Por Sofía Berardi
"Jugador con más títulos de la historia de Uruguay”, se lee sobre la grabación de pantalla que presenta a la nueva incorporación del Club Atlético Reformers de Juan Lacaze. 25 veces campeón y parte del plantel celeste que levantó la Copa América 2011, pese a quedar fuera del plantel definitorio del Mundial de 2010. Cristian Rodríguez se vuelve a poner una camiseta y se calza los botines que tiene en la chacra de su localidad natal con un objetivo: “chiviar”.

“Hace una hora que estoy dando notas, no buscaba esto. Lo que se dice ‘jugar’.. Voy a chiviar. Tengo arreglado de ir a jugar algún día y entrenar. No es que vaya a practicar todos los días”, comenta el Cebolla a Ovación al ser consultado por el acuerdo con uno de los cinco equipos de Juan Lacaze. “Más que nada no quería volver a viajar y concentrar. Prefiero disfrutar del tiempo en familia, no buscaba meterme en el compromiso de jugar todos los fines de semana”, explica. Tras haber colgado los botines a inicios de este año, siendo Plaza Colonia su último club, sintió la necesidad de alejarse del fútbol, no quería que se hable más sobre él. Lógico, cuando se conoció que dejaría el profesionalismo lo invitaron de “todas partes del interior”, pero no era lo que buscaba.

Reformers, al que le ha ido muy bien en los últimos dos años, no forma parte de sus inicios —como sí Escuela Industrial, donde el Cebolla dio sus primeros pasos, o Independiente, donde jugó un año al baby— pero era un buen lugar para mantenerse en movimiento. ¿Las razones? No implicaba un gran compromiso y tenía el aliciente del ambiente familiar. “Mi ahijado, dos primos hermanos y un amigo de la infancia me invitaron a ir a hacer fútbol sin compromiso. Mi hermano jugó acá. Yo soy hincha de Escuela Industrial, pero no tiene Primera”, explica el Cebolla. Los otros dos equipos de la localidad son La Granja y Peñarol de Juan Lacaze.

Su ahijado tiene 17, se llama Adrián Pérez Rodríguez y juega de 5. “Empezó a jugar tarde, hace tres años, le está gustando. Es muy bueno y sano. La idea es acompañarlo y enseñarle lo que pueda”, expresa el Cebolla, que dice no extrañar “nada” el fútbol profesional. “Estar en el campo y mantener la cabeza ocupada me ha ayudado muchísimo”, dice.

Hasta ahora se mantenía en forma haciendo boxeo y trabajos en el campo. Es de esos estancieros a los que le gusta ensuciarse las manos, y si hay tareas, trabajar a la par. Sus quehaceres en el Chichongo comienzan temprano en la mañana, aunque admite que hay días que abre los ojos cerca del mediodía. Le da de comer a los terneros, gallinas y ovejas. Después recorre el campo a caballo para corroborar que no haya animales abichados o lastimados. “Siempre hay cosas para hacer, hacer pozos, limpiar… No me quedo echado mirando tele”.

Cristian Rodríguez no sigue los temas en agenda y no mira mucha televisión sino es para ver películas. Sin embargo, está al tanto de la llegada de Marcelo Bielsa a la selección. Lo reconocía de escuchar sus anécdotas hasta que lo conoció en persona en un vuelo de Madrid a Buenos Aires. “Es una persona que ama y entiende mucho al fútbol, va a ser positivo para la selección. Espero que podamos salir adelante”, acota el Cebolla sobre el argentino con el que AUF ya tiene un acuerdo deportivo. Bielsa es un DT que conoce muy bien a sus futbolistas y que logra sacar lo mejor de cada uno y Rodríguez, que estuvo 17 años en la Celeste, confía en ello, pero pone un asterisco. “Primero que nada tiene que tener los jugadores en tiempo, no es fácil agarrar un jugador tres días antes porque viene de Europa y enseñarle su táctica. Es muy difícil coordinar así. Con el tiempo se da. Le pasó a la Argentina que hoy es campeona del mundo, hace unos años atrás no querían a nadie, puteaban a todo el mundo, no querían a Messi”

“Espero que en este proceso nuevo vuelva a ser esa selección familia que era antes”, confiesa el Cebolla, que siguió el Mundial de Qatar en el que Uruguay quedó eliminado en fase de grupos y se anima a sacar una conclusión del flojo pasaje: “Por ahí se pensó que iba a ser más fácil por la calidad de los jugadores que tenemos, pero es un Mundial, las otras selecciones son las mejores del mundo, no jugás con un equipito, son los mejores jugadores del mundo, no te perdonan, todos tienen la ganas de ganar”, dice el volante, a la vez que recuerda su pasaje: “Cuando veo los partidos me traen muchos recuerdos. Fueron 17 años, varias generaciones. Para mi es un orgullo haber estado en la selección vieja y en la nueva, de jugar con Paolo Montero, Nahitan Nández, Federico Valverde”.

Archivo El Pais

Sobre la selección que inicia el largo camino al Mundial 2026, si bien el cambio empezó en Qatar, aún pueden dar un paso al costado máximos referentes, aunque ya hay candidatos para reiniciar el proceso. “No sé si está bien o está mal, es un recambio que pasa en cualquier club o selección, lleva su tiempo formar un grupo lindo, es bravo cuando vienen nuevos, lleva su tiempo conocerlos. Esta selección ya hizo un recambio y quién te dice que en dos o tres años podemos tener una selección más firme”, opina.

Cuando la Celeste quedó afuera del Mundial habló con Diego Godín, que es de los amigos y excompañeros con los que sigue en contacto. Pero cuando se juntan no hablan de fútbol, más bien la temática que estilan es otro de sus puntos en común: el gusto por el campo. También suele charlar con Josema Giménez y Nicolás Lodeiro. “No soy mucho de juntarme, con el tema de que vivo en el campo y no me gusta moverme mucho”, explica.

Cristian se fue del país con 18 años. Vistió camisetas como las del PSG, Porto, Atlético de Madrid, Parma, Benfica, Gremio e Independiente. Hoy iguala a Edinson Cavani y Luis Suárez en títulos (25), pese a que sus compatriotas aún están activos. Pero no es un tema que al Cebolla le quite el sueño. “No hablamos del tema, para mí es lindo estar en la historia del fútbol uruguayo, pero tampoco me llama mucho la atención. Si compito con dos cracks mundialmente conocidos es un orgullo”, dice, y agrega: “Voy a ver si salgo campeón con Reformers si me lo cuentan”.

La de Reformers será una camiseta entre muchas que cuelgan en el museo doméstico del Cebolla. “De a poco le vamos agregando detalles”, explica, y añade: “Tengo de todo: pelotas, canilleras, banderines, las camisetas con las que jugué”. Los recuerdos estaban en la casa de su madre, que se los “entregó” hace poco. Quería que sus hijas lo tengan.

Lola tiene ocho y es una potencial mediocampista rústica. “Le gusta el roce y el choque, siempre jugamos cuando viene. Juana (la pequeña) está para las pinturas. Si Lola encara para el fútbol puede tener futuro. Es algo que lleva en los genes”.

Quien supo llegar la cinta de capitán mirasol está al tanto del club del que será hincha “hasta que muera”. De vez en cuando ve a Peñarol y dice que “viene bien, pero esto recién arranca. Siempre es difícil porque hay muchos cambios en el Clausura, es bravo sostener el plantel”. Rodríguez tampoco es ajeno al difícil momento de Plaza Colonia. “No viene bien, es bravo remarla de atrás y estar con la cuerda en el cuello porque sabés que no podés perder. Pero tiene camino por delante”, evalúa sobre el Pata Blanca.

Plaza fue sacar el pie del acelerador después de una salida de Peñarol que estuvo lejos de ser de ensueño para lo que había significado el jugador. Cristian continúa en contacto con exjugadores mirasoles y actuales. “Con Thiago (Cardozo) hablé con ayer (por el martes) que fue papá, con el Vasquito (Aguirregaray), con el Mono (Pereira) y el Mota (Gargano), que se fueron, siempre hablamos”, sostiene. También tiene relación con la dirigencia y con el presidente Ignacio Ruglio, ya que el club abona mes a mes la deuda que aún posee con el jugador.

“Ayer hablaba de la salida con el Lolo (Estoyanoff) y estamos tranquilos y contentos de que en esa etapa vendimos muchos jugadores, ayudamos a juveniles, al club le entró mucha plata”. “Eso siempre va a pasar”, responde a si le parece que a él y a los casos similares no se los cuidó a la hora de poner un punto final. Y continúa: “Uno tiene que dormir tranquilo sabiendo que estando en el club hizo todo lo mejor que pudo, ayudé a muchos compañeros que les fue bien, hicimos cosas lindas en el club. Fui muy frontal con los dirigentes y por ahí no me querían tener, me fui de la manera que me fui, no quería, obvio, pero no hay nadie más grande que la institución, ni jugador, ni dirigente ni presidente”.

Ariel Colmegna

Por el momento no le gustaría cumplir funciones en el club. “Cuando Peñarol me dijo de no seguir, me ofreció un trabajo en el club y ahora Ruglio me dijo que si quería trabajar en lo que sea, que lo podía hacer. Pero dije que no. Estoy un poco cansado del fútbol y por eso me abrí”, explica el Cebolla, y remarca su buen vivir: “Ahora estoy en el campo, feliz con lo que hago, disfrutando que no hablen mal de mí. Eso me molestaba mucho, pero es el fútbol y la sociedad. Uno se come garrones que no merece, por eso estoy en el campo, no se habla de mí y lo disfruto. Estoy orgulloso de la carrera que hice, duermo tranquilo y disfruto de lo que más me gusta”.

Foto: Mateo Vázquez.