, es cierto. Están abiertos a escuchar ofertas por mi ficha. Recién empieza el mercado, pero sí, creo que de los seis años que llevo en el club esta es la primera vez que están dispuestos a vender mi pase.

- ¿Hoy escucharías ofertas de Nacional y Peñarol?
-Sí, siempre estoy abierto a escuchar a los grandes de mi país. Y ojalá que se pueda dar. Hoy lo veo difícil por temas económicos, no propios, sino de clubes. Pero si se llegase a gestar, yo más que feliz y encantado.

-¿Tenés preferencia por alguno?
- Sí, pero todavía no lo puedo decir.

Emanuel Gularte en la previa de un partido con Puebla.
Emanuel Gularte en la previa de un partido con Puebla.
Foto: Agustín Cuevas.

-Ambos te han buscado en varios mercados, ¿por qué no se dio antes tu arribo a alguno de los grandes?
-Sí, se ha mencionado muchas veces la posibilidad y la realidad es que siempre fueron ciertas, nunca hubo venta de humo porque siempre existieron posibilidades. Siempre estoy abierto a jugar en un grande de mi país y sé que era del interés de ellos porque en diferentes períodos quisieron que pudiera llegar. El motivo por el que no se dio en ese momento fue por temas económicos. Yo pertenezco a Puebla y nunca estuve en una posición de que el club no fuera a contar conmigo o me dejara libre y pedían mucho dinero, que para el fútbol uruguayo y para mi posición no es lo habitual.

-¿Cómo fueron los últimos intercambios que tuviste con Peñarol y Nacional?
-Siempre hablo con Peñarol en todos los marcados de pases. Para no hacer ruido en la prensa de algo que no se va a poder concretar, hablamos directamente y tenemos muy linda relación, entonces siempre les comenté que la situación no había cambiado y ya ni siquiera lo intentaban. Con Flavio Perchman estuvimos en contacto en el mercado anterior y ya estábamos de acuerdo con las cosas, pero entre clubes no se pusieron de acuerdo y por eso no se dio mi llegada.

Emanuel Gularte disputa la pelota con un rival en un partido representando al Puebla.
Emanuel Gularte disputa la pelota con un rival en un partido representando al Puebla.
Foto: emanuelgularte en Instagram.

-Has integrado el proceso de juveniles de la selección uruguaya y dejaste claro tu deseo de llegar a la mayor. ¿Considerás que has merecido la chance en varios momentos de destaque en México?
-La posibilidad siempre se espera con expectativa y todas las decisiones que voy tomando siempre tienen en consideración el tema de la selección. Pero la citación va mucho más allá del merecimiento porque tienen que coincidir muchas cosas: que justo en tu posición estén necesitando un jugador, que los que ya están porque se lo han ganado no estén disponibles y que yo esté en un buen nivel.

-Jugaste el Mundial Sub 20 de 2017 que se jugó en Corea del Sur y compartiste vestuario con Federico Valverde, Rodrigo Bentancur, Nicolás De la Cruz, Mathías Olivera y otros futbolistas. ¿Tenés alguna anécdota para contar de aquel torneo?
-Sí, con casi todos los que están en la selección compartí algún proceso. Antes de llegar a Corea del Sur pasamos por China a jugar unos amistosos y en una feria conseguimos unos láseres con los que jugábamos para acá y para allá. Tenían un alcance terrible; nosotros estábamos en uno de los pisos más altos de un edificio y una noche nos fuimos con Mathi Olivera, el Puma Rodríguez, Nicolás De la Cruz y una banda de cinco o seis en total. Desde arriba empezamos a apuntarle a la gente y nos dio gracia porque nosotros queríamos molestar, pero la gente se empezó a asustar, no sé por qué. De hecho, había un supermercado, la gente salía con bolsas y cuando le apuntábamos las tiraban al piso y se iban corriendo. Así estuvimos jugando durante media hora. De repente, cuando quisimos acordar, el lobby del edificio estaba lleno de policías. Nos reubicaron en el piso y casi nos meten a todos presos. Tuvieron que hablar y explicarles, pero de tanto que se enojaron debimos ir a pedirle perdón al alcalde de la ciudad porque nos querían meter presos.

- En una nota con El Observador en 2018 dijiste: “Aprendí y me marcó que ser padre biológico solamente no es ser padre”, ¿a qué te referías?
- La vida me enseñó que ser papá es algo que se gana, no es que solamente nazca tu hijo y ya está. Mi padre biológico no fue presente conmigo y mamá conoció a Pablo, que es mi padre del corazón. Él empezó siendo un desconocido y al principio yo no lo aceptaba, hasta que un día por impulso propio le dije 'papá' y me di cuenta que él lo era. Mi historia me enseñó que no importa si sos biológicamente el padre o no de alguien, sino que, si tenés ese rol, lo ganes, lo asumas y lo cumplas. Esa es la moraleja que mi propia vida me dejó.

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