WANDERERS
El máximo goleador de la historia de Wanderers se retiró del fútbol en una tarde en la que intentó que fuera lo más natural posible, aunque para los hinchas no lo fue.
Andrés Cunha pitó el final del partido y enseguida sus compañeros se acercaron a abrazarlo. También la gran mayoría de los rivales, que no querían perder la oportunidad de saludarlo y que habla a las claras de la huella que dejó en el fútbol uruguayo, y ni que hablar en el Montevideo Wanderers, donde es el goleador histórico con 107 tantos anotados. Se trata de Sergio “Chapita” Blanco, que en el 1-1 contra Fénix se retiró del fútbol profesional.
“La verdad que pasé el día demasiado tranquilo. Creo que haber puesto por delante el partido, con la posibilidad que llegamos de pelear el campeonato, y de que si nosotros ganábamos tener chance de lograr el título, me llevó a poner arriba al equipo por encima de mi situación personal”, comentó Blanco con Ovación en la tarde del domingo, mientras se ponía al día con la cantidad de mensajes que recibió.
En el minuto 67, bastante antes de lo que lo hace habitualmente a pesar de que no había hablado nada antes con el DT Daniel Carreño, el Chapita entró por Nicolás Quagliata cuando el equipo ya perdía. Le hizo muy bien su ingreso, aclaró la ofensiva, hizo el gol del empate con un zapatazo, y también el segundo en tiempo de adición, pero el asistente Marcelo Alonso lo anuló por un offside muy fino.

“Fue medio de película el final. Si el gol no hubiese sido anulado hubiese sido más que una película, una serie, je. También contra River, que entré en los descuentos y terminamos ganándolo; fueron momentos clave muy importantes, eso también te dice que estás un poco ‘tocado’ con el tema de mi club”, comentó Blanco, y agregó, sobre el gol anulado de cabeza que “al línea lo conozco, fuimos juntos al colegio y le dije cosas bastante fuera de tono, je. Pudo haber sido offside, si fue, fue muy chico, pero no daba levantar la bandera, je, era sentido común. No daba cobrar ese fuera de juego. Salvo que hubiera sido de un metro y medio, ante la duda, dejá seguir. Cuando estaba cayendo ya había visto que había levantado la bandera, por eso ni lo llegué a festejar. Capaz que si había VAR arreglaba la película al final...”.

Sobre la cantidad de afecto que recibió de sus compañeros y rivales en el final, Blanco dijo “fuá, sí, está salado eso. Uno no se da mucho cuenta, pero fue muy gratificante. Ahora me puse a leer y escuchar todos los mensajes que recibí, tuve muchos mensajes de excompañeros que ahora son rivales, que de repente compartí plantel hace 10 años, y que te digan esas cosas, que les haya marcado eso o lo otro, es algo tremendo. Siempre lo dije, que cuando me fui aquella vez de Wanderers, el cariño y las demostraciones de mis compañeros hablan que algo hice. También me quedó muy marcado el partido con Torque, que nosotros perdemos en el Viera, que yo me estaba yendo caliente por el resultado y vinieron mis excompañeros a saludarme y darme un abrazo. Son esos mimos al alma que están muy buenos”.

Blanco añadió: “He tenido muchas charlas de gente que no quería que fuera mi último partido en Wanderers. Me dieron sus argumentos mis compañeros, algunos diciéndome que lo entendían pero que no lo compartían. Este año me fue desgastando mucho, no lo pude disfrutar porque jugué muy pocos minutos. Capaz que estaría bueno que yo no lo tomara así, pero soy así, soy competitivo, me gusta jugar, me gusta estar, no es algo que yo pueda cambiar y no creo que lo pueda hacer para el próximo semestre. Yo entreno todos los días para ganarme un lugar y no tenerlo después me frustra, me da vergüenza e impotencia”.
Respecto a si verdaderamente es el final de su carrera, Blanco señaló que “creo que sí, que es el final... Aparte por cómo se dio, no creo que pueda hacer una segunda parte de la película y que termine como terminó esta. Es algo que va a estar en la balanza después de tomarme unos días de vacaciones”.

“Yo quiero ser entrenador, no sé cuando me aparecerá la oportunidad, no sé ni cómo ni dónde. Mientras no llegue, me seguiré preparando para estar a la altura de las circunstancias”, afirmó quien es DT recibido desde hace tres años.
De Wanderers nadie se le acercó a hablar, “yo no dejé que lo hicieran, tampoco quise hacer nada que tuviera que ver con mi despedida. No quería sacar el foco de lo que nos estábamos jugando”.
Por último, Blanco concluyó que “quería que fuera lo más natural posible, tampoco tengo claro qué va a pasar. Sí quería darle la oportunidad al hincha de Wanderers que sienta que fue mi último partido y que lo pudiera disfrutar”.
