Muchas personas creen que sus jubilacionesse pagarán con sus aportes a la caja de toda la vida; otras no saben que cuando pagan el Impuesto de Valor Agregado (IVA) con sus compras de todos los días (en su supermercado, farmacia y demás), una parte significativa de ese impuesto va al Banco de Previsión Social (BPS).
Lo cierto es que, a pesar de que la discusión de estos temas ha estado en el tapete con la reforma de la seguridad social, existen creencias que se mantienen en la población.
La pregunta que se hizo El País es ¿cuánto de la jubilación se paga con aportes de las empresas y los trabajadores, y cuánto está financiando el Estado vía impuestos y transferencias de Rentas Generales?
El planteo no es de fácil respuesta, dado que depende de muchas variables y situaciones, sin contar que existen varias cajas.
Un informe del Banco Mundial (BM) del año 2018 mostró que el financiamiento del gasto en seguridad social del BPS está compuesto principalmente por aportes patronales y personles (52%), impuestos afectados (28,5%) y asistencia financiera (19,5%).
Sobre todo, la asistencia financiera ha ido en aumento desde esa fecha, a medida que la expectativa de vida de la población ha ido creciendo y, por lo tanto, el tiempo durante el cual se pagan las jubilaciones y pensiones. Es decir, la asistencia financiera es mayor que en 2018 y cada vez más se depende del aporte del Estado para cobrar las jubilaciones.
Por otra parte, es bueno saber que siete puntos del 22% que se paga del Impuesto de Valor Agregado (IVA) van al BPS para que pueda cumplir con sus obligaciones, principalmente el pago de las jubilaciones y pensiones.
Las cifras
Ramón Pampin, gerente de consultoría económica de PwC, comenzó por las bases del sistema de seguridad social para contextuar las cifras que se manejan, en entrevista con El País. “El sistema de pensiones en Uruguay se realiza por diversas ‘cajas’, la más grande es el BPS, que a su vez cuenta con diversas cajas: Industria y Comercio, Civil, Construcción y Doméstico. El vínculo laboral hace que la contribución al retiro en la etapa jubilatoria provenga del aporte patronal y personal, los que aplican a diferentes tasas. Y estas son las primeras fuentes de financiamiento del pago de las jubilaciones que se llaman prestaciones contributivas”, afirmó.
Es decir, a pesar de que han ido aumentando los desembolsos del Estado a las jubilaciones, el aporte patronal y el personal siguen siendo la mayor parte del total.
“Además de los recursos que vienen de los aportes de los trabajadores y empresas —prosiguió Pampin—, otra fuente importante viene de impuestos directamente afectados a la seguridad social; esto es, se asignan siete puntos de la tasa básica de IVA, el IASS y el impuesto a la lotería”.
En 2023 —último dato disponible del BPS—, el aporte por IVA fue de US$ 2.100 millones, el aporte por IASS de US$ 413 millones y el del impuesto de lotería ascendió a US$ 871 millones, según cifras oficiales.
Cabe agregar los aportes por prestaciones contributivas por motivos de invalidez, vejez y sobrevivencia (IVS) al BPS ascendieron a un monto equivalente a US$ 5.100 millones ese año, dijo Pampin.
Foco en el IVA
El economista José Antonio Licandro, en diálogo con El País, hizo foco en que “cada vez que la gente paga IVA con sus compras, por ejemplo, al hacerse de una bebida, una parte va a parar al BPS. Es lo que se llama un impuesto afectado. Hay siete puntos de IVA que van directamente al BPS y los demás impuestos (Imesi, IRAE, IRPF, etcétera) van a Rentas Generales. Cuando al BPS no le alcanza para realizar sus pagos, el Estado cubre la diferencia con Rentas Generales”.
Aunque los siete puntos que van al BPS no son solo para alimentar las jubilaciones y pensiones (también está el pago de seguro de desempleo, hogar constituido, asignaciones familiares y otras transferencias), sí es la mayor parte.

“No tengo la cifra exacta, pero el año pasado el gobierno central le transfirió al BPS más de un punto del PIB, una cifra superior a los US$ 700 millones”, agregó Licandro.
“No todo fue para las jubilaciones y pensiones, pero sí el grueso”, reafirmó.
El economista señaló que los siete puntos de IVA vienen de la reforma de 1995-96, establecidos por el déficit del BPS ya en ese entonces y porque había que financiar la transición del pilar de solidaridad al régimen de ahorro.
En dicha transición el BPS “perdió” esos ingresos, ya que fueron al ahorro individual. “Que la gente no se confunda. Esa plata no es de la AFAP, sino de los trabajadores. La AFAP lo que hace es gestionar el portafolio de inversión para que de la mayor rentabilidad posible”, apuntó.
En ese contexto, Licandro derivó en la advertencia de que, como el déficit del BPS ha ido en aumento en los últimos años (por las razones demográficas ya mencionadas, entre otras), cada vez hay que darle más fondos de la recaudación de impuestos al BPS y, eventualmente, a otras cajas.
“Que la Caja de Profesionales se haga responsable”
Un caso acuciante es el de la Caja de Profesionales Universitarios, la cual cuenta con dinero para pagar a sus afiliados hasta alrededor de mediados de este año, según han dicho sus directores.
Al respecto, Licandro fue categórico: “Es muy lindo decir ‘Que venga el Estado y arregle esta situación, porque lo dice la Constitución’, pero a mí no me parece justo que le vengan a pedir a la población general que les financie la fiesta que tuvieron”.
“Lo que tiene que hacer la Caja de Profesionales es apretarse el cinturón. Los intentos por solucionar que plantean son completamente insuficientes al lado del despilfarro que hicieron en los últimos 25 años. Se comieron hasta las inversiones que tenían”, señaló.
“Es cierto que los representantes del Poder Ejecutivo en la Caja de Profesionales tal vez miraron para el costado, pero las mayorías las constituyen los propios afiliados que votan las directivas. Los afiliados son los responsables de la situación y habría que hacerlos responsables a ellos, no que el Estado, con recursos de la población, tenga que salir al paso”, concluyó.