AFTERWORK

La casa construida por Roberto Cuervo en 1969 siempre fue un trozo de Italia en suelo uruguayo. Su familia mantuvo tradiciones, costumbres y también recetas. Hoy sus preparaciones se degustan en Cuervo, restaurante instalado en Parque Carrasco.

«Entendemos la gastronomía a través del relato, heredamos recetas y las compartimos», dice Rodrigo Flores, quien lleva adelante el negocio familiar en la misma casa de sus antepasados con sus hermanos María Eugenia, Santiago Flores y Andrés Casaravilla.

«Nuestra pizza se hace con tres o cuatro ingredientes, el secreto es que todos son muy nobles», enfatiza Flores y aclara que importan materia prima italiana.

Otra clave de Cuervo es el proceso de amasado y el respeto por el tiempo de fermentado, lo que se traduce en pizzas livianas, con bordes anchos, con mucho aire.

«El horno de barro es el corazón de todo. Una pizza se cocina en un minuto y 20 segundos, a 450°C», puntualiza.

Todas las pizzas de la casa son individuales (rondan los $ 500) y cada una de las 11 variedades se refiere a algún integrante de la familia o a un hecho importante para ellos. La más pedida recuerda a la bisabuela Josefa: tiene mozzarella y ricotta italiana, aceitunas negras asadas y pesto de albahaca y nuez.

El menú de Cuervo se amplió y sumó pastas. El chef Pablo Giudici Moreira le imprimió su toque personal a recetas imperdibles como la lasagna napolitana (rellena con ragú de cordero, espinaca con emmental) que se sirve con salsa Alfredo. Los Fettuccine Sepia (con camarones al ajillo con pimentón ahumado y manteca de lima); los raviolones de salmón (curado con cítricos, ricotta italiana, parmesano y crema de limón) y los raviolones de hongos (ricotta italiana, hongos a la chapa con parmesano y refrito de tomato con alcaparras confitadas y aceitunas negras) son otras tentaciones de la carta.

El restaurante Cuervo tiene capacidad para recibir a 45 comensales, pero llega a los barrios vecinos gracias a PedidosYa.