AFP
El papa Francisco, hospitalizado desde el 14 de febrero por problemas respiratorios, muestra “una buena respuesta a la terapia”, indicó ayer sábado el Vaticano en el parte médico sobre la salud del jesuita de 88 años.
“El estado clínico del Santo Padre en los últimos días se ha mantenido estable y, en consecuencia, atestigua una buena respuesta a la terapia”, subraya la Santa Sede, que habla de una “gradual y leve mejoría”.
El líder espiritual de 1.400 millones de católicos en el mundo fue ingresado hace 23 días en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis, que derivó en una neumonía bilateral. Desde entonces, su estado de salud ha sufrido altibajos.
La última recaída tuvo lugar el pasado lunes, cuando sufrió “dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda”, pero, desde entonces, no se ha informado de nuevas crisis. Los médicos se muestran, sin embargo, cautos.
“Los médicos, con el fin de confirmar estas primeras mejorías en los próximos días, mantienen prudentemente todavía el pronóstico reservado”, reza el informe médico.
Esta hospitalización, la cuarta y más larga desde 2021, genera preocupación por los problemas previos que debilitaron su salud en los últimos años: operaciones en el colon y el abdomen, y dificultades para caminar.
La situación plantea además la cuestión de su capacidad para desempeñar sus funciones, máxime cuando el derecho canónico no prevé ninguna disposición en caso de un problema grave que pueda afectar a su lucidez.
Ayer, el primer papa latinoamericano, que siguió sin fiebre, recibió la Eucaristía, rezó en la capilla de su apartamento privado en la décima planta del hospital, descansó y trabajó, dijo la Santa Sede.
Los médicos aún no se pronunciaron sobre cuánto durará el ingreso ni sobre el tiempo de la convalecencia de Jorge Bergoglio, que en los últimos tiempos ha descartado renunciar como hiciera Benedicto XVI en 2013.
Mientras tanto, miles de peregrinos han llegado al Vaticano, para sentirse “cerca” del pontífice enfermo.
Jubileo
La hospitalización del papa coincide con el “Año Santo”, un momento importante de peregrinaje para los católicos que se celebra cada 25 años. Iniciado el 24 de diciembre de 2024, la Santa Sede espera más de 30 millones de peregrinos hasta el 6 de enero de 2026, de los cuales unos 25.000 este fin de semana con motivo del Jubileo del Mundo del Voluntariado.
La plaza está repleta de creyentes de todo el mundo que esperan su turno para recorrer detrás de una cruz la avenida de la Conciliación, rumbo a la basílica de San Pedro. Su objetivo es cruzar la Puerta Santa, abierta únicamente con el Jubileo.