La Clave
La actualización del precio del combustible, decretada por el actual gobierno, y que entra en vigencia hoy lunes, ha generado malestar del transporte y de la producción. En particular, los sectores se quejan por cómo ha evolucionado el precio del gas oil, un elemento clave para el transporte y el agro, que desde que asumió el gobierno parece mantener una disparidad creciente con el precio internacional. Inyectando en sectores clave, una distorsión que daña la competitividad.
Fue título de este diario la seguidilla de incidentes violentos protagonizados por el gremio de la pesca. Algunos, incluso, con ostentación de armas de fuego. Todo fue negado por ese gremio, que ha desatado un conflicto irracional, que ha perjudicado en millones a todo el país. Según ellos, es todo complot de la “derecha antisindical”. En las últimas horas se han difundido imágenes de peleas en la zona portuaria, entre gente desconocida, y obreros que querían pescar. Inaceptable.
En las últimas horas ha surgido un debate realmente aldeano, donde alguna gente critica a un militante liceal por comer en McDonalds. A nadie escapa que se trata de alguna forma de una contradicción entre las ideas de ultraizquierda que suele empuñar ese tipo de militante, y la realidad de comer en el lugar más emblemático del capitalismo “yanki”. Pero peor que eso, es caer en el infantilismo de juzgar a alguien de 20 años por cambiar de opinión en cosas como esa.
El politólogo/historiador Gerardo Caetano ha pasado pésima semana. Es que un error histórico grave, pronunciado en un documental del gobierno lo dejó mal parado. Lejos de amilanarse y pedir disculpas, Caetano dobló la apuesta, y dijo que le pegan porque hay un sector de “las derechas” que le tiene “odio”. Tal vez Caetano confunde odio con cierta pérdida de respeto profesional ante quien ha usado su disciplina más para objetivos partidistas que para aportar conocimiento.
La salida del jefe de Policía de Río Negro era algo inevitable. El jerarca, convencido que era una especie de jefe político al estilo del 900, tuvo actuaciones e hizo declaraciones políticas, completamente inaceptables. Más propias de un barrabrava de redes sociales, que de una figura institucional relevante. Se procesa así una nueva renuncia en un gobierno que está siendo marcado por las caídas en desgracia permanentes. A una por mes, el saldo ya es muy preocupante.
Los estudios sobre la calidad del agua potable que se consume en la zona metropolitana, siguen dando resultados preocupantes. Según publicó ayer este diario 44 de 59 muestras de OSE incumplen parámetros para trihalometanos, una sustancia que puede tener efecto cancerígeno. Mientras eso ocurre, seguimos debatiendo de forma politizada sobre la inversión que se requiere para mejorar el tema. Y hablando como si el estado fuera garantía intachable de buen servicio.
A pocos días del comienzo de una nueva Expo Prado, los números del sector agropecuario llenan de ilusión. Salimos de una zafra agrícola que rompió récords, y el precio del ganado y de otros productos estimula a la inversión. Nuevamente, se puede percibir cómo el principal sector de la economía empuja al país al desarrollo. La gran cuestión en estos casos es qué puede hacer el estado para potenciar a partir del empuje del agro, el desarrollo general del país.
La patética polémica reciente en el Parlamento por los insultos cruzados entre los senadores Da Silva y Viera ha dejado en evidencia un tema de fondo: el peligro que implica el llamado “delito de odio”. Se trata de una categoría impuesta en nuestra ley con las mejores intenciones. Pero, como muchas veces pasa con eso, el resultado es lamentable. Este tipo de tipificación es una violación inaceptable a la libertad de expresión, y termina banalizando temas que son muy serios.
La noticia de que la compañera de fórmula de Guido Manini Ríos, Lorena Quintana, abandona Cabildo Abierto, es apenas el último capítulo de un proceso de implosión en esa fuerza política. Hay varias razones que lo explican, pero pocas más claras que el rol triste que viene jugando la menguada bancada de ese partido en el Parlamento. Donde sus diputados se han convertido en vagón de cola de un gobierno que está en las antípodas de lo que CA representó para sus votantes.
El conflicto en la pesca parece haberse terminado, pero no es así. La noticia de que un grupo de sindicalistas impidió a un barco salir a trabajar, porque no tenía el personal que ellos exigen llevar, es muy grave. Y más allá de la intervención del gobierno, debería ameritar la actuación de la Fiscalía. ¿Desde cuándo un sindicato tiene derecho a imponerle a un empresario quién puede y quién no trabajar en su barco? Es un escándalo, pero además es una amenaza ilegal.
El efecto que está generando la plataforma china Temu en el comercio uruguayo es devastador. Al punto que el gobierno estudia colocar algún gravamen para equilibrar la competencia. Ahora salen voces que reclaman por los costos del país, y critican las medidas. Una cosa no quita la otra. Una cosa es fomentar la competencia y liberar el ingreso de compras del exterior. Otra es hacerle el caldo gordo a una empresa apoyada por un estado que no respeta las normas básicas.
La polémica por los insultos durante la interpelación del ministro Fratti ha sido exagerada. El Parlamento siempre ha sido un lugar de debates acalorados, donde han habido peleas y hasta armas de fuego. Por lo cual es algo llamativo el nivel de sensibilidad ante un par de insultos. El tema es que eso parece más bien consecuencia de la falta de nivel de nuestros políticos (reflejo de lo que ocurre en la sociedad), donde es más fácil insultar, que apelar al sarcasmo o la ironía.