AFP
El papa Francisco, hospitalizado por una doble neumonía, pasó una noche "tranquila", indicó este jueves el Vaticano, horas después de explicar que su estado es "estable", aunque su cuadro clínico sigue siendo "complejo".
El jesuita argentino de 88 años "se despertó y continúa la fisioterapia" en el hospital Gemelli de Roma, apuntó una fuente vaticana, después que un breve comunicado de la Santa Sede indicara que "la noche transcurrió tranquila"
El líder de 1.400 millones de católicos en el mundo fue hospitalizado el 14 de febrero por una bronquitis, que derivó en una doble neumonía, y, desde entonces, ha sufrido varias crisis respiratorias, la última el lunes.
El último informe médico, difundido el miércoles por la noche, indicó que el pontífice, cuyo estado es "estable", no tuvo nuevas recaídas y alternó "reposo y trabajo".
Para ayudarle a respirar, Jorge Bergoglio debía dormir con una mascarilla de oxígeno por tercera noche consecutiva, que cambia durante el día por una cánula nasal de alto flujo, un soporte más ligero.
"Debido a la complejidad de su cuadro clínico, el pronóstico sigue siendo reservado", agregó el parte médico.
Esta hospitalización, la cuarta y más larga desde 2021, genera preocupación por los problemas previos que debilitaron su salud en los últimos años: operaciones en el colon y el abdomen, y dificultades para caminar.
Interrogantes sobre la capacidad del papa Francisco para desempeñar sus funciones
El papa tampoco ha hecha ninguna aparición pública ni se han difundido imágenes suyas desde el 14 de febrero, relanzando los interrogantes sobre su capacidad para desempeñar sus funciones de sumo pontífice.
Francisco, que en los últimos tiempos ha descartado la idea de renunciar al cargo como hiciera su predecesor Benedicto XVI en 2013, se ausentó el miércoles de la principal misa de imposición de Cenizas, que marca el inicio de Cuaresma.
Este rito activó la cuenta atrás de cuarenta días hasta la Pascua, la fiesta más importante del calendario católico y, por el momento, se desconoce si el pontífice, que recibió las cenizas en el hospital, seguirá ingresado para entonces.
Con el papa hospitalizado, el Vaticano entra en "una zona gris"
Desde el alba hasta el anochecer, turistas y peregrinos se unen a la perpetua procesión de visitantes frente a la basílica de San Pedro. Pero el tiempo parece suspendido en el Vaticano sin el papa, cuya hospitalización arrastra a la incertidumbre a la Iglesia católica.
"Zona gris", "vacilación": desde hace tres semanas, el Estado más pequeño de mundo se encuentra en una delicada situación de incertidumbre en la que cada uno intenta continuar sus actividades sin saber qué deparará el mañana.
El pontífice argentino de 88 años, normalmente hiperactivo, no aparece en público desde el 14 de febrero. La ventana del palacio apostólico desde la que recita cada semana el Ángelus lleva cerrada desde hace tres domingos, algo que no había ocurrido desde su elección en 2013.
Los días en el Vaticano transcurren ahora acompasados con los partes médicos que informan por la mañana y la noche del estado de salud del jesuita argentino.
En la sala de prensa, los corresponsales de la Santa Sede cambiaron la sutileza del derecho canónico por los tecnicismos del vocabulario médico como "broncoespasmos" y "oxigenoterapia".
Las recientes crisis respiratorias de papa, que sigue en pronóstico "reservado", dificultan las proyecciones a medio plazo. "Hay una ralentización debida al hecho de que no sabemos qué nos deparará el mañana. Vivimos día a día, no nos tomamos vacaciones", afirma una fuente vaticana bajo anonimato.
"Hay momentos en los que tenemos mucho miedo, otros en los que nos decimos que está remontando la cuesta. Es como una montaña rusa y es muy estresante", afirma.
Cuanto más se alarga, más pesa la hospitalización de Francisco, la más larga de su papado, que alimenta las eternas especulaciones sobre una posible renuncia y las maniobras de preparación de un futuro cónclave.
Sin embargo, hablar de futuro papado con el pontífice todavía vivo es una cuestión tabú, si no indecente. "Estaría fuera de lugar", afirma un funcionario de la Secretaría de Estado. "La verdad es que nadie sabe nada", agrega.
"Es una situación extraña", confirma el vaticanista italiano Marco Politi. "No es el momento de que los cardenales se reúnan en secreto, planifiquen el futuro, porque también hay cierta elegancia en la alta jerarquía católica".
Pero, mientras los fieles rezan, cantan y ponen velas por las noches en la plaza San Pedro por Francisco, en las entrañas del Vaticano se preparan para cualquier escenario.
"Estamos en situación de crisis", dice una fuente diplomática europea cerca del Vaticano, que admite haber "revisado las fichas para el cónclave".
Desde el hospital, Jorge Bergoglio envía señales para demostrar que continúa al mando: escribe a los fieles, habla con sus colaboradores y firma decretos.
Sin embargo, el Miércoles de Ceniza que marca el inicio de la Cuaresma lo celebró desde su cuarto en el hospital, sin participar en la habitual misa en la basílica de Santa Sabina en la colina Aventino de Roma.
Su presencia en las festividades de Semana Santa, en 40 días, son todavía una incógnita.