PorSofía Berardi
Su padre era entrenador del fútbol infantil de Casupá, así que mientras él dirigía, Edgar Elizalde (23), que tenía cuatro, entrenaba con los mayores, mientras no existía su categoría. Nació en Montevideo, pero se crió en Florida y cuando tenía 10 empezó a viajar a la capital para entrenar en la escuelita de Wanderers. En simultáneo jugaba en el baby de City Park -que tenía convenio con las juveniles del Bohemio- y cuyas canchas eran aledañas.
El paso por las inferiores de Wanderers fue a la velocidad de la luz para Elizalde, que jugó medio año adelantado en Quinta, luego pasó a Tercera con edad de Sub 16 y tras siete encuentros, con el envión de la salida del defensor Diego Barboza, lo subieron a Primera División, bajo la dirección técnica de Jorge Giordano.
Mientras tanto realizó todo el proceso de selecciones, donde fue parte del Sudamericano Sub 17 en Chile, selección que no logró clasificar al Mundial y quedó afuera en fase de grupos, pero sí lo logró con la Sub 20. En ese viaje al Mundial de Polonia le tocó neutralizar al noruego Erling Haaland.
“En la fase de grupos estábamos con Honduras, Noruega y Nueva Zelanda. Habíamos visto en los videos para estudiar el rival que era un nueve potente, pero ni sabíamos quién era, no existía en ese momento. Nos sorprendió, pero no esperaba que explotara así. Se puede decir que lo marqué. Ganamos y no hizo ningún gol, eso es lo importante”, rememora Elizalde, que anhela la selección, y afirma: “Ahora lo extrañás, capaz que cuando estabas no lo valorabas tanto, no caías”.
No llegó a debutar con el primer equipo del Bohemio tras ser adquirido por el Pescara (Serie B). “Me hubiese gustado debutar en Wanderers, no sé si estaba pronto”, confiesa Elizalde de ese momento, en el que también compartía con Maxi Araújo y Bruno Méndez. Unos meses antes había viajado a Italia para hacer una prueba junto a Francisco Ginella (hoy en Nacional). Poco después hizo la pretemporada y lo compraron.
Sin conocer el idioma ni el país, en Pescara, Elizalde fue apadrinado por los uruguayos Gastón Brugman y Jaime Báez. Le había gustado a Zeman, el DT de ese entonces, que había pujado por su compra. “Se arriesgaron un poco, yo no tenía tanta madurez”, sostiene el defensa entre risas, pero al técnico lo echaron y el nuevo no lo tomó en cuenta.
Salió a préstamo a Catanzaro (Serie C) para jugar, pero el DT que lo había pedido también fue despedido por problemas con la dirigencia y Edgar volvió a Pescara. Llegó la pandemia, Italia sufrió mucho y después de meses de incertidumbre y otro DT cesado, se salvaron del descenso a la C con Pescara. Al año siguiente no jugó y salió al Juve Stabia (Serie C), donde estaba uno de los entrenadores de confianza.
Ese fue el paso previo a Peñarol. “Una alegría enorme, siendo hincha, mis viejos, mi abuela. Era una presión, pero un sueño. Mucho nerviosismo al momento de llegar, pero me sentí muy cómodo. Llegué cuando estábamos jugando la Sudamericana, que perdimos la semifinal con Paranaense. Pero ganamos la Anual, el Clausura, la Supercopa”, recuerda Elizalde de su llegada al mirasol. Y continúa: “Jugar la Libertadores era un sueño, ni me imaginaba volviendo a Uruguay tan pronto. Siendo hincha siempre fue un sueño, pero por irme joven a Italia, no creía”.
Si volvería al mirasol, “sí, obvio”, responde. “Soy hincha. Disfruté mucho la vuelta con mi gente”. Tras levantar varias copas en 2021, Elizalde empezó la temporada 2022, pero le quedaba un año con el club italiano luego de finalizar el préstamo. “No quería volver, no me daban confianza, era joven, necesitaba más madurez”.
