La turista británica Suzanne Rees, de 80 años, falleció tras ser olvidada en una remota isla australiana durante una excursión de crucero este fin de semana. Se encontraba realizando un viaje de 60 días, valorado en unos US$ 80.000 (casi $ 3.200.000 pesos uruguayos), cuando el barco zarpó sin percatarse de su ausencia.
Según su hija, Katherine Rees, su madre se sintió mal durante un paseo por la isla Lizard, cerca de la Gran Barrera de Coral, y le aconsejaron regresar sola. "El barco zarpó sin hacer recuento de pasajeros. En algún momento de ese trayecto, o poco después, mi madre falleció sola", declaró Katherine al periódico The Australian. Afirmó que la familia está "conmocionada y profundamente entristecida" y criticó la "falta de atención y sentido común" de los responsables del viaje.
Las búsquedas tardaron en comenzar
Según la prensa local, la desaparición de Suzanne se detectó alrededor de las 18:00 (hora local) de ese sábado, horas después de que el grupo regresara al barco. Testigos declararon al Cairns Post que la tripulación comprobó el estado de las personas que habían participado en la actividad de buceo, pero no contabilizó a los demás pasajeros.
La embarcación, que había zarpado de Cairns el día anterior, regresó a Lizard Island alrededor de las 2 de la madrugada del domingo 26, tras ser notificada de la desaparición. Un helicóptero de rescate inició la búsqueda a medianoche, mientras siete miembros de la tripulación rastreaban los senderos de montaña con linternas. El cuerpo de Suzanne fue hallado al amanecer en una zona conocida como Telstra Rock, donde fue vista por última vez.
Las autoridades australianas investigan qué ocurrió y si la turista podría haberse salvado con una respuesta más rápida. Se sospecha que cayó por un acantilado mientras intentaba descender sola.
La Autoridad Australiana de Seguridad Marítima (AMSA) confirmó que fue informada de la desaparición recién a las 21:00 del sábado. Tras el rescate, el cuerpo fue trasladado en helicóptero la tarde del domingo 27.
En un comunicado, Mark Fifield, director ejecutivo de Coral Expeditions, la empresa responsable del crucero, expresó su pesar por el fallecimiento del pasajero y afirmó que la compañía está colaborando con la investigación. «Lamentamos profundamente lo sucedido y ofrecemos nuestro apoyo incondicional a la familia. Seguiremos colaborando con la Policía de Queensland y demás autoridades durante la investigación», declaró.
O Globo/GDA
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