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Fractura social y nueva pobreza

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Editorial

El problema que está teniendo este aparato ideológico oficialista es que la realidad rompe los ojos, y por tanto, todo su relato izquierdista es cada vez menos convincente. El cuento que quiere hacernos creer que hay menos indigentes, por ejemplo.

El metódico y serio informe del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) sobre "fractura social y nueva pobreza urbana en Montevideo (2007-2016)" que acaba de publicarse, es una muy buena noticia: porque analiza un tema social, urbano y político de primer orden, con independencia y buen criterio, y porque de esta forma pone en tela de juicio al relato oficialista que en estos años ha prevalecido sobre la realidad social del país.

Sabido es que en las últimas décadas todo el relato de la evolución social nacional ha sido monopolizado por la burocracia universitaria izquierdista. La narración que se ha extendido es simplificadamente más o menos la siguiente: hubo un tiempo de feroz neoliberalismo durante los años 90 que hizo aumentar la pobreza, la desigualdad y la indigencia; a partir de 2005, el solidario Frente Amplio alcanzó el poder y con medidas populares nunca antes llevadas adelante, logró revertir las consecuencias de las malvadas políticas blanqui-coloradas, por lo que trajo así la felicidad a un pueblo que ahora es menos pobre y vive en un país más igualitario que antes.

Sabido es que ese relato no se sostiene con ningún dato estadístico objetivo, real y público, sino que se deduce de una voluntad política que interpreta la realidad social con fines electorales pro- frenteamplistas. Y sabido es también que en toda esta operación ideológica han ocupado lugares relevantes muchísimos investigadores vinculados a la Universidad de la República. Por cierto, a partir de 2005 todos ellos han recibido buenos aumentos de salarios, cuando no, además, se beneficiaron de contratos estatales vinculados al gobierno, de forma de legitimar y extender todo este discurso que en realidad es enteramente partidario. Pero el problema que está teniendo este aparato ideológico oficialista es que la realidad rompe los ojos, y por tanto, todo su relato izquierdista es cada vez menos convincente. El cuento que quiere hacernos creer que hay menos indigentes, por ejemplo, choca contra la evidencia, que todos vemos, de más gente viviendo en las calles y pasando necesidad.

En este particular contexto político y electoral, el CED publica su informe y sacude de la mejor manera la hegemonía cultural izquierdista. Constata que entre 2007 y 2016 se dio simultáneamente una mejora significativa en los niveles de ingreso y pobreza, y un incremento singular y sostenido de rapiñas y homicidios. Y dice, con naturalidad, lo que todos sabemos pero nadie señala en el relato izquierdista dominante: "Montevideo es una ciudad tremendamente más violenta en 2016 que en 2007 y que en 2003. No por repetido deja de ser impresionante, a pesar de ser una ciudad mucho más rica, con menos pobres y menos desigualdad monetaria, somos una ciudad mucho más violenta con una explosión particular de las rapiñas".

Además, se hace preguntas que la amplia y hegemónica academia izquierdista prefiere eludir: "¿se han reconfigurado las determinantes del delito? y particularmente ¿hasta dónde las mejoras en el ingreso han implicado mejoras en la cohesión social?". Y también se plantea hipótesis de trabajo elementales que son muy bienvenidas, como por ejemplo, que existen nuevos tipos de pobreza que no están logrando ser captados por las metodologías de mediciones tradicionales. En definitiva, señala claramente que hacia el final de esta década progresista se mantienen problemas sociales muy graves.

El CED se atreve incluso a decir lo que todos intuimos, pero que la izquierda quiere disimular porque se trata de la evidencia más terrible de su fracaso social. Señala así que "mientras que se redujo la pobreza y la desigualdad monetaria, la brecha socio-cultural de la ciudad de Montevideo continuó ampliándose. En particular encontramos indicios de esto en los tipos de empleos y en el clima educativo por barrios. Mucho más claro es la explosión de las rapiñas y los homicidios en algunos barrios periféricos de Montevideo de formas totalmente desconocidas en otros barrios hasta el momento".

Este informe del CED viene a sacar al país del embotamiento analítico al que lo ha llevado la amplia academia izquierdista vergonzosamente complaciente con el Frente Amplio. Pero sobre todo, explica con mucho coraje ciudadano que las clases populares son las más perjudicadas en Montevideo: ellas son las que sufren comparativamente mucho más que el resto la fractura social y la tragedia de la inseguridad cotidiana.

El CED está mostrando un camino de grandes aportes para el país. Bienvenidos sean todos estos análisis independientes.

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