Independiente le ganó la pulseada a Peñarol
Peñarol se interesó para comprarlo, pero Independiente se puso en contacto con su representante y le dijo que quería toda la ficha. ”Quería cambiar de aire a una liga más competitiva, por más que cuando llegué el club estaba muy desorganizado. Sabía que la exigencia de la liga me iba a ayudar a crecer. No me arrepiento de haber venido”, asegura el defensa, que se encuentra en un club con una severa deuda.
“No está peor que cuando llegué, pero ahora salieron a la luz las deudas”, responde a si la realidad actual es aún más complicada. “Estábamos en la posición 25 de 28. Dije ‘está salado acá’”, añade de la parte deportiva. Para unirse al Rojo lo convenció la llamada del DT de ese entonces, Eduardo Domínguez, pero el transfer no llegó a tiempo para debutar en el clásico con Racing, encuentro que perdieron. Cesaron al técnico y Elizalde volvió al karma de los técnicos. “El director deportivo era Daniel Montenegro, él tuvo problemas con la dirigencia y se llevó al otro DT interino. Nos dirige otro entrenador un partido y luego llegó Julio Falcioni. Ahí tuvimos una racha positiva”, explica Edgar.
En octubre de 2022 ocurrió el cambio de dirigencia (salen Hugo Moyano y Héctor Maldonado). “Ellos tenían mucha fuerza, pero al club lo tenían maltratado. A partir de ahí asume (Fabián) Doman y está tratando de arreglar todo el desastre que dejaron. No está peor porque han podido pagar algunas deudas. Lo que si no arrancamos bien el campeonato”, dice Edgar, que recibe su sueldo mensualmente sin problemas.
Y continúa: “Están al día. Esa deuda es de otra cosa, las deudas chicas la están saldando. Las otras son complicadas y seguro necesitan una venta. Yo también soy de la casa ahora, si tengo suerte me meten en el paquete”.
Sebastián Sosa, Martín Campaña y Gastón Silva también están en la lista de uruguayos a los que Independiente debe dinero. Por Elizalde, repartidos en Pescara, el grupo representante del jugador y los derechos de imagen, el Rojo debe un total de US$ 769.427. “A Seba ya se lo están pagando o ya arreglaron el medio de pago. No me metí mucho. En su momento me preocupó porque es mi trabajo, pero yo venía por jugar en una liga más competitiva. De exigirme más y como mejora personal, no venía solo por el dinero”, explica.
El domingo Independiente se quedó sin DT tras los ocho partidos al mando de Leandro Stillitano. Ayer entrenaron con Pedro Monzón (dirige la reserva) y Elizalde volvió a entrenar a la par del equipo tras operarse del menisco de la rodilla izquierda en febrero. “Estamos a la espera del siguiente técnico, es una lastima porque el otro era muy bueno. No tuvimos suerte. Ningún equipo nos superó, fueron detalles. Era cuestión de ganar un partido”.
Con Stillitano el Rojo perdió dos, empató cinco y ganó uno. Los primeros tres Elizalde jugó de titular, pero luego se lesionó. Ahora se siente más cómodo porque volvió a su profesión natural, como central. El año pasado debió jugar como lateral en busca de sumar minutos.
Uno de los cambios que notó al cruzar el charco fue la intensidad del hincha. “Son muy seguidores, pero a veces son muy pesimistas, mucho nerviosismo, como en todo cuadro grande. Cuando un jugador no le gusta a la hinchada se lo hacen sentir. Conmigo la gente no tiene ningún problema”.
Un apodo que no es
“Es mentira eso”, dice Edgar al consultarle si lo apodan “volcán”, y explica: “Después de terminar mi primer partido un amigo me escribió ‘buena volcán’. Y yo ¿por qué volcán? ‘No sé, en la tele te dijeron así. Ahí la tiene Elizalde, sabés que le dicen el volcán’. Ese periodista encajó esa”.
Proyección
“Como todo uruguayo soñás con volver a la selección, no me desespera tampoco. Quiero seguir mejorando, fue a lo que vine a Argentina y así poder mantenerme, para que no te citen dos partidos y no estar más. Me enfoco en el presente”.