Por Pablo Cupese
En poco más de 10 minutos, Peñarol se quedó con las manos vacías. A los 53’ fue Elvis Perlaza y a los 64’ fue Oscar Cortés. Dos golpes muy fuertes para el equipo mirasol que hasta el momento del 0-1 estaba en partido.
Sin ir más lejos, cuando llegó el primer tanto de Millonarios, el aurinegro pasaba por uno de sus mejores momentos en el partido. Motivado por un inicio de complemento que lo tuvo como protagonista, los de Arias fueron y con peligro.
Aunque ese aspecto también lo hizo quedar un tanto desbalanceado en la defensa y lo pagó caro porque primero Perlaza y luego Cortés le dieron la estocada a un partido al que le sobraron 25 minutos y en el que el equipo cafetero se floreó con pelota dominada con movimientos pendulares que desesperaban tanto a los jugadores como a los hinchas mirasoles en las tribunas.
¿Peñarol hizo méritos por el gol? Por supuesto que sí, porque el primer tiempo fue parejo, porque ambos se repartieron la pelota y porque Matías Arezo lo tuvo a los 5’ con un toque a colocar que se fue apenas ancho.
También es cierto que el hincha aurinegro se tomó la cabeza cuando a los 18’ Leonardo Castro apareció solo dentro del área y con el arco libre tocó por encima del horizontal.
En la última de la primera parte, lo volvió a tener el joven delantero mirasol tras un disparo cruzado de Homenchenko que lo encontró en el segundo palo, pero que Arias interceptó justo para evitar el tanto.
El aurinegro no hizo mal las cosas hasta el final de la primera parte porque Kevin Méndez se hizo el eje de los ataques con la pelota dominada, porque Santiago Homenchenko fue clave con su ida y vuelta y porque Abel Hernández gestó fútbol para él y también para sus compañeros jugando más de enlace que de “9”.
En el 4-3-1-2 que presentó Peñarol, al que más extrañó el mirasol fue a Sebastián Rodríguez quien quedó lejos del área rival, más allá de que eso potenció tanto a Homenchenko como a Damián García que hicieron mucho desgaste por bandas.
Pero todo lo que Peñarol había hecho hasta los primeros minutos del complemento, se desmoronó tras el primer gol de Millonarios que a partir de ahí se adueñó de la pelota y el aurinegro corrió atrás de ella y como si eso fuera poco, mientras buscaba el empate sufrió el segundo que fue un baldazo de agua fría.
Alfredo Arias hizo cambios y buscó modificar un poco lo que se veía en cancha y es cierto que un poco por las variantes y otro poco porque el equipo colombiano se sentía cómodo con el marcador, el aurinegro tuvo sus chances para poder, al menos, descontar.
El Pato Sánchez, uno de los cambios que hizo Arias, lo tuvo a los 66’ con un disparo de media distancia que se fue apenas ancho.
También lo tuvo Rolan a los 84’ cuando una buena jugada de Rossi terminó en un centro del joven atacante que encontró al delantero que remató de primera y de volea provocando una gran atajada de Montero.
Y cuando las cosas no salen, no salen. La prueba más clara fue la última pelota del partido cuando Arezo dejó de cara al gol a Abel Hernández que quedó mano a mano con Montero, pero su tiro se fue por arriba.
Cardozo, minutos antes, evitó la goleada cuando Leonardo Castro quedó mano a mano con el guardameta y tocó a colocar. El arquero se estiró y la mandó al tiro de esquina.
Un golpazo, eso fue lo que sufrió Peñarol en el Estadio Campeón del Siglo y los motivos son muchos. Porque recibió seis goles en dos partidos, porque sigue sin ganar en la Copa Sudamericana, porque está último en su grupo y porque ya dejó puntos jugando en casa, sabiendo que en este tipo de torneos ganar unidades como local es clave.
Le toca levantar cabeza y saber que ahora se viene un partido muy importante por el Torneo Apertura, pero también con el conocimiento de que en lo internacional sigue en el debe tras los dos primeros juegos.