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Generalmente se habla de las reformas macroeconómicas que se podrían adoptar para que Uruguay no sea “un país caro”, como se afirma, pero poco se habla de las decisiones microeconómicas que también ayudan en tal sentido.
A nivel macro, uno de los factores que más pesa es el atraso cambiario, es decir, el hecho de que el dólar no suba hace que los bienes en pesos signifiquen cada vez más dólares y, especialmente visto desde afuera, Uruguay se perciba como “caro”. Pero, enfocándonos en la microeconomía, el aumento de la productividad empresarial haría que los precios bajen y el país podría ser menos caro. “En concreto, si hay una mejora de la productividad del Estado, habría menos impuestos. Los bienes van a salir más baratos al haber más bajos impuestos gravando las operaciones”, ejemplificó a El País el contador Rodrigo Ribeiro, socio de Consultoría de KPMG.
“Hay que combinar una buena administración de los gastos del Estado, con las mejoras en la productividad”, dijo también a El País Sebastián Fleitas, profesor asistente de Economía en la Universidad KU Leuven, desde Bélgica, quien afirmó que si bien el fenómeno es más complejo, sí hay una relación fuerte a atender entre aumento de productividad y disminución de costos.
Gastos y actualización
La improductividad del sector público se transmite al sector privado y se podría evitar. “Además, no necesariamente hay que bajar los gastos del Estado, sino mejorar la relación entre los gastos y los servicios que provee, y ver cómo estos pueden redundar a favor del sector privado, que es el motor de la economía. Se habla de bajar los gastos pero hay que cuidar no desmejorar los servicios. Si no, se afecta la productividad del privado”, opinó Ribeiro.
Sin embargo, el contador puso más foco en otro factor: la inmovilidad laboral en el sector público como gran peso en contra de la productividad. “Hay que ver quién se anima a tocar ese tema en un país donde el empleo público es importante y hay una visión del Estado benefactor”, dijo Ribeiro, reconociendo que una cosa es el análisis o recomendación técnica y otra la vertiente política a la hora de implementar.
En tal sentido, destacó la importancia de que las empresas, tanto públicas como privadas, inviertan en tecnología para elevar la productividad.
“La Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) está haciendo un buen papel y se puede hacer más”, agregó.
En cuanto las empresas privadas, estas suelen aumentar su productividad cuando se ven forzadas a hacerlo, por ejemplo, por presión ante una mayor competencia. “La apertura comercial (macroeconomía) está muy asociada a las decisiones micro en las empresas, ya que las lleva a tener que ser más eficientes, invertir en tecnología y en personal calificado”, bajó a tierra Ribeiro.
En este momento de cambios acelerados en el mundo, hay que agilizar también procesos de actualización en el empresariado del país, para no quedar no solo caros, sino rezagados. Se podrían promover convenios para traer más knowhow, facilitar el ingreso de entidades educativas o tecnológicas de vanguardia, entrenar al personal uruguayo con terceros para alcanzar una productividad mayor. Esto se lograría con incentivos fiscales específicos para ello, dijeron los analistas.
Para Fleitas, la reforma educativa es vital, sobre todo con la inteligencia artificial que está llegando y que afectará puestos de trabajo. “Mayor automatización es mayor exportación de servicios”, dijo Fleitas, mencionando las oportunidades para Uruguay en la medida en que se desarrolle una actualización tecnológica acorde. De lo contrario, se generará más desigualdad en las empresas y sufrimiento social.
En materia de competitividad, todavía existe un gran espacio para avanzar con los criterios ESG (ambiental, social y gobernanza por sus siglas en inglés), ya que en lo ambiental las empresas uruguayas están bastante bien, pero no en los otros dos ámbitos.
Relaciones laborales
Hablando de temas técnicos que chocan contra la cultura nacional o la conveniencia política, llegamos al de las relaciones laborales, actualmente a flor de piel por las negociaciones colectivas que se están llevando adelante.
Existe consenso entre los expertos consultados en que las relaciones laborales son rígidas en Uruguay y que esto afecta la productividad. Es decir, podrían ser más flexibles para que se eleve la productividad, manteniéndose asimismo un equilibrio con la protección de los derechos de los trabajadores. Es claro que este no es un tema fácil, incluso ante hechos contundentes: “Una reducción de la plantilla porque el mercado así lo requiere, se hace con mucha dificultad en Uruguay, o no se hace”, dijo Ribeiro.
Hay personal no actualizado, “obsoleto”, que mantiene sus puestos sin capacitarse y, ante la imposibilidad real de reducir la plantilla, la empresa va perdiendo competitividad y termina cerrando. “Acá debería entrar más el rol de la seguridad social para que la gente que sale de las empresas esté en condiciones de reinsertarse”, observó Ribeiro.
Otro tema es minimizar el empleo informal -generalmente de baja productividad-, el cual actualmente alcanza el 25%. Con frecuencia, el alto nivel de impuestos (IRPF, Fondo de Solidaridad y demás) que se debe pagar, ahuyenta tanto a empresarios como a trabajadores, quienes optan por desempeñarse en la informalidad, lo que debería llevar a evaluar ciertos tributos.
Inversión
Sin duda, mayores niveles de inversión empresarial están asociados a más empleo. Y los incentivos son fundamentales. Al respecto, Fleitas, advierte “no utilizar los incentivos para fomentar inversiones que se hubieran hecho de cualquier forma”.
En cuanto a la inversión extranjera, esta también se ve favorecida si mejora la inserción internacional del país, lo que impacta en lo micro también y por lo tanto, deben haber buenos mecanismos de ayuda a los sectores afectados. “En economía, sabemos que incluso las reformas que generan aumentos en el bienestar general tienen ganadores y perdedores”, dijo Fleitas. Por eso, la importancia de reformular el aggiornamento de empresas cuando hay apertura de mercados.
Finalmente, la apuesta por la productividad también pasa por la innovación y los emprendedores. Son áreas en las que se está trabajando, pero habría que poner énfasis. “Es tan importante la innovación y el emprendedurismo que se debería evaluar sacrificar ingresos fiscales para esos temas”, concluyó Ribeiro.
Ejes en reformas micro para avanzar
El economista Sebastián Fleitas destacó tres reformas microeconómicas que deberían encararse: la reforma de empresas públicas (que impactan en el sector privado), la mejora de las instituciones de defensa de la competencia, y también mejoras en sectores regulados (que reciben subsidios o excepciones tributarias).
Sobre las empresas públicas, debería mejorar fundamentalmente la gobernanza, es decir, la forma en la que se gobiernan internamente y cómo rinden cuentas a la ciudadanía. “Las empresas públicas no pueden seguir estando sujetas al ciclo político, sus cargos directivos no deberían ser parte del reparto tras las elecciones y utilizadas como plataformas para futuras campañas políticas”, afirmó. Asimismo señaló que las empresas públicas deben transparentar sus costos y subsidios, y analizar la rentabilidad de sus productos y subsidios.
“Deben basar sus precios en los costos y en un retorno al capital, no en las necesidades fiscales”, agregó.
Sobre los temas de defensa de la competencia, reconoció que Uruguay realizó grandes avances, pero existe una “institucionalidad débil para aplicar esas leyes”. En esa línea, señaló que la Comisión de Defensa de la Competencia sigue siendo dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas.
En cuanto a los sectores regulados, Fleitas opinó que en la discusión pública “parece subestimarse el hecho de que Uruguay hace uso extensivo de la provisión privada de servicios financiados en gran parte públicamente”. Algunos de estos sectores son el transporte urbano, la salud y la educación privada, que por sus características “justifican su regulación”, afirmó, pero tienen espacio para mejorar la regulación y con ella la eficiencia. “Eso es fundamental para mejorar la productividad de la economía”, indicó. Adicionalmente, otros sectores no transables, como el transporte de carga, tienen efectos directos sobre los costos de muchas actividades de la economía.
Un aspecto central de estas reformas es que deben existir mecanismos de salida claros para empresas que no son rentables. “Intentar mantener todas las empresas existentes cuando no son rentables implica generar rentas extranormales, usualmente elevadas para las empresas más productivas, e inflar los costos para la población”, sostuvo